Queriéndolo o sin querer, Gabriel Rufián cantó este miércoles la gallina al desvelar que alguien de Podemos, en esos contactos que mantiene la formación morada con ERC y PDeCat, les ha ofrecido la «cabeza» (sic) de José Borrell para que apoyen los presupuestos. Más allá de que Pablo Iglesias y los suyos estén transmitiendo un mensaje real (de Pedro Sánchez) o, directamente, fantaseen, la frase así dicha puede conducir a la confusión… sobre todo a Quim Torra & Cia.
Si Borrell sale del Gobierno será para encabezar la candidatura del PSOE al Parlamento Europeo. Y si se instala cinco años a vivir a caballo entre Bruselas y Estrasburgo, y, eventualmente, Sánchez le consigue una de las siete vicepresidencias de la próxima Comisión Europea, en la que España tendrá mucho más peso por efecto del Brexit, prepárese el inquilino de Waterloo (Carles Puigdemont) para tener la réplica mediática y política in situ que no ha tenido en este año transcurrido desde su tocata y fuga de octubre de 2017.
A quien va a doler la cabeza de verdad no es al hoy ministro de Exteriores porque se la corten, sino al president legitim de la república de Cataluña. Porque, conociendo la testarudez del de la Pobla de Segur (Lérida), cuña de la misma madera que Puigdemont en esa Cataluña rural que les vio crecer, al líder in péctore del PDeCat se le acabaron los monólogos en la Grande Place.
Al titular de la diplomacia española le odian los independentistas por varias razones, pero hay una fundamental: ni el más supremacista podrá negarle nunca la catalanidad universal de la que hacen gala él o Joan Manuel Serrat,Rosa María Sardá o Albert Boadella. Para la lógica racista de personajes como Nùria de Gispert, sí, esa expresidenta del Parlament (¡¡¡) que recomienda a la líder de la oposición Inés Arrimadas«volverse a Jerez» (sic), esto es fácil. Incluso cala entre los muy cafeteros del independentismo CDR. Que se lo digan al pobre Rufián, que basa toda su actividad política en hacerse perdonar entre los suyos el origen andaluz de su familia.
Pero Borrell es otra liga. Ese Borrell que (¡ay!) dejó mudo y tiritando al mucho más preparado que Puigdemont Oriol Junqueras en un conocido debate televisivo a propósito de las cuestionadas balanzas fiscales, no va a ser enemigo fácil para el president legitim.
FUENTE: VOZPOPULI