La elección de compromisarios permitió a Arrimadas sacar músculo. Pero la militancia dejará claro su apoyo este fin de semana cuando vote directamente quién debe ser el líder
Ciudadanos se encuentra ya en la semana clave de su nueva etapa, que empezó este lunes con la reaparición del que fue su presidente durante 13 años. Albert Rivera evitó pronunciarse sobre el proceso interno—tan solo reconoció que su voto «es secreto, aunque un secreto a voces»—, que ya ha pasado su primer test de estrés: la elección de los compromisarios que votarán la nueva hoja de ruta política y los estatutos de la formación naranja en la asamblea del 14 y 15 de marzo. Pero la batalla definitiva se librará el próximo fin de semana, cuando los militantes elijan a su nuevo líder y los apoyos de ambas corrientes queden retratados. El procedimiento no dejará lugar a dudas: un militante, un voto.
La tensión entre los equipos de las dos candidaturas principales —la oficialista de Inés Arrimadas y la crítica de Francisco Igea— se mantiene en sus cotas más altas. A la espera de que el partido confirme un debate de candidatos (que se celebraría en la sede nacional de Ventas a mitad de esta semana), los afines de uno y otro lado se afanan en defender su propuesta.
El resultado de la votación de compromisarios no dejó lugar a dudas: el modelo de Arrimadas contará con una amplísima mayoría de los apoyos en el congreso. De los 355 delegados electos, 277 pertenecen al proyecto de la portavoz parlamentaria. Solo 21 se asocian al de Igea. A pesar de la demostración de fuerza del aparato, los críticos se mantienen en que «la sorpresa puede estar muy cerca» y se agarran a que el porcentaje de voto, en el fondo, estuvo reñido.
El dato del apoyo a las candidaturas no es identificable, al tratarse de listas abiertas con candidatos que, en algunos casos, no dicen con claridad el proyecto al que representan o son directamente independientes. Eso sí, en muchos otros, las candidaturas van unidas a un símbolo que los agrupa a uno de los proyectos (el de Arrimadas o el de Igea). De ahí, que la corriente crítica reproche que los afiliados «están dirigidos» y que, en muchas ocasiones, votan «en bloque». El partido no ha hecho públicos los datos oficiales por provincias, pero hay casos como el de Madrid en el que de los 49 delegados que se eligen, tan solo hay uno de Igea.
Dirigentes de la cúpula naranja aseguran que no hay dudas al respecto y dan por hecho que Arrimadas contará con un apoyo mayoritario. Pero, lejos de asumir esa realidad tras el primer resultado interno, los miembros de la candidatura de Igea aseguran que «puede haber sorpresa» de última hora. Continúan apoyándose en el sistema de elección de compromisarios, sosteniendo que aunque los delegados de Arrimadas salieron elegidos, su porcentaje de apoyo se acerca a los oficialistas.
Las dudas se disiparán cuando los afiliados, tras votar sábado y domingo, elijan la próxima ejecutiva naranja. A diferencia de la elección de los delegados, la militancia está llamada a votar a su próximo presidente y al resto del comité ejecutivo propuesto por el líder (son listas cerradas). Arrimadas se ha rodeado de los principales cargos institucionales de la formación y otros pesos pesados —con la sorpresa de Marina Bravo, diputada en el Parlament, como número dos—, mientras que Igea no ha contado con una sola referencia dentro del partido. Su propuesta como secretaria general es Marta Marbán, diputada autonómica en la Asamblea de Madrid y la primera concejala que Ciudadanos tuvo en la comunidad. El resultado de las primarias se conocerá el lunes.
El único encuentro que se puede producir entre ambos —tras su tenso momento en Valladolid— será en el debate que defienden hacer. Igea incluso propuso el jueves pasado como fecha, aunque la campaña interna no había empezado. Fuentes de la gestora dan por seguro que se celebrará «un coloquio» y que será en la sede nacional. La fecha sigue en el aire —todo apunta a que será miércoles o jueves— mientras los equipos de ambos negocian para llegar a un acuerdo. La idea es que todos los militantes puedan verlo en directo.
Lo que sí temen algunos dirigentes es que el partido salga muy herido de la asamblea. Fuentes de la cúpula reconocen que un congreso no es fácil para ninguna formación porque, entre otras cosas, saca a relucir las tripas, los debates internos y las principales debilidades de cada partido. Aun así, el porcentaje de apoyo que reciba cada corriente será crucial para determinar el futuro de la formación. Dirigentes cercanos a Arrimadas reconocen que un dato preocupante sería si Igea alcanzara el 30% de los apoyos. «Hablaríamos de un respaldo ya muy importante», asumen.
FUENTE: EL CONFIDENCIAL