Hoy por hoy, a UIDM le viene mejor que el nuevo líder socialista sea el próximo candidato electoral, que al Regidor independiente le permita resoplar algo más tranquilo y volver a la negociación más discreta. Así, el Equipo de Gobierno resiste con cierta comodidad un año más, aunque sin la seguridad de llegar hasta el final de legislatura con un mínimo de estabilidad política ni movimientos del «sillón de terssiopelo».
De hecho, fuentes cercanas a la oposición corroboran el bloqueo del retraso de los Presupuestos Municipales a un momento más propicio, si es que llega ésta primavera tras el beneplácito de la «logia caciquil». Como pueblo tenemos un tremendo bloqueo de imaginación política que nos hace incapaces de pensar en otras realidades.
Parece que no somos capaces de salir de la duda o la nostalgia, de mirar al pasado como un tiempo perdido que queremos recuperar o el futuro como uno que tememos. «Cómo voy a olvidarme»…si el olvido es mi memoria… ¿dónde pongo las sombras y dónde están los que sobran?. «Cómo voy a olvidarme»…solo olvidan los bobos que reescriben la historia para borrarlo todo. Sin ser ingenuos deberíamos ser capaces de construir otros relatos e imaginar unidos por el bien común.
«Cómo voy a olvidarme»… de todo aquí y ahora. Hay que tomar decisiones, arrimar el hombro, trabajar y gobernar para todos…no se puede estar en un cargo solo por estar. En el fondo, hay una idea en que socialistas e independientes coinciden desde hace bastante tiempo, aunque la formulen de forma distinta. «Es hora de soluciones».
No se avanza viviendo de las rentas, sino afrontando el día a día con constancia e ilusión, lealtad y eficacia, trasmiten con insistencia varios miembros del Gabinete Municipal, hartos de conflictos internos y empleados tóxicos que paralizan el Consistorio sin vergüenza ni pudor.
El propósito de la burocracia es compensar la incompetencia y la falta de disciplina. «Cómo voy a olvidarme» de los años vividos… no se acaba el camino y aún estamos vivos.
POST SCRPTUM: «El gran problema de ésta época convulsa que nos ha tocado vivir, consiste en que los dirigentes no buscan ser útiles sino importantes».