Visitó una fábrica de coches, un mercado, una feria de caballos, un “acelerador de empresas”. Acarició perros y yeguas. Se hizo fotos con niños y ancianos. Se interesó por el precio del faisán.

Pablo Casado protagonizó este viernes seis actos en Andalucía, esto es, el doble de los que tuvo el candidato popular a presidirla, Juan Manuel Moreno, y el triple de los que Pedro Sánchez tendrá en toda la campaña. El presidente del PP ha asumido las elecciones andaluzas como una primera vuelta de las generales, multiplicando su presencia en la comunidad y arriesgándose a que unos malos resultados dejen muy tocado un liderazgo recién estrenado.

“Los actos que estoy haciendo no son solo para una campaña andaluza; también sirven para empezar a proyectar nuestras ideas de cara a las municipales y a las generales. Porque esto es una comunidad muy grande [Andalucía es el mayor caladero de votos del país]. Por eso me estoy volcando. En apoyo a Juanma Moreno, pero también lanzando un nuevo proyecto para el PP”, dijo.

Casado hizo estas declaraciones en una fábrica de Renault que eligió como escenario para criticar el anuncio del Gobierno de prohibir los coches de gasolina y diésel en 2040. Porque el líder del PP ha cambiado de territorio, pero no de mensaje. El grueso de sus intervenciones es para hacer oposición a Sánchez, y desde Sevilla habla de Otegi, de “ilegalizar a la organización juvenil Arran, la kale borroka catalana”, o utiliza unas declaraciones de Felipe González para atacar al presidente del Gobierno: “Le mandó [González] un mensaje cuando dijo que rectificar es de sabios, pero hacerlo todos los días, de necios”, subrayó.

Esta estrategia, que el PP ensayó en Galicia con Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijóo, es arriesgada, como admiten algunos cargos populares, preocupados por que un mal resultado de Moreno —sorayista— queme a su líder después de haber recorrido 9.000 kilómetros y participado en 45 actos de campaña. El candidato popular a la Junta fue heredado y los casadistas advierten de que esta es su última oportunidad.

Otros dirigentes del PP creen que Casado estaba obligado a echar el resto en su primer test en las urnas como presidente del partido, para reafirmar su liderazgo, “frenar la sangría de votos” a Ciudadanos y prevenir antes que curar con Vox. Según estas fuentes, la formación de extrema derecha podría perjudicarles en algunas provincias, como Córdoba, Sevilla y Málaga. Casado y Santiago Abascal, líder de Vox coincidieron en la feria del caballo, pero no se vieron.

Los populares sostienen que sus encuestas les garantizan la segunda plaza. Un sorpasso de Ciudadanos en Andalucía sería “devastador” porque podría producir un “efecto contagio” en las siguientes citas electorales. Creen que el 20% del voto se decide en la campaña y buscan a los indecisos.
 
 

FUENTE: ELPAIS