SEPARATISTAS Y ALIADOS BUSCAN BRONCA O ALGO MAS GRAVE. O ELEGIR ENTRE ESPAÑA Y EL CAOS
La decisión cuasi personal del desmoralizado Rajoy, asediado desde que tomó posesión del Gobierno, por los innumerables casos de corrupción que la oposición aprovechó para arrinconarle ante la opinión pública, coincidiendo con la aparición de PODEMOS que Pablo Iglesias utilizó para desacreditar y erosionar a una democracia con un Ejecutivo en sus horas más bajas, herir gravemente a una izquierda que ha terminado dividida y alentar TODOS los movimientos de agitación callejera empleando sus famosas mareas y confluencias regionales, y presionar los movimientos separatistas regionales con la indudable colaboración de los estrategas de Bildu, un partido vasco de raíces etarras que preside el conocido Otegui, homenajeado por los seguidores radicales de la CUP y Podemos, han limitado las reacciones de un presidente del Gobierno incapaz de maniobrar correctamente y en el momento adecuado para sacudirse el cisma catalán y los que vayan llegando de otras cinco regiones, actitud inexplicable que empieza a preocupar seriamente a la mayoría de los españoles y a Europa.
La decisión de aplicar el artículo 155, parte del mismo, a partir del sábado, dentro de cuarenta y ocho horas, es otro plazo precipitado, cuando se ha tenido más tiempo para ejecutar un plan convincente, eficaz y de autoridad bajo el paraguas del Estado del Derecho y cinco artículos de la Constitución, entre ellos el ocho. Pero el temor, las limitaciones intelectuales el miedo o el pánico a las críticas internacionales, nos ha hecho entrar en un laberinto que hace un año tenia salidas. Lo que sucede en Cataluña no es cuestión de lenguas, cultura y festejos taurinos, sino de poder político para apropiarse del económico y el financiero. El separatismo es simplemente una coartada, el compañero de viaje de un conflicto subversivo para un cambio de Estado desde donde se hostigará a Europa y al mundo occidental. Un sistema en guerra contra otro, el del mundo libre frente al mundo de las dictaduras populistas y los estados islámicos, los tesoreros del petróleo que matan de hambre a sus súbditos y esclavos del mundo laboral. Las tiranías contra las democracia. El Corán frente a las constituciones votadas libremente. Un mundo asilvestrado contra otro más moderado en vías de ser reformado en las urnas no importadas desde la China comunista o Corea del Norte.
La situación no necesita muchos análisis rigurosos. Veamos. ¿En qué cabeza humana equilibrada y razonable cabe que una sola región, al borde de la quiebra económica y de la convivencia dividida en dos mitades que se repelen, imponga sus burdos y oscuros intereses sobre el resto de una histórica nación o país, cuando así mismo, y esto es muy grave, se ha empeñado en un «procéss» amañado, antidemocrático y recurriendo al pucherazo que funcionaba ya en pleno siglo diecinueve y principios del veinte y agitando a las masas para provocar muertos y heridos para utilizarlos publicitariamente a escala internacional y desprestigiar a los españoles, a la nación y al Gobierno que pedía moderación a sus agentes del orden que soportaron todo tipo de represiones y vejaciones?.
La estampa, otra vez, de España, está inmersa en un país ingobernable en la que los factores negativos se fundamentan en valores escasos y hasta delictivos de la masa dirigente que obra libremente protegidos por unas leyes protectoras de una permisividad descomunal. Reflejo de la actuación pública y privada se esconde en la impunidad, convenciendo a los ciudadanos con el latiguillo de que todos somos iguales, que se llamaba picaresca. Los pillos y golfos de estos últimos años han actuado a sus anchas y no hay jueces ni fiscales que frenen este desmoronamiento. En la década de los años treinta, descontrolada la sociedad y sus gobernantes, ya a asesinato diario, por políticos, se puso en actividad la LEY DE DEFENSA DE LA REPUBLICA, medidas que como siempre en este país, se les dio un sentido maniqueo o partidista. Si la II República lo intentó inútilmente gobernando la izquierda no veo porque los constitucionalistas y los demócratas que lo sienten, no ejercen la autoridad tal como se explica correctamente en la Carta Magna.El sabio refrán de que es mejor ponerse rojo una vez que cien pálido, es axiomático, pero nadie se atreve a apretar el botón de la Ley o modificarla para cortar las alas a los delincuentes que proliferan en el mundo mediocre de la política enferma de cuidado. En numerosas naciones políticos de incompetencia manifiesta caen y no levantan cabeza. Aquí se les aplaude, lo he visto en Puerto Lumbreras, en Totana, Cartagena, en Barcelona, en Murcia y vuelven a ser elegidos con mayorías absolutas. Sufrimos una enfermedad crónica, la de Caronte.