El Gobierno de Sánchez vuelve a tambalearse y, de nuevo, a cuenta de las “amistades peligrosas” de Dolores Delgado con José Manuel Villarejo. La filtración del audio de una comida en la que ambos se sentaron en la misma mesa, junto a Baltasar Garzón y el ex DAO Fernández Chico, desmienten la versión de la ministra que afirmaba no haber tratado con el ex comisario.
Los comentarios y las bromas que la jueza y el policía se intercambian durante ese almuerzo dejan a las claras la confianza existente entre ambos. Una circunstancia que ya ha sido aprovechada por la oposición para pedir explicaciones o, como en el caso de Pablo Casado, la dimisión de la actual ministra.
En el Gobierno admiten en privado que estas nuevas informaciones dejan en una posición de debilidad a Delgado, quien comparecerá en el Congreso para dar su versión de los hechos. La titular de Justicia, de hecho, se ha visto obligada a rectificar, una vez más, su relato inicial, asegurando ahora que coincidió con Villarejo hasta en tres ocasiones.
Con todo, las fuentes del Ejecutivo consultadas por Confidencial Digital advierten de que lo peor puede estar aún por llegar: “Está claro que Villarejo está detrás de esta filtración. Su punto de mira está ahora en Dolores, pero su objetivo real es acabar con este Gobierno y sacar a Pedro Sánchez de Moncloa. Y no va a parar hasta conseguirlo”.
De “estrategia procesal”…
Los altos cargos del Gobierno consultados explican que, hasta la fecha, el ex comisario ha “contemporizado” con sus filtraciones a los medios. Villarejo, añaden, “guarda un gran arsenal” que, al menos hasta ahora, utilizaba en función de cómo avanzara el juicio contra él. Una “estrategia procesal” que ha empleado en multitud de ocasiones.
Durante el Gobierno de Rajoy “ya lanzó varias píldoras” contra el PP, apuntando sobre todo a antiguos cargos del partido en la Comunidad de Madrid. Entonces, “llevaba poco tiempo en prisión y la causa contra él no avanzaba”. No obstante, los acontecimientos se han precipitado.
El punto de inflexión, afirman desde el Ejecutivo, se produjo el pasado mes de julio, cuando filtró las grabaciones que realizó a Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, en las que la alemana acusaba al rey Juan Carlos del cobro de comisiones y de usarla como testaferro.
El momento de difundir esas grabaciones, cuando el juez que instruye su caso, Diego de Egea, todavía tenía que ser renovado, hizo pensar a muchos de que se trataba de “otra filtración estratégica” para “meter presión”. Moncloa interpretó entonces esa maniobra como un aviso del ex comisario, que guarda “todo un arsenal” contra la monarquía y todos los gobiernos desde la transición.
… a una venganza por Martín Blas
Esas sospechas, afirman las fuentes consultadas, se han hecho realidad ahora. La difusión de las grabaciones a Dolores Delgado, después de trasladar a los medios que el ex comisario y la ministra habían mantenido varias reuniones privadas, deja a las claras las intenciones del mando policial: “Va directamente a por nosotros”.
Los motivos que, según altos cargos gubernamentales, mueven a Villarejo en esta dirección son dos: “Seguir presionando al Gobierno para que intervengamos en su instrucción judicial, cosa que no vamos a hacer; y vengarse por el pacto alcanzado con Podemos, tanto en la moción de censura como para blindar la legislatura”.
Sobre esta última afirmación, desde el Ejecutivo recuerdan que el ex comisario “se la tiene jurada” a Pablo Iglesias y a sus colaboradores por los supuestos vínculos que, en opinión de mandos policiales y de personas próximas al Ejecutivo mantienen con su principal rival dentro de la Policía: el ex responsable de Asuntos Internos, Marcelino Martín Blas, con el que protagonizó la conocida “guerra de comisarios”.
Una guerra que “se mantiene en la sombra” y que ha pillado al Gobierno en medio: “Como Podemos en su día, nos hemos convertido en objetivo de Villarejo”. Una tesis que preocupa, y mucho, a importantes ministros de Pedro Sánchez.
El papel de Baltasar Garzón
En medio de esta crisis, y con toda la maquinaria del Gobierno tratando de salvar a Dolores Delgado, las filtraciones de Villarejo han provocado, también, algunas víctimas colaterales. Una de ellas es Baltasar Garzón.
El ex magistrado de la Audiencia Nacional, uno de los nombres que sonaba con más fuerza para la candidatura del PSOE al Ayuntamiento de Madrid, ha sufrido un importante desgaste por las filtraciones referentes a la ministra de Justicia.
Sobre el papel que tuvo en esas reuniones entre Delgado y Villarejo, las fuentes del entorno más próximo a Garzón afirman a ECD que no hubo ningún tipo de entendimiento con el ex comisario. Y, en referencia a las grabaciones hechas públicas ayer, las fuentes marcan distancias: “son de una comida de 2009 con unos comisarios que acababan de ser condecorados. Son totalmente irrelevantes”.
El ex DAO que no ha hablado nunca con Delgado
En esa comida, además, no estuvo presente otro mando policial que, a primera hora de la mañana del lunes aparecía en las informaciones relacionadas con las grabaciones a Dolores Delgado y Baltasar Garzón: el ex director adjunto operativo Eugenio Pino.
Este confidencial se ha puesto en contacto con el antiguo DAO, quien ha explicado que, en el momento de producirse ese almuerzo, él estaba destinado en Huesca y, de hecho, aún no conocía personalmente a José Manuel Villarejo.
Ambos comisarios no coincidieron hasta abril de 2012, apenas unos meses después de que Pino sucediera al fallecido Miguel Ángel Fernández Chico como director adjunto de la Policía.
Por último, el ex número dos de la Policía ha afirmado que no ha hablado nunca con la actual ministra de Justicia, Dolores Delgado, aunque sí ha mantenido algunas conversaciones con el ex magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón.