Núria Parlon ha dimitido de la ejecutiva del PSOE después de recibir un sonoro zasca de Pedro Sánchez. Firmó un comunicado con tres alcaldes socialistas más –Terrassa, Granollers y Castellar del Vallés– para pedir a su partido que no diera apoyo a la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña.
Llamó a Pedro Sánchez, secretario general de los socialistas, para informarle de la carta y para convencerle de que el PSOE se desmarcara de la respuesta del Estado al desafío soberanista. Se quedó de piedra con la respuesta.
Cortar con la ruptura
No sólo no le convenció, sino que éste le sugirió que presentara su dimisión de la dirección socialista porque el PSOE no iba a permitir que la Generalitat siguiera con su proyecto de ruptura, que era necesario volver a la ley para abrir un diálogo.
La decidida respuesta del líder socialista a la intervención de la Administración central en la autonomía catalana tras los hechos de septiembre y octubre sorprendió a la alcaldesa, y no precisamente porque fuera timorata.
Silencio en la ejecutiva
La contundencia de Sánchez no dejó margen a Parlon, que presentó su dimisión de la ejecutiva del PSOE, en la que nunca dijo nada sobre oponerse a la aplicación del artículo 155. De hecho, a la última reunión del órgano directivo del partido no acudió excusándose por problemas de agenda.
Sin embargo, la alcaldesa de Santa Coloma no ha presentado la dimisión de su puesto como integrante de la ejecutiva del PSC, aunque sus relaciones con Miquel Iceta, el primer secretario de los socialistas catalanes, están bajo mínimos porque en la ejecutiva del PSC “Parlon no abre la boca”. O sea, le acusan de no decir en los órganos de gobierno del partido lo que sí proclama en público y a través de los medios de comunicación.
Cultura de partido
En el PSC se le reprocha que “no tenga cultura de partido”, y se recuerda su espantá para dirigir la organización, renunciando a las puertas del consell nacional o sus cambios de posición sobre el derecho a decidir.
Las fuentes socialistas consultadas tampoco olvidan que aceptó el apoyo de la presidenta andaluza, Susana Díaz, cuando concurría en las primarias frente a Iceta, con el que perdió, lo que luego no fue obstáculo para que se convirtiera en una holligan de Sánchez.