«REFERÉNDUM  A ESCALA NACIONAL, LA FÓRMULA MÁS  DECENTE»

Pedro Sánchez no es desde luego el «homo missus a Deo», una especie humana de enviado de Dios inspirado por el Paráclito con el apoyo de las falanges de ángeles macedonios, setenta mil militantes, socios, cargos, altos cargos y pesebristas del Club socialista llegados de una Sociedad civil de centro izquierda en estos tiempos intxicada por los paracaidistas instruidos en Cuba y Bolovia que hace años lucharon en Angola. Socialistas adoradores de la izquierda pura, social demócratas desgastados, liberal socialistas modernos, más una masa inquietante de indecisos silenciosos, surgidos de las clases medias y trabajadoras que pretenden vivir dignamente multiplicando el principio de la igualdad y la solidaridad nacional.Es, cuidado Pedro, el probable líder de los votantes fieles del PSOE de toda la vida, unos cuatro millones de españolas y españoles, que se sienten como tales no solo cuando la Selección Nacional gana o Nadal arrolla a sus rivales. Estoy convencido que los separatistas no se fían ni un pelo de su fórmula federalista ni de ese galimatías de la España de las naciones que no nos uniría sino que España terminaría rota como lo fue Yugoslavia o Rusia. La ciudadanía está agotada de tantos experimentos y enfrentamientos, a veces riñas callejeras, de los partidos y sus generales en jefe, que pretenden pasar de ser generales a caudillos. Soluciones concretas, pactos, consensos, soluciones prioritarias y reformas. Todas las que sean de necesidad y prácticas para que España y sus pobladores sigan la estela de una Europa mejor. Este es el camino. Pero el líder socialista tiene un mal consejero, el blando Iceta catalán, dando saltitos de sardanas adulteradas, que no suenan bien a los jubilados catalanes llegados de otras «nacionalidades» porque recuerdan que fueron explotados, una vez desembarcados de los trenes miserias por la alta burguesía de la derecha corrupta que hoy gobierna con las CUP antisistema que meten miedo al turismo y a los trabajadores de servicios en paro, un turismo defectuoso pero que no se puede incendiar salvajemente para calentar sus llamas el referendúm. Son setenta y ocho mil millones de ingresos en un país que necesita dinero y trabajo La gente sensata y responsable, querido Pedro Sánchez, y los analistas neutrales, ( por cierto, compañero Pedro, tus asesores de imagen deben darte algunas lecciones para mejorar tu imagen de prepotente y de aquí está mi menda que corta el bacalao, el imprescindible ), nos alegramos de los resultados de la última encuesta que informa que el socialismo español, de siglas PSOE, aventaja en cinco puntos a Podemos y se acerca al partido popular de Rajoy. No nos ha sorprendido. La derecha económica necesita urgentemente una refundación y la extrema izquierda populista integrada por media docena de partidos, confluencias y mareas, aclarar si está con España o proyecta convertirnos en satélites de otras naciones neocomunistas que viven al borde de guerras civiles, y posteriormente repartir miseria con el apoyo den un militarismo corrompido y enriquecido. En el otro lado, Rajoy tratando de convencernos que España va sobre ruedas y que hemos salido de la crisis. Está en campaña electoral. Churchill estuvo en el bando de los ganadores de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, y seis meses después perdió unas elecciones enfrentandose a los socialistas británicos, los laboristas.Pero a lo que voy y nos preocupa. El desafío del separatismo catalán, que tiene apoyo social interno y ya algo exterior, como el tirano Maduro, sigue presionando y crispando a la opinión pública. Los últimos actos vandálicos de la CUP, hábilmente dirigidos por asesores vascos, han creado un estado de confusión que irá a más conforme se acerca la Diada o la Liada del 11 de setiembre y la fecha del primero de octubre, que el franquismo también celebraba como el Día del Caudillo. Ellos, los separatistas que se tiran a la calle o dan consignas desde los despachos de los partidos y el Parlamento catalán, buscan un muerto o cargas policiales que den la vuelta al mundo. El Gobierno de Rajoy cree que el Estado de Derecho y el Tribunal Constitucional van a impedir romper la unidad nacional y que no habrá referendúm. Hay asesores de La Moncloa que no lo ven claro. Hay rumores sobre otras vías de salida. Una es la de evitar el referendúm con la intervención de los policías, los guardias civiles y gran parte de los mossos de escuadra, cerrando colegios electorales, urnas y arrastrando interventores hasta la calle en medio de escenas de violencia. Las fotografías darían la vuelta al mundo, los partidos progres de la extrema izquierda montando números de violencia en las calles, otros callados contemplando el panorama frotándose las manos ante el espectáculo. Y los hay que exigen la aplicación del artículo 155 que es una manera administrativa de parar el choque de trenes, aunque este paso no le agrade a las izquierda colaboracionista y a los nacionalistas de otras comunidades autónomas.Y desde hace una dos semanas se ha desatado el rumor fundado, que Rajoy convoque un Referendúm Nacional el mismo día uno de Octubre para que los cuarenta y seis millones de españoles decidan si aplicar la Constitución, con su preámbulo – párrafo tercero – y artículos dos, tres y seis, este relacionado con los partidos: «Su creación y el ejercicio de su actividad son libres DENTRO DEL RESPETO A LA CONSTITUCION Y LA LEY. Crece el criterio de que al menos tres partidos, separatistas y sus confluencias o apéndices de agitación violenta, deben ser declarados fuera de la Ley, con todas las consecuencias, salvo dejar que España termine como en los años de la Segunda República, cuando fue proclamado el Estado Catalán que terminó a tiros y con sangre. No hay que meter miedo, pero nos jugamos el futuro porque todo el país, está gobernado, con unos dirigentes políticos incompetentes, acobardados y explicando que la democracia está al lado de la sedición y los golpes de estado civiles.Y si no hay refrendúm nacional, elecciones generales. La Historia se repite. Mal asunto. Durante los cinco días que he estado en Cataluña he palpado una tristeza y una amargura que presagia unos meses muy duros. La gente de la calle lo tiene claro. No ven a Cataluña gobernada por las CUP , los corrompidos de la derecha pujolista y una Izquierda Republicana sin programa. Su idea básica es dejar que se quemen los otros.Y ellos poner las manos.

JOSÉ JUAN CANO VERA/MURCIA TRANSPARENTE