CARMEN TORRES RIPA
HACE años, Xabier Arzalluz inauguró un lenguaje político, original y muy expresivo, cuando dijo: “Euskadi ha roto aguas”. Este tipo de palabras, tan sumamente conocidas por el mundo femenino, fue totalmente entendido (en una situación que no viene a cuento repetir). Ahora, utilizando la sabiduría del líder vasco, Andalucía en su sala de partos ha recibido a José María Aznar. El embarazo del expresidente del gobierno ha llegado a feliz término. Del paritorio le han llevado a la soledad de una habitación individual, muy soleada dada la edad avanzada del padre. A su lado, tres bebés esperan sus carantoñas: Vox, PP y C’s. Al lado de la cama, el feliz padre (el embarazo ha sido suyo, sin ninguna duda) sonríe beatífico -sin mover ni un pelo del bigote- a la madre adoptiva, Anita, que intenta poner chupetes con mucha azúcar a los tres recién nacidos.
Las flores y los agasajos se multiplican por doquier y don José María los acepta como propios. Marie Le Pen felicita a Santiago Abascal, que ha abierto los ojos en la cuna más grande, mientras sus primeras palabras -ya se sabe que los niños de hoy son tan listos que nacen hablando- son para decir que “Vox no es de extrema derecha, es de extrema necesidad”. Pablo Casado y Albert Rivera, con cunitas casi gemelas y enlazándose las manos, dicen: “Los dos estamos abiertos a Vox en el marco de la Constitución”.
Mientras, Aznar, un poco cansado después del triple parto, se pregunta un poco indignado por qué los políticos catalanes están en huelga de hambre, a fin de cuentas, los catalanes y nacionalistas dieron sus votos al primer gobierno del PP, con lo bien y tranquilo que él hablaba catalán en la intimidad. Esta gente, pensó refiriéndose a sus sucesores en La Moncloa, ha hecho las cosas muy mal. Él, que había metido a España en el euro;él, que había querido ayudar a Bush acompañándole de monaguillo en la guerra de Irak; él, que sufrió un atentado de ETA… ¡Cuántos sufrimientos estaba costando a España la república catalana de los 8 minutos!