Los preparativos para el 1-O, la advertencia de Estados Unidos sobre un atentado inminente, el espionaje a políticos no independentistas… Las pruebas de todas estas revelaciones iban a ser quemadas por los Mossos en una incineradora, pero la Policía Nacional lo impidió gracias a una operación crucial de la que, hasta la fecha, no se conocen demasiados detalles. Se cuentan ahora aquí.

Eran diez cajas llenas de documentos, que finalmente no fueron destruidos.

Todo comenzó, tal y como se supo en su día, gracias al chivatazo de un mossocontrario a las directrices independentistas de la cúpula de la policía autonómica.

El aviso llegó a los agentes de Información desplegados en Cataluña, que fueron los primeros en llegar a la incineradora de Sant Adriá de Besós (Barcelona).

A partir de ese momento, se inició un largo y complicado proceso, en el que que hubo conatos de enfrentamientos entre policías, y luego intercambio frenético de llamadas y mensajes entre la Policía Judicial, los agentes de Información, y los responsables de diferentes Unidades de Intervención Policial, y con el juzgado.

El Confidencial Digital ha tenido acceso a algunas de esas comunicaciones, que permite una reconstrucción precisa de los hechos ocurridos aquel 26 de octubre. Un día en el que los Mossos trataron de eliminar todas las pruebas de la conspiración existente en Cataluña a favor del procés y que, gracias a la actuación de la Policía, hoy se han podido conocer.

Agentes de paisano en las inmediaciones

Tras recibir el chivatazo por parte de un mosso, más de una docena de agentes de los servicios de información de la Policía Nacional, tanto de Barcelona como algunos desplazados desde Madrid, acuden a las inmediaciones de la incineradora, vestidos de paisano, para prevenir cualquier llegada de coches de los Mossos a la zona.

Estos policías, que se personaron desde primera hora de la mañana, fueron los primeros en divisar el convoy y los dos coches patrulla de la policía autonómica que se aproximaban a la planta de eliminación de residuos.

En ese momento, los agentes, liderados por el jefe del operativo, detuvieron a la comitiva de los Mossos en la entrada del recinto.

Según los mensajes y comunicaciones a los que ha tenido acceso ECD, en ese momento se vivió el primer episodio de gran tensión entre los dos cuerpos policiales: “El inspector de los Mossos se puso muy chulo y farruco. Dijo que él pasaba a la incineradora porque no había orden judicial para impedírselo”.

Llegan los antidisturbios armados

Efectivamente, en esos momentos no existía orden alguna por parte de la Audiencia Nacional, aunque la Policía Judicial si estaba informada de lo que estaba sucediendo a las puertas de la incineradora. Así lo explicó el jefe de la unidad de información al inspector de los Mossos: “Esto está hablado con el juzgado”.

Mientras se producía ese intercambio, se pidieron los refuerzos de los antidisturbios, previamente movilizados. Desde las 9 de la mañana se había preparado un operativo, por parte de varias Unidades de Intervención Policial, para dar “refuerzo” a los agentes de información.

“Salimos de la Unidad Cobra 10 -UIP de Tenerife y Las Palmas- con un equipo de mando y un subgrupo, dotado de nueve agentes; y un subgrupo Jaguar -de la UIP de Valencia-”, dice uno de los mensajes de ese momento.

Los mossos apostados en la entrada de la incineradora acusaron a los antidisturbios de “amenazarles con el arma”, lo que provocó esta réplica de los agentes: “Como en cualquier otro lado, la UIP se baja con arma larga en cualquier servicio menos en una manifestación. Es protocolario”.

Tras su llegada, los integrantes de las UIP “perimetraron la zona”, situándose en todos los puntos de acceso a la incineradora, con el objetivo de “impedir la entrada y salida de material inculpatorio”.

Grabaciones y “espionaje” de los Mossos

En esos momentos, en el acceso a la planta de residuos de Sant Adriá de Besós se encontraban más de una veintena de policías nacionales -entre los del servicio de información y los antidisturbios- más los mossos que iban en los dos coches patrulla y en el convoy, incluido el inspector jefe.

No obstante, la policía autonómica pronto recibió refuerzos también: “Aparecieron tres vehículos camuflados. Nos grabaron a todos los policías y al operativo”.

Los agentes de la Policía Nacional, no obstante, no se quedaron de brazos cruzados: “Nosotros también les grabamos”.

Más de dos horas de negociación telefónica

La entrada principal de la incineradora parecía un tablero de ajedrez: las piezas de ambos bandos ocupaban sus puestos y nadie protagonizaba ningún avance, a pesar de las amenazas del jefe de los Mossos. “Estaba bastante nervioso y chulo, pero tampoco ocasionó ningún incidente grave porque se le hubiera detenido con todas las de la ley”, se lee en las comunicaciones.

El responsable del equipo de información de la Policía Nacional estuvo durante todo ese tiempo pegado al teléfono: “Negociaba con el fiscal para que se facilitara lo antes posible la orden judicial. Y,  mientras, abortaba cualquier intentona de entrar de los Mossos”.

Se trabajo, explican los allí presentes, fue clave: “Mantuvo siempre la calma y logró contemporizar hasta que al fin apareció la orden judicial que obligaba a los Mossos a entregarnos todo el material del convoy, distribuido en más de diez cajas llenas de documentos”.

Aparecen las “caras de terror”

Fue entonces cuando el semblante de los policías autonómicos se transformó: “Cambiaron la chulería por las caras de terror”, explican los testigos presenciales.

Su preocupación, tal y como ha quedado demostrado en los últimos días, estaba más que justificada: los Mossos, con el mayor Josep Lluís Trapero a la cabeza, invitaron a Jordi Sánchez y Jordi Cuixart a participar en reuniones previas al 1-O en las que se trataba “información sensible”, y en esos mismos papeles se confirma que no hubo instrucciones a los Mossos de impedir el referéndum ilegal.

La documentación incautada por la Policía Nacional también confirma que los Mossos y el Govern mintieron al afirmar que la CIA no había advertido de un posible atentado terrorista en Barcelona, y revela que la policía autonómica realizaba seguimientos y espiaba a cargos políticos y periodistas.

Unas actuaciones muy graves, que solo se han podido conocer gracias a la acción conjunta de los policías de información, los integrantes de las UIP, y los agentes de la Policía Judicial, que se coordinaron durante unas horas para impedir la quema de unos documentos que van a seguir dando que hablar mucho tiempo.

 

 

 

 

 

FUENTE: ELCONFIDENCIALDIGITAL