Año nuevo, vida vieja. Y a las pruebas me remito. No hay más que detenerse un momento a ver lo ocurrido durante la sesión del último pleno municipal del año para entenderlo. Los que todavía tenemos algo de memoria sobre lo ocurrido y noticiado a lo largo de tantos años de profesión lo vemos claro porque nos vuelve a recordar situaciones ya vividas y bien conocidas, tal y como describía hace algunos años el articulista Ángel Montiel, acerca de las sombras de corrupción que han pesado sobre los municipios costeros de la Región de Murcia.

El caso es que, a raíz de lo visto en la última de las representaciones políticas del año en el pleno, no he podido evitar que aquellas viejas imágenes me volvieran a la cabeza. El caso es que los ciudadanos de a pie lo único que hemos visto desde que comenzó esta legislatura es algo que ya se ha comentado desde esta columna de opinión en varias ocasiones. Y esto no es debido a que se tenga ningún empeño en subrayar una u otra idea, la cuestión es que el tema surge de continuo. Es como si, dentro de todo lo que se viene haciendo en esta legislatura el gastar dinero fuese como un tema trasversal, ya saben, en términos educativos vendría a ser eso que sin estar presente de forma evidente en las asignaturas, impregna todo el curso escolar. Pues aquí lo mismo.

Desde que comenzó ésta nueva andadura municipal solo se habla de grandes proyectos que van a traer prosperidad y grandeza a nuestro humilde pueblo cuando, si echamos realmente un vistazo a la actuación integral, lo único que vamos a hacer es asfaltar cuatro calles y dejar cuatro solares. A mi modo de ver, si nos acercamos a esos maravillosos planes de futuro, no hay nada que asegure una mayor calidad de vida para los mazarroneros, por mucho que estemos empeñados en construir y restaurar que, sorprendentemente, es en lo que parece ande empeñado el personal. El tema es que a toda esa fiebre constructora y restauradora municipal le acompañan unos trámites administrativos que todos hemos podido ver en vivo y en directo a lo largo del año que se nos va.

Y no sé ustedes, pero no me digan que no es llamativo que se traigan al pleno municipal propuestas de gasto millonarias sin la documentación correspondiente o el trámite conforme y necesario o que, poco después, se vuelva a llevar el asunto pero con el número de millones cambiado y se nos diga que «no nos va a dar tiempo a gastarnoslos».Y ahí tienen la fonocoteca para el que piense que le estamos engañando o estamos ‘viendo muertos’ donde no los hay.Blanco y en botella, amigo, blanco y en botella. Y así llegamos al pleno del mes de diciembre donde volvimos a presenciar uno de esos espectáculos de los que tal vez algunos piensen que la gente se olvida pronto y luego eso no cuenta a la hora de echar el voto en las urnas.

Como ya saben, el asunto llega tras el recurso contencioso administrativo presentado por el Partido Popular para paralizar la modificación de crédito aprobada el pasado 26 de Octubre, para gastar casi diez millones de euros – que se dice pronto – en inversiones varias. Unas inversiones que ya fueron duramente criticadas por algunos miembros de la oposición que no se ‘tragaron’ la píldora de ‘que es bueno pal pueblo’, esa frase mágica a la que se nos tiene acostumbrados cada vez que tenemos un interés desorbitado por hacer algo que yo creo que ni el que lo proyecta se lo cree. La macro actuación se resumía en 23 proyectos destinados a la mejora de infraestructuras, arreglo de calles y avenidas, incrementar algunos servicios y poner en valor edificios históricos.

En definitiva, que el pueblo tenga mejores servicios y mejore su imagen. La ‘mejora’ de imagen del pueblo pasa por el arreglo de viales que, mire usted por dónde, cualquier ciudadano de a pie se preguntaría si eso no pertenece a otros dineros de los que el consistorio dispone todos los años específicamente destinados a estos fines. ¿O es que nos vamos a poner en plan ‘Era Blaya’ a peatonalizar y llenar las calles de obras?. Recordemos que en aquel entonces se estaba ‘aprovechando’ en esos menesteres el dinero procedente de la venta de las parcelas municipales de Camposol y, ¿a que no se imaginan ustedes?, pues sí, por un capital que ascendía a exactamente diez millones de euros, lo mismo que ahora se va a gastar el consistorio en hacernos a todos la vida más fácil. Curioso el paralelismo, ¿verdad?.

En otra ocasión ya entraremos en detalle sobre las actuaciones planteadas, porque (entre otras) éstas pasan por la compra de la antigua escuela de la C/Ceballos que iría destinada (no sé si decir también que ‘curiosamente’) a archivo municipal, o a la adecuación de los humedales de la Rambla de las Moreras que, como todo el mundo sabe, es una actuación de lo más imperiosa para Mazarrón. El caso es que todas las actuaciones propuestas se podrían haber ido proponiendo de forma ordenada a lo largo de toda la legislatura pero, y volvemos al principio, no es el caso, había que hacerlas todas a la vez y ya. ¿No les parece curioso?. Señoras y señores, lo dicho, ‘año nuevo, vida vieja’. Y feliz año a todos, que éste parece empezar bien agitado.

EDITORIAL «LA VOZ DE MAZARRÓN»