Los éxitos de Ciudadanos han quedado empañados por la mayoría absoluta de los secesionistas. De nada ha servido que Arrimadas haya sumado más de un millón de votos en toda Cataluña, frente a los 736.000 de 2015 —cuando recabó el 17% de las papeletas—. O que se haya erigido como primera fuerza en Barcelona, donde le ha sacado casi seis puntos al segundo (ERC), y en Tarragona. «Por primera vez ha ganado las elecciones en Cataluña un partido constitucionalista», ha celebrado, pese a todo, la candidata, que ha comparecido pasadas las once y media de la noche. «Hoy podemos decir que somos los ganadores de las elecciones», ha sentenciado.
La principal fuerza de la oposición durante la pasada legislatura ha vivido el recuento en el hotel Catalonia Plaza, localizado en la barcelonesa Plaza de España, donde más de 400 periodistas de 108 medios —52 nacionales y 56 extranjeros— se acreditaron para cubrir la noche electoral. El partido ha montado también un gran escenario a pocos metros de allí, ante las grandes expectativas que han rodeado al partido durante toda la campaña. De hecho, ha llegado al 21-D lanzado en las encuestas. «Estamos muy animados, pero todavía hay que esperar», dijo la candidata, a las ocho de la noche, a su llegada al hotel, donde han resonado los gritos de los candidatos cada vez que han arrebatado escaños a los secesionistas.
Pero después, cuando ya se han conocido los resultados, Arrimadas se ha subido al escenario y ha dicho: «Ahora, Vamos a seguir luchando. Y lo haremos con más fuerza, con más votos y con más escaños». Palabras que ha pronunciado entre gritos de «presidenta» y «campeones». «Que nadie se quede en casa sin celebrar la victoria del partido naranja. Es la victoria de la solidaridad», ha continuado la actual líder de la oposición, que ha acabado así: «¡Visca Cataluña, visca España y visca Europa!». «España tiene que derrotar al nacionalismo en las urnas, como hemos hecho nosotros. Y tiene que tener un proyecto de futuro para todos los españoles», ha afirmado Albert Rivera, a continuación.
Ciudadanos lleva más de medio año preparándose para esta cita con las urnas. Con el 96% de los votos a favor, los afiliados de la formación ya reeligieron en mayo a Arrimadas como candidata a unas autonómicas que, en ese momento, ni se avistaban en el horizonte. Comenzó entonces un impasse de espera. Hasta el pasado octubre. Tras el referéndum ilegal, el partido se lanzó a exigir a Rajoy la aplicación del artículo 155 y la inmediata convocatoria de comicios. «Si el Gobierno de España tiene la potestad de convocar elecciones democráticas, que lo haga», dijo Albert Rivera, cuando apenas habían transcurrido 24 horas desde las cargas policiales en los colegios.
Ese fue el pistoletazo de salida. Porque la formación no esperó ni un segundo en ponerse a trabajar de cara al 21-D. La dirección de la campaña recayó en José Manuel Villegas, secretario general y mano derecha de Rivera. A su equipo se sumó Fernando de Páramo, responsable de Comunicación y otro de los hombres de confianza del presidente del partido. Sin tiempo que perder, Ciudadanos desplazó a algunos de sus asesores a Cataluña y diseñó un plan en torno a la figura de Arrimadas. La candidata iba a ser la gran protagonista durante estas semanas. Ella sería la imagen y llevaría siempre la voz cantante.
La principal fuerza de la oposición quiso, además, rentabilizar la imagen de unidad del constitucionalismo que proyectaron las dos grandes manifestaciones convocadas por Societat Civil y, desde el mismo arranque de campaña, se presentó como la «única fuerza capaz de ganar a los independentistas». Sus líderes llamaron al «voto útil» y Arrimadas y Rivera insistieron en que solo la victoria de Ciudadanos podía «acabar con la pesadilla del procés«.
El objetivo era aglutinar la mayor parte del constitucionalismo bajo sus siglas. De conseguirlo, la cúpula del partido creía que estaría más cerca de salir del 21-D como primera fuerza política, ya que los sondeos reflejaban la división del voto secesionista. Junts per Catalunya avanzaba y ERC caía. Y así ha ocurrido este jueves. La estrategia de Ciudadanos ha resultado constante. Pero la tarea de desbancar a los independentistas ha sido imposible.