El País contraataca. Los de Prisa no se dejan amedretar por las amenazas de Vicent Sanchis y los abogados de la TV3, que a través de un juzgado catalán intentan amordazar al diario–La separatista TV3 y un juzgado catalán intentan amordazar a El País y éste les responde con un editorial salvaje–.

En un nuevo capítulo de este culebrón, con una guerra soterrada entre unos y otros, escribe este 15 de enero de 2018 Juan Cruz ‘TV3: «No me mires: créeme».

Cruz recuerda lo mal que le ha sentado a Sanchis y al resto de mandamases del canal público catalán lo mal que les sentó el reportaje de Iñigo Domínguezy que fue el que despertó las hostilidades.

Este texto fue contestado por la televisión catalana asegurando en un comunicado que los hechos que trataba «eran inexactos» y que su divulgación causaba «graves prejuicios a la entidad»–El jefe de la TV3 Vicent Sanchis se pone hecho una pantera contra El País y exige a Antonio Caño que rectifique–.

[…] Y como le sentó mal a TV3 el modo que tuvo nuestro compañero de expresarse sobre esos programas, informativos o no, las autoridades de la emisora pública apelaron a los tribunales para que estos actuaran contra este periódico.

Abrieron, pues, una vía insólita que pondrá en guardia no sólo a los periodistas, sino a los propios telespectadores que alguna vez se sientan descontentos con la ética o con la estética de lo que contemplen en sus pantallas.

 

«Así pues, cuidado con ver TV3 y expresar luego una opinión sobre lo que has visto».

No se podría expresar mejor, a la vista de los acontecimientos. Pero hay más.

Íñigo Domínguez documentó su trabajo en lo que emitió la citada cadena, todo lo que dijo tiene que ver con lo que vio. No hizo ficción ni hizo crítica: describió lo que se puede verificar.

Dijo lo que vio, y en todo caso explicó lo que documentaba, lo que le sorprendió, desde el interés porque el ciudadano supiera qué estaba pasando en el principal medio televisivo catalán, de dependencia estatal, durante los momentos transcendentales que se siguen sucediendo en Cataluña.

 

El resultado de ese trabajo se puede poner en contraste con lo que hizo TV3 durante este periodo.

Y es evidente que TV3 decidió por su cuenta y riesgo magnificar hechos o disminuirlos en virtud de los intereses del llamado procès.

Hasta el último instante y hasta ahora mismo TV3 ha hurtado informaciones o las ha colocado en un espejo deformado para que el maldito Estado saliera peor en la foto; al Jefe del Estado, por ejemplo, lo recluyó en el periodo navideño en el canal menos visible para que ese sitio de privilegio, su primera cadena, lo dominara el president en exili

 

Finaliza advirtiendo lo siguiente:

La manipulación a la que TV3 ha sometido a lo largo de estos últimos tiempos todo lo que viene ocurriendo en Cataluña es del dominio público. 

 

Exigir a un periodista que no cuente lo que ve es incompatible con la libertad de expresión.

Perseguir al medio que lo acoge es insólito y responde solo a la intención de TV3 de seguir diciendo lo que le viene en gana sin que ni siquiera le tosan las autoridades que se supone que velan por la idoneidad de su carácter de servicio público.

Decir cómo has visto lo que ves es un derecho. Tergiversar ese derecho es un bumerán que TV3 ha lanzado contra el periodismo quizá porque la emisora estatal catalana quiera suspender el ejercicio del oficio para beneficio de aquellos a los que jalea incondicionalmente.

 

A ver ahora Sanchis y sus acólitos que dicen.

 

 

 

 

 

 

 

 

FUENTE: PERIODISTADIGITAL