Se cumplieron quince meses desde que el Gobierno de coalición UIDM-PSOE comenzó su peculiar maridaje. Es decir que, a partir de ahora comenzarán las peripecias post tribunales que pueden provocar una trágica separación, un divorcio en toda regla, o quizás una moderna relación abierta sin celos ni verguenza que haga cambiar la dirección de la trama. Efectos demoledores “sin ton ni son”. Va a ser clave este mes de octubre, sospecho, más difícil, enrevesado y contradictorio aún que los anteriores, pandemia incluida (bueno, en realidad, en la pandemia aún estamos), que ya es decir. Quién sabe si el intercambio cruzado de parejas, concluirá en un embarazoso estado de buena esperanza y el posterior alumbramiento, si será un parto asistido con epidural o intervenido con cesárea. O quizás acabe en otro aborto provocado por el “Sanedrín Fáctico” y las “banderías ambiguas”. Lo que es seguro es que algo tiene que ocurrir, como es obligado en toda relación abierta donde tod@s consienten entre sí. Y esta recta final de 2020 dista mucho de los placenteros meses que duró la luna de miel, va a estar cuajada de situaciones que van desde el sobresalto a la pesadilla. Apasionante.

Sucede que este Equipo de Gobierno adoctrinado en el “gatopardismo”, se engendró para un fin y luego han sobrevenido circunstancias muy diversas, impensables, que han hecho, en primer lugar, imposible desligar aquella “anagnórisis política” asociada de modo especial al “pacto de Bahía”, que nos anunciaron crucial y acabó como acabó – revelando la devota impaciencia de los “gerifaltes benefactores” – superiores en obra y espíritu – justificando con barnices de teoría contaminada cada giro del “régimen clientelar”. Y, en segundo lugar, esas mismas circunstancias, más las impericias de algunos ediles, más las rencillas internas –que niegan que existan, pero “haberlas haylas”, más el indudable desdoblamiento gubernativo en dos almas cada día más diferentes, por no decir dos Consistorios, han hecho que el elenco gubernamental esté mucho más achicharrado de lo que correspondería tras quince meses de ejercicio del poder.

Me sigue costando escuchar sin sonreír aquello que, a cada oportunidad que tienen nuestros mandamases y mandaderos, nos sueltan en el sentido de que la coalición está hoy más sólida que nunca. Es como si los padres y padrinos de la futura criatura nos asegurarán que tras producirse la “parida”, si al final llega la buena nueva, vendrá el “desenlace”con acople deliberado que durará tres años y que nada sucederá hasta entonces. No: los matrimonios por lo civil, aún con descendencia, contrato amarrado en despacho influencer y permisibilidad para relaciones abiertas, “si a hurtadillas se moja fuera de la cazuela”, duran lo que duran, y a continuación ocurre, ya digo, algo nuevo no deseado. Lo que de veras me produce perplejidad es que qué poco ha pasado de lo mucho que podría haber (y habernos) pasado.

Ahí están, no obstante, los retos. La supervivencia del pueblo tras la pandemia, cada vez en una deriva más incomprensible. Los económicos, que esa es otra: los partidos no se ponen de acuerdo, y lo muestran públicamente, en las recetas a aplicar. Los sanitarios, porque aquí parece que todo se sustancia denunciando, por un lado, la mala gestión de la C.A,R.M. o el Gobierno Nacional –que son bastante evidentes– y, por otro, los trompicones, la falta de transparencia y los errores locales, que también resultan obvios. Ahora, eso sí: ambas partes nos afirman que vamos a mejor y luego los resultados nos muestran lo contrario.                

Pretender que, “con este cuadro sin marco ni color”, todo pueda seguir igual sin siquiera hacer cambios cosméticos o de fundamentos, con tan solo alguno sutil de pareja y disfraz, me parece una quimera que solamente pueden albergar los cerebros, o las voces, de algunos responsables de este Equipo de Gobierno, que, en el fondo, no de todos, según se me cuenta. Así que espero ansioso el momento del parto y sus consecuencias, sabiendo que lo único que no puede ocurrir es nada, por mucho que nada es lo que les gustaría que ocurriese a quienes disfrutan de esta situación ciertamente embarazosa.  

 

COLECTIVO “EN CLAVE TRANSPARENTE”