A veinticuatro horas de la votación, el presidente del Gobierno sabe que su camino más factible para conseguir el estado de alarma es pactar con Cs.
Faltan veinticuatro horas para la votación y a Pedro Sánchez no le salen las cuentas. Si no pisa el acelerador, se verá abocado a una noche como la que precedió a su investidura. El Gobierno anhela que sean Pablo Casado e Inés Arrimadas quienes le garanticen la prórroga del estado de alarma. Ante el silencio del primero -y el descontento de los nacionalistas-, la segunda puede ser clave.
A primera hora del lunes, el líder del PP, en una entrevista con Onda Cero, dijo que el «estado de alarma ya no tiene sentido». Justo después recibió la llamada de Pedro Sánchez. ¿Qué ocurrió? Génova guarda silencio. Si a esto se suma el «no» de los separatistas catalanes, Moncloa debe cruzar los dedos por la abstención del PNV y garantizarse el «sí» de Inés Arrimadas.
Consciente de que puede ser la llave de la Cámara, la líder de los liberales aprovechó su llamada con Sánchez -celebrada después de las palabras de Casado- para arrancar al Gobierno determinadas medidas económicas y sociales. Si el Ejecutivo las desdeña, Ciudadanos dará la puntilla a la estrategia de PSOE y Podemos.
Mientras, en una maniobra que no ha surtido demasiado efecto, José Luis Ábalos, mano derecha del presidente, carga contra la oposición, a la que culpará de un «caos sanitario» si la votación no sale adelante. Arrimadas lo tacha de chantaje y pide a Sánchez que examine sus propuestas.
«Somos el sello de calidad que necesita», relata un importante dirigente de Ciudadanos a este periódico. «Si nosotros estamos dentro, al PP le será muy difícil posicionarse en contra. Quedarían muy asimilados a Vox. Ellos sabrán si les conviene», desgrana esta fuente.
La crisis del coronavirus ha volado por los aires el juego de mayorías del Congreso. Los nacionalistas, que consideran el mando único un «centralismo innecesario», ya no caminan de la mano del PSOE. Ciudadanos, por su parte, ha recuperado la vocación pactista. Y el PP, a caballo entre el «sí» y el «no», podría quedar enclavado en el mismo barco que EH Bildu si se postulara contra la prórroga.
Arrimadas mantendrá su envite, si hace falta, hasta el mismo día de la votación. Concibe que ha quedado de manifiesto su voluntad de alcanzar el consenso y que, si no sale adelante, Sánchez y Casado deberán repartirse las culpas.
Este mismo martes, durante una entrevista en Los Desayunos de TVE, la líder de Cs, aseguró que su apoyo estaba pendiente de «si el Gobierno quiere rectificar o sigue por la misma senda». Por ello, pidió al Gobierno que desvincule «las ayudas sociales y económicas del estado de alarma». Lo hizo en un mensaje muy duro contra las «amenazas» de Sánchez sobre la alternativa de «caos» al estado de alarma.
El portazo nacionalista
ERC, en cambio, ha dado otro giro a la estrategia posibilista que mantenía en los últimos tiempos . A la tarde de este lunes anunció su «no» a la ampliación del estado de alarma. En plena pugna con JxCat -quien lleva rechazando las dos últimas prórrogas- los de Junqueras optaron por desmarcarse de Sánchez y su gestión de la pandemia.
La «centralización» de la crisis sanitaria y la «militarización» con efectivos de las Unidades Militares de Emergencia desplegados por Cataluña son dos de los elementos que señalan para sustentar el sentido de su voto.
«El estado de alarma no es el mecanismo adecuado. Se ha demostrado que no lo era durante toda esta crisis y así lo hemos denunciado. La centralización ha sido un error. Nos abstuvimos por responsabilidad y para dar un voto de confianza al gobierno español», explicaron.
ERC solo estaría dispuesta a replantear su postura en caso de una «rectificación en la retirada de competencias y espacios de soberanía».
Por su parte, el PNV también supedita el apoyo al decreto de este miércoles «a un pacto con las autonomías que respete sus competencias». El presidente del partido, Andoni Ortuzar, sin embargo, no ha cerrado la puerta a abstenerse en lugar de oponerse como ERC.
De momento el Ejecutivo pone presión sobre el PP, y deja que sus principales socios marquen distancias de las medidas aplicadas. Entre las filas de ERC son conscientes que el «no» a Sánchez puede reforzar su imagen entre los sectores más radicales del nacionalismo sin poner en riesgo la supervivencia del gobierno.
Se trata de una maniobra de equilibrismo político que confía en que PP, con su posible abstención, y Cs, con su voto a favor, no tumben el estado de alarma.
Grupo de Vox
Si este escenario no se produce, Casado corre el riesgo de que equiparen de nuevo su estrategia con la de Vox, que ha rechazado la ampliación del estado de alarma en las sucesivas votaciones. Junto al partido de Abascal, la CUP, JxCat, Navarra Suma y ahora ERC forman parte de los partidos con representación parlamentaria que dirán «no» a Sánchez.
A las puertas de la cuarta votación sobre el estado de alarma el Gobierno tiene cada vez más dificultades para sumar apoyos.
LAURA FABREGAS / DANIEL RAMIREZ