La semana del silencio demoscópico deja el horizonte electoral en una situación más endemoniada que los comicios del 28 de abril. El PSOE mantendría a duras penas la cosecha de escaños de hace seis meses (y podría incluso quedar por debajo del listón de los 120) y el retroceso de Unidas Podemos (de hasta diez escaños) no se vería compensado por la irrupción de Más País, que difícilmente obtendría más de tres o cuatro diputados. Es decir, el bloque de los mal avenidos “socios preferentes” (PSOE, UP y ahora MP) sumaría el 10-N nueve escaños menos que el 28-A. Al menos así se desprende del promedio de las principales encuestas difundidas a lo largo de la última semana.

Por el contrario, el bloque de centro y derecha mejoraría ligeramente su cómputo de parlamentarios (de 147 a 153, más los dos de Navarra Suma) y quedaría a un suspiro del empate con las formaciones de izquierda (que se situarían en 156, con permiso del tercer escaño por Teruel, a tiro de piedra de una candidatura local). Eso sí, el centroderecha presentaría una diferencia sustancial: Ciudadanos perdería ahora casi el 50% de su capital electoral (más de siete puntos sobre el 15,9% del 28-A) y obtendría hasta 40 escaños menos (es decir, una merma del 74% de los diputados que obtuvo en abril pasado). Y ese desplome inédito relanzaría al PP como segunda fuerza más votada y catapultaría a Vox hasta una cosecha de escaños impensable hace sólo unos meses.

Investidura imposible: los bloques de derecha e izquierda empatan en torno a 155 escaños, a 20 de la mayoría absoluta

Concretamente, el PP se haría con más de la mitad de las pérdidas de Cs, de forma que superaría con cierta holgura el listón del 20% de los votos y se acercaría al umbral de los 100 escaños, aunque podría quedarse fácilmente en torno a 95. Las expectativas de crecimiento de los populares se verían limitadas por el formidable despegue de Vox (casi cuatro puntos de incremento), que se haría con el resto de las pérdidas del partido de Albert Rivera y rozaría el 14% de los sufragios. Y esa tasa de voto llevaría a la derecha radical a rozar los 45 escaños.

La resultante de esa nueva correlación sería un mapa todavía más fragmentado que el actual y en el que ambos bloques quedarían muy lejos de la mayoría absoluta (a entre 20 y 21 escaños de distancia, lo que reforzaría la capacidad de veto del independentismo catalán). Y con un agravante añadido: a diferencia de lo ocurrido el 28-A, el centroizquierda tampoco sumaría ahora la mayoría absoluta con un partido teóricamente fronterizo como Cs.

De hecho, el estancamiento del PSOE responde al hecho de que apenas recibiría votos huérfanos de Ciudadanos, pero tampoco capitalizaría el descenso de Unidas Podemos.

El hundimiento de Ciudadanos es inédito: perdería el 74% de escaños en apenas seis meses

En al menos media docena de las circunscripciones donde la coalición de Pablo Iglesias obtuvo acta de diputado el 28-A, el retroceso de UP beneficiaría al PP o incluso a Vox en el reparto de escaños. Y, por su parte, Más País no tendría asegurado el segundo escaño por València, pero tampoco por Madrid, donde Podemos parece resistir mejor de lo previsto y, paralelamente, el crecimiento en votos y escaños de la ultraderecha se produciría a expensas de todos los partidos, con la excepción del PP.

Finalmente, Catalunya podría registrar un auténtico tsunami independentista si, tal como indican los sondeos, la irrupción de la CUP no resta votos a las otras dos formaciones soberanistas: ERC, que como mínimo mantendría los mismos escaños que el 28-A, y JxCat, que podría perder un máximo de dos. Esos diputados, sumados a los cuatro que las encuestas atribuyen a la formación antisistema, supondrían un cómputo de hasta 25 escaños, tres más que el 28-A y más de la mitad de los 48 que adjudica Catalunya. Un auténtico récord, que también se trasladaría al porcentaje de voto nacionalista: por primera vez por encima del 40% en unas elecciones generales.

En Catalunya, el hundimiento de Cs beneficiaría también al PP (que obtendría al menos un escaño más que el 28-A) e incluso a Vox, que podría obtener fácilmente su diputado número dos por Barcelona. Los socialistas catalanes, en cambio, podrían repetir resultado (12), mientras que En Comú Podem perdería con casi total seguridad un diputado de los siete que obtuvo en abril.

 

 

FUENTE: LAVANGUARDIA