Cambio. Por encima de cualquier otra consideración el PP ha optado por el cambio. Las bases del partido señalaron a los dos candidatos que con más claridad representan el futuro del partido: Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado.
Ambos resultaron los más votados en las primarias del PP para escoger al nuevo presidente. La ex vicepresidenta se impuso por 1.546 votos. Con 21.513 papeletas a favor de su candidatura (37%) frente a los 19.967 (34%) del vicesecretario de Comunicación todo queda pendiente de si se produce o no la segunda vuelta, en la que los compromisarios tienen la última palabra en una nueva votación en el congreso del 20 y 21 de julio.
Éste es el debate que se abre ahora con fuerza en el PP. Si se debe respetar a quien han señalado los afiliados en primer lugar o, ante lo apretado del resultado, es necesario un desempate por parte de los delegados. Existe una tercera posibilidad y es que Santamaría y Casado alcancen un acuerdo que evitar esta segunda contienda. La ex vicepresidenta anoche en una intervención en Génova apuntó a esta posibilidad. «Voy a hablar con todos los candidatos», aseguró. E incluso se mostró abierta a integrar a miembros de otras candidaturas «de extraordinaria valía», en referencia al entorno de María Dolores de Cospedal. «Voy a hacer un máximo esfuerzo de generosidad» porque lo que me han pedido los afiliados, dijo, es que «a partir de ahora unidad».
En esta primera votación el PP anhelaba obtener un ganador más claro y lo único que resultó nítido es que Cospedal con 15.090 (26%) ha salido derrotada. Pero su comportamiento ayer no pareció el de alguien que ha perdido. Cospedal piensa hacer valer su resultado. Tenemos que abrir un «periodo de reflexión», indicó en su intervención tras conocerse los resultados, porque «un 26% de los militantes no puede quedar fuera». En esta misma tesis está Casado, que ayer defendió a la secretaria general tanto como lo hizo ella misma. Los dos defendieron con el mismo ahínco la segunda vuelta, que permitirá a los compromisarios elegir entre él o Santamaría. «Creemos en el procedimiento que nos hemos dado», manifestó la ex ministra de Defensa. «Las reglas están para cumplirse», defendió el aspirante de 37 años.
De este modo ha comenzado a fraguarse una alianza entre ellos que puede arrebatar a Santamaría la victoria que ayer le proporcionaron las bases del PP. Desde la candidatura de Casado se reconocía en las últimos días que con Cospedal y sus partidarios es posible alcanzar acuerdos. La negociación se sustenta sobre un hecho que muchos en el PP consideran objetivo: los compromisarios que pueda tener tras de sí la secretaria general nunca se van a alinear con la ex vicepresidenta. Ésa es la baza que pretende jugar Casado.
Pese a haber quedado por detrás de Santamaría, Casado compareció ayer como el gran ganador de la noche, abierto absolutamente a la negociación. Pero no con Santamaría, que ya ha hecho la oferta, sino con Cospedal. Destacó de ella que es «una persona con la que he trabajado muchos años, tengo una excelente relación y consideró que ha obtenido muy buen resultado». El dirigente dio por hecho que su carrera por la presidencia del PP no ha acabado y que puede ganar en la segunda vuelta si tiene el apoyo de la secretaria general. «A partir de mañana tendremos que reflexionar». En ningún caso considera un problema que los compromisarios, en la segunda votación, corrijan la elección de las bases porque la primera ha sido muy reñida. Son normas, aseguró, que imperan en sistemas representativos de todo el mundo. Las candidaturas que no han pasado el corte, insistió, «representan a muchos afiliados y tienen mucha implantación territorial».
El resto de aspirantes han tenido sólo votos testimoniales. El ex ministro de Exteriores José Manuel García-Margallo, 680, y el secretario de Relaciones Internacionales del PP José Ramón García Hernández, 668. Elio Cabanes, 185. En todas sus intervenciones Santamaría se ha demostrado dispuesta a la integración. Pero lo que parece empezar a fraguarse es un frente contra ella. Sobre la ex vicepresidenta recae en estos momentos la responsabilidad de negociar y la asume totalmente pese a la poca receptividad que parece existir en Casado. Cospedal y los compromisarios que controla son claves en esta nueva fase de la batalla. Ayer Santamaría trató de hablar con ella pero justo en ese momento estaba bajando a la sala de prensa. Con quien sí pudo comunicarse fue con Mariano Rajoy que, según ella misma relató públicamente, le recomendó que siguiera como hasta ahora.
La ex vicepresidenta intentó hacer campaña en positivo y en clave nacional, situándose como la mejor alternativa al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
En un recuento de infarto en Andalucía, la región que más claramente había apostado por Santamaría, fue quien finalmente le dio la victoria. Allí, gracias al apoyo que le dio el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, Javier Arenasy Fátima Báñez, logró 5.580 votos (54%) frente a los 2.910 apoyos (28%) de Cospedal. Y ha sido también esta autonomía la que impidió la victoria de Casado, donde sólo consiguió 1.661 papeletas (16%).
En el resto de las grandes comunidades del PP la competición entre los dos ganadores ha sido mucho más ajustada.En la Comunidad Valenciana, Santamaría se hizo con 3.640 votos (43,9%) y Casado con 3.159 (38%). En Madrid sí venció hogadamente el vicesecretario de Comunicación con 4.487 votos (54,4%) seguido por Cospedal con 1.811 (22%) y de Santamaría, con 1.613 (19,6%). El más joven de los aspirantes fue el más votado además de en Madrid, en Islas Baleares, Murcia, Cataluña, Aragón, Navarra y Extremadura y la ex vicepresidenta, en Castilla y León, Canarias, Cantabria, La Rioja, País Vasco y Melilla, al margen de Andalucía yComunidad Valenciana.
Cospedal pudo vencer en Galicia, Asturias, Ceuta, además de Castilla La Mancha. Se esperaba que obtuviera mucho más respaldo territorial y, sobre todo, que fuera más fuerte en su tierra, donde no pasó de un 65,5%.
El estreno de las primarias en el PP convirtió ayer el partido en una batalla campal. Se podía intuir desde hace días, desde la guerra abierta para conseguir avales o las presiones a los afiliados para que se apuntaran y votaran en el proceso. Todo esto ha sido un ensayo de que se vivió ayer. El aparato, los cargos regionales y provinciales, alineados mayoritariamente con Cospedal y Santamaría trabajaron a toda máquina para decantar el voto de los militantes. Papeletas con los nombres puestos en Guadalajara a favor de la secretaria general; indicaciones de votarla en Ciudad Real; presiones en Sevilla y Málaga para que se apoyara a Sáenz de Santamaría y la recomendación de NNGG en Madrid a favor de los compromisarios de Casado. Un partido abierto en canal, que necesitará de algunos puntos de sutura para sanarlo.
Las primarias han tenido además el perverso efecto colateral de que se han aprovechado en varias comunidades para desenterrar rencillas internas. En aquellas donde el presidente regional ha tomado partido, inmediatamente sus críticos se han organizado en su contra para apoyar a otro candidato. En Andalucía se ha vivido una enorme tensión entre los partidarios de Santamaría y los de Cospedal. También en la Comunidad Valenciana. Pero en las dos regiones se ha impuesto finalmente la ex vicepresidenta. Las mayores sorpresas se vivieron ayer en Aragón y Extremadura. En Aragón se daba por supuesto el aval del presidente regional, Luis María Beamonte, a Cospedal pero finalmente por poco margen se impuso Casado. Lo mismo sucedió en Extremadura, pero allí José Antonio Monago sí se pronunció a favor de la secretaria general. Sólo 4 votos dieron la victoria al vicesecretario de Comunicación.
Los barones que han salido mejor parados han sido los que se han mantenido neutrales como Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León. A partir de ahora el PP deberá decidir con claridad cuál es su apuesta de futuro y si debe encabezarla Casado o Santamaría, en virtud de un hipotético acuerdo o de un enfrentamiento entre los dos en el congreso extraordinario. En cualquier caso los barones que no se decantado deberán hacerlo en las próximas horas. Entre ellos, uno de los más relevantes Alberto Núñez Feijóo que ha prometido que no se decantaría por nadie hasta conocer qué dos candidatos pasaban a la siguiente vuelta. En Galicia triunfó Cospedal, que parecía ser la aspirante que más gustaba al líder gallego. Ahora tendrá que escoger. Y lo único que se sabe a ciencia cierta es que no lo hará por Santamaría.
FUENTE: EL MUNDO