¿Es esto una locura o un intento de llevar a los españoles a romper el País?. Sí, siempre lo es la identidad que se cierra sobre sí misma. Los psiquiatras lo llaman psicosis. Ya lo versificó Machado cuando hablaba de corazones helados y las dos España. Hemos avanzado, ya somos diecisiete y cuatro buscan desertar. Es una locura contagiosa. Estos que ahora tratan, con apoyo de otros locos fascistas, nazis y yihadistas, forzar un espectáculo desgarrador, son los mismos perros pero con distintos collares que combatieron a la República en los peores momentos, erosionandola. Hubo sangre.Esta vez utilizan otras vías de destrucción en plena crisis económica y de valores que necesitan reformas pero no plomo, discordia y enfrentamientos.¿Qué ha sucedido para que centenares de sacerdotes catalanes y vascos animen a secundar una fechoría política e ideológica, mientras la Conferencia Episcopal pide «dialogo generoso»?. Quizás la Iglesia nos puede dar lecciones de democracia interna y capacidades de diálogo, y de cuantas líneas rojas han montado durante siglos con ayuda de España, hoy afrentada.
Pongámonos firmes. Levantemos los brazos, alcemos la voz unánime y luchemos por las libertades y por un futuro mejor e igualitario. Y como homenaje a nuestro gran país levantemos banderas de paz. Nos da igual si son republicanas o las constitucionales de hoy. Se trata de expresar nuestros sentimientos de unidad porque juntos sí que podemos. Y recordemos aquel bello eslogan pasado de «ESPAÑA UNIDA, JAMÁS SERA VENCIDA». Sin ira. Como esa gran familia que somos. Colguemos banderas al viento.