Deprisa, deprisa. Así vive Albert Rivera (Barcelona, 1979) el tramo final de la campaña. Superado el debate con discreta nota -fue el gran perjudicado en la mayoría de encuestas posteriores- y con las encuestas vaticinando una caída sin freno ante el 10-N, el líder de Ciudadanos recibe a Vozpópulien su despacho del Congreso para transmitir un mensaje: que es posible la remontada.
¿Por qué ha llegado Ciudadanos a esta sensación actual de que el voto naranja puede acabar en la basura?
A Ciudadanos, desde que nacimos, no nos han regalado nada. Cs nació frente al establishment bipartidista y frente al establishment nacionalista. Los que nos han traído hasta aquí son el bipartidismo con sus decisiones y el nacionalismo intentando destruir España. Y nosotros hacemos una enmienda a la totalidad y decimos no: ni corrupción, ni ‘chiringuitos’ políticos, ni enchufados, ni sobredimensión de la Administración. Es decir, todos los temas que el bipartidismo ha consolidado. Y a la vez decimos que no puede ser que los nacionalistas tengan la llave de España. Cuando tu planteamiento político está enmendando el pacto entre bipartidistas y nacionalistas de últimos 40 años, pues entiendo que tienes muchos adversarios. Incluso alguno se declara enemigo, aunque yo no considero que sea tanto.
¿Le extraña esa situación?
Es normal. Pero la realidad es que en las últimas tres o cuatro campañas electorales se ha visto cómo en la última semana nuestros votos crecen y los indecisos optan por Ciudadanos. Eso lo saben nuestros adversarios, están intentando generar una especie de tormenta para quitarle las ganas de votar a mucha gente.
¿Y cómo reacciona ante ello?
Mi trabajo es el contrario. Ahora veíamos los últimos trackings (encuestas internas) y con dos puntos más de voto, Ciudadanos tiene 20 escaños más. Esos 20 escaños más son decisivos para cambiar el Gobierno o, en cualquier caso, si no fuéramos capaces de cambiar el Gobierno, para desbloquear España y que haya legislatura.
¿Así que considera que el voto naranja sigue siendo útil?
El voto de Ciudadanos es fundamental para dos cosas. Uno, para cambiar el Gobierno, como en Andalucía, donde ninguna encuesta nos daba lo que sacamos ni tampoco la mayoría que hubo. El crecimiento de Cs en la última semana nos dio el vuelco electoral en Andalucía. Yo le digo a los españoles que tengamos esa memoria, que Andalucía fue hace muy poquito y que allí se gobierna desde la moderación, desde el centro, con políticas liberales gracias al crecimiento de Ciudadanos en la última semana. Conozco bien a nuestro electorado, sé que decide al final. Un electorado con capacidad crítica, también cansado y hastiado de la repetición electoral. Como todos, pero especialmente el votante de centro. Los liberales tenemos que ir a votar para que en España pueda haber un cambio político o en cualquier caso para que no haya terceras elecciones.
«Desde el centro y desde los liberales, creo que podemos contribuir mucho a darnos la mano, a mirar al futuro y no al pasado»
Se habla de que su partido necesita que se alcance el 70% de participación. ¿Tienen la sensación de que después del debate se ha estimulado la participación?
Creo que los españoles están pasando un proceso de cansancio, hastío y cabreo que es legítimo. Un país no puede repetir elecciones cada vez que un candidato propuesto por el Rey sea incapaz de formar un Gobierno. Pedro Sánchez lleva cuatro investiduras fallidas (en 2016 y en 2019) y está claro cuál es el problema. Si un candidato no reúne apoyos durante cuatro investiduras, seguramente tiene un problema, porque no sabe formar mayorías. Yo me comprometo a que si puedo formar Gobierno, llamaré a Casado en la noche electoral y en un mes, lo he dicho por escrito y públicamente, podemos formar un Gobierno. Este país no tiene tiempo ni dinero que perder, y las oportunidades pasan por delante. Creo que en esta última semana nos jugamos si hay un cambio de Gobierno, que es fundamental a mi juicio pues Sánchez se ha convertido más en parte del problema que de la solución: ha encallado al país, ha vuelto a separar a las dos Españas ficticias, enfrentadas. Desde el centro y desde los liberales, creo que podemos contribuir mucho a darnos la mano, a mirar al futuro y no al pasado, y finalmente, si no hay cambio de Gobierno, que es una posibilidad, vamos a hablar claro, la diferencia mía con Casado y Abascal es que yo sí que creo que España se tiene que poner en marcha. Casado dijo el otro día que él va a bloquear otra vez la legislatura. Abascal, las veces que haga falta, y yo me pregunto: los demócratas, cuando se repiten dos veces elecciones y no las ganamos ni somos capaces de poner el Gobierno en marcha porque no tenemos mayoría, ¿qué debemos hacer o intentar? Una vez que ha fracaso el intento de ganar en las urnas, creo que hay que buscar una fórmula.
¿Y por qué no se hizo antes?
En la otra ocasión, Sánchez me dijo claramente que su preferencia era Podemos y los separatistas, pero vista la que se ha liado en Cataluña, vista la economía que viene, con España sin presupuestos y el paro creciendo, creo que sería una locura que España estuviera con la economía en manos de Podemos y con la política nacional en manos de (Quim) Torra. A mí me encantaría ser presidente del Gobierno, gobernar o estar en el Gobierno. Creo que esa es la primera opción, la opción buena que acabaría rápido con los problemas, pero también tengo que pensar como estadista y como persona sensata qué sucede si no puedes gobernar.
¿Cuál es la respuesta?
Pues que la oposición tiene que tener un papel y advierto una cosa que es importante. Si conseguimos que Sánchez pierda escaños y, además, no pueda sumar mayoría alternativa con la izquierda y los separatistas, toda la legislatura estará en manos de Ciudadanos y del PP, o de los dos. Eso es importante para que no salgan locuras en una ley, subidas de impuestos o más concesiones a los separatistas. Eso me parece un incentivo para votar a Ciudadanos.
Precisamente, si Sánchez baja de los 123 escaños, ¿cree que debería dimitir?
Cuando un candidato ha fracasado cuatro procesos de investidura y, además, ha sido incapaz de ponerse de acuerdo con sus socios preferentes y se ha negado a negociar una abstención con la oposición, yo mismo se lo ofrecí y dijo que no quería, entonces el problema empieza a ser él. ¿De la dimisión de Sánchez? Él sacó el peor resultado de su partido en toda la historia y consideró que era una noche histórica. En un país normal, el que fuerce elecciones porque dice que quiere mayoría absoluta o más fuerte, y pierde escaños, seguramente eso (la dimisión) es lo que se plantearía.
¿Espera algo de él?
Si soy muy sincero, no espero nada de eso. Ha puesto por delante la ostentación del cargo al ejercicio del cargo. Lo decía el otro día: ser presidente del Gobierno debe de servir para transformar el país, para utilizar las competencias que tienes, para cambiar las leyes en el Parlamento, para dirigir la política económica, no para ostentar el cargo. De hecho, Sánchez, si realmente quisiera gobernar, estaría buscando acuerdos.
¿No lo ha hecho hasta ahora?
Si tú dices «abstente sin nada más», es que te importa un bledo que salgan los Presupuestos, las leyes o las políticas. Es decir, sólo quieres estar en La Moncloa. Esa es la diferencia y por eso creo que Sánchez es un problema.
¿Cree que se le juzga con demasiada severidad por el hecho de ir a segundas elecciones?
Bueno, somos un rival fuerte del bipartidismo y del nacionalismo, y tienes que asumir que van a por ti políticamente hablando. Es curioso que las críticas sean más duras contra un partido que ha tenido un éxito electoral, que ha dicho la verdad a los votantes. Puedo preguntarme mil veces, si hace falta, qué podría hacer para convencer a Sánchez para que hiciera lo que no ha hecho nunca. La realidad es que Sánchez es como es, pero no puedo renegar de haber cumplido mi palabra con los votantes. Es que yo pensaba que la política era eso. Cumplir tu palabra no se puede convertir, a mi juicio, en un problema. En todo caso, el problema es que tengas un candidato (Sánchez) incapaz de reunir acuerdos.
¿Ahora hay otro ambiente?
Desde el centro es más fácil reunir acuerdos que desde los extremos. Desde el centro es más fácil tender la mano a los demás que desde las políticas de los extremos. Y estoy preocupado porque la sociedad española, más allá de los resultados electorales, se polarice y volvamos a rojos y azules. El otro día, en el debate, hubo un momento en el que Abascal reprochaba el golpe del 34, el del 36, y hablaba de la Guerra (Civil), los nazis y Franco. Y me pregunté dónde estamos y si podíamos volver al siglo XXI. Estaban hablando de hace un siglo, cuando ahora la gente no llega a final de mes o no puede pagar la cuota de autónomo. Aparte de los resultados electorales, Ciudadanos tiene que contribuir con un gran resultado para tranquilizar y calmar las aguas políticas. Es decir, volver a la moderación, a darnos la mano. Para mí, un votante del PSOE, del PP o de Vox no son mis enemigos, son mis compatriotas.
¿Y cómo se ha llegado a esa situación?
Creo que Sánchez ha azuzado la bandera del sectarismo y que a la derecha y a la izquierda se tense la cuerda. Creo que podemos contribuir un poco a volver a la moderación y al sentido de Estado, que es lo que hace falta.
«Nunca me he metido en política para tener un escaño ni una tarjeta de visita como presidente de Cs, sino para defender la libertad en todos los pueblos de España»
Habla de un escenario con un buen resultado electoral y un papel importante de Cs para la gobernabilidad, pero habrá barajado un escenario en el que Cs no sea relevante. Se ve una caída en las encuestas. ¿Tiene un umbral de escaños en el que se replantería seguir al frente en Cs o dar un relevo?
No conozco a nadie, que no haya ganado nada, que cuando está jugando el partido piense en perderlo o en el fracaso. No conozco a nadie. Ni a un líder, ni a un deportista, ni a un líder empresarial. Siempre piensas en cómo hacerlo mejor. Es lo que me han enseñado mis padres, mis entrenadores, mis profesores. Y es lo que hago. Si Ciudadanos ha llegado hasta aquí, creo que tiene que ver algo con ese espíritu de no rendirse nunca. Con dos puntos más de votos, tenemos 20 o 25 escaños más, con lo cual eso sería decisivo para que el país se ponga en marcha, así que ni me lo planteo. Dicho eso, y ya lo he planteado en campaña, nunca me he metido en política para tener un escaño ni una tarjeta de visita como presidente de Cs, sino para defender la libertad en todos los pueblos de España, porque amo este país y me duele cuando se lo quieren cargar. Nunca he sido un problema para España ni para Cs, he sido parte de la solución de una manera u otra. Y lo voy a seguir siendo, siempre que lo quieran los militantes de mi partido y los votantes españoles. Por eso digo que la mentalidad es fundamental en la forma de abordar los problemas y en este caso, pensar en grande, en ganar votos, en gobernar nos ha ido mucho mejor que pensar en perder votos o en un mal resultado electoral. Yo, por lo menos, hasta el 10-N me voy a dedicar en cuerpo y alma a que ese incremento de dos puntos de Ciudadanos haga tener a este país un Gobierno alternativo o por lo menos se desbloquee.
¿Hay tiempo para la remontada?
Hay tiempo. Nuestras remontadas siempre han sido en las últimas semanas. Lógicamente, mis rivales políticos no quieren que haya mucha memoria. En Cataluña, Cs ganó las elecciones aunque no pudo formar Gobierno. Y las ganó porque en la última semana crecimos muchísimo en las encuestas. En Andalucía, ni una sola encuesta decía hasta la última semana que podíamos darle la vuelta al Gobierno andaluz. Y el incremento de Cs, no el del PP, que cayó, dio pie a ese cambio. En las últimas generales, no hay que ir tan lejos, estábamos a 15 o 20 escaños del resultado que sacamos. Sólo le quiero pedir a los votantes liberales y de Cs que hagamos lo mismo, vayamos a votar. Entiendo que lo decidan al final, que tengan dudas y que opten y elijan, pero sí les pido que si son liberales, voten liberal.
¿Se está inflando a Vox de manera intencionada?
No lo sé. Recuerdo que en la última campaña electoral, incluso desde Moncloa, llegaron a dar a Vox 50-60 escaños en algunas encuestas y a nosotros 35-40. Finalmente, fueron 57 para Ciudadanos y 24 para Vox. Así que cuidado, porque en los últimos momentos, cuando el centro se mueve, cuando los indecisos se mueven, cuando los liberales deciden su voto, Ciudadanos crece. Es un dato objetivo de las últimas cuatro o cinco elecciones. Y la realidad es que cada día que pasa, podemos mover escaños. Y no para el bien de Cs, sino para el de España, ya que esos escaños pueden ser decisivos para configurar un Gobierno alternativo o para desbloquear España y que no estemos en manos de los separatistas.
¿Con qué sensación salió del debate?
Primero, creo que fue un formato muy marcado por la no comparecencia del presidente del Gobierno en funciones. Es decir, la no voluntad de debatir. Me critican que debatí con todos, pero es que no era un monólogo. Yo fui a debatir y contrastar ideas y contradicciones. Sánchez estaba haciendo un crucigrama. Le preguntamos por los ERE, por los pactos de gobierno, que es fundamental para saber qué votas y cada vez que tenía un problema, sacaba a Franco.
¿Y quién ganó el debate?
Más allá de eso, o de quién lo perdiera, sí que tuvimos todos la sensación de que a quien peor le fue, fue a Sánchez. Un presidente que no sabía debatir, que no quería responder preguntas clave. Si él ha llegado con una moción de censura y no contesta si va a dimitir por los ERE, pues te está dando la respuesta. Si no te dice si va a pactar con los separatistas o con Podemos cuando ya lo ha hecho en muchas CCAA, pues quien calla otorga.
Cuéntenos la intrahistoria del adoquín. ¿Cómo llegó a sus manos?
En el comité electoral (de Cs) es donde surge esa idea cuando hablábamos de Cataluña y de la violencia. Los debates necesitan un símbolo, un icono, algo muy gráfico de lo que sucede. A mí se me han saltado las lágrimas viendo lo que pasaba en Cataluña esos días y cómo volaban esos adoquines. He hablado con el policía que estuvo en la UCI tras quedar inconsciente. Con lo emocional de todo ello, junto al icono que representa, pues dije, por qué no llevar ese símbolo tan barcelonés y de lo que no puede suceder.
El martes le colocaron una diana en el establecimiento de su madre. ¿Cómo vive su familia ese señalamiento?
Con indignación, tristeza y cierta impotencia, porque nunca les pillan. Y no sé qué hay que hacer. Mi madre lleva, 8, 10 o 12 denuncias. Unas por insultos, otras por amenazas, esta última fueron más lejos porque les sellaron con silicona la puerta del negocio. Los autónomos, como mi madre, lo tienen jodido para levantar la persiana cada día, pero si le ponen silicona en la cerradura, encima no puedes abrir tu negocio. Mi madre lo único que hace es currar y que tenga con mi tía un cubo con pintura para cuando le pintan la puerta, o tener que ir a la Policía cada dos por tres…
La diana o el señalamiento de periodistas nos recuerda mucho a las maniobras de ETA en el País Vasco. En Cataluña, ¿ya hay un terrorismo, bien de baja intensidad o de lo que sea?
Donde no hay similitud es en que todavía no podemos afirmar que haya una banda terrorista como ETA. Pero sí que hay un elemento común: el nacionalismo que mata las libertades, destroza la democracia y arruina la convivencia. El nacionalismo ha generado en Cataluña oscuridad y tristeza. La gente se ha retirado la palabra, hemos sido noticia por lo peor. Barcelona era símbolo de ciudad moderna, abierta, cosmopolita. Y veo estas imágenes y me digo que no es la Barcelona en la que nací y la que conozco de las Olimpiadas. Algunos se olvidan de que no se necesita la muerte física como con ETA, pero el nacionalismo es la muerte civil: señala al distinto, al que discrepa, al periodista, a la familia de un político, a un concejal, a un policía, a un juez. Basta ya. España no avanza si Cataluña bloquea el país con la violencia.
Resulta llamativa la presencia de Inés Arrimadas en la campaña: cuatro debates, en el mailing postal aparece junto a usted. En fin, parece que la sucesión está garantizada si hubiera que echar mano de ella.
Ya estuvo en la otra campaña y conseguimos 57 escaños exactamente igual. El ticket electoral funcionó a la perfección. Yo me rodeo de gente muy buena. No me gusta rodearme de gente mediocre para no tener luz a mi alrededor. Quiero gente buena, ya sea Inés Arrimadas, Juan Carlos Girauta, José Manuel Villegas, Marcos de Quinto o Edmundo Bal. O Begoña Villacís, Ignacio Aguado o Juan Marín. No le temamos al talento, sino a la mediocridad. El partido se ha hecho grande con gente que ha venido de la sociedad civil. Quien tema a tener un gran equipo es que es un mal líder.
¿Ciudadanos tendría futuro sin Albert Rivera?
Una de mis aspiraciones es que Ciudadanos gobierne España. A mí me importa más España que las siglas. Yo fundé junto a otros esta plataforma y este partido político para que España estuviera por delante de las siglas, de los ejes de izquierda y de derecha, de los rojos y azules. Es es mi objetivo. Estoy convencido que el centro político tiene que hacerse fuerte. Por primera vez tenemos un partido liberal en España porque la UCD tenía liberales pero no era sólo eso.
Girauta sostiene con mucha firmeza que el Ibex trata de aniquilar a Ciudadanos. ¿Está de acuerdo con esa afirmación?
Juan Carlos es un hombre contundente, valiente y un gran tipo. No suelo perder demasiado tiempo en llorar por las esquinas, sino a funcionar, a ganar, a crear y a sumar gente. Con la que me cae todos los días, estaría con los ‘cleanex’. Sí que es verdad que hubo un momento en este país en el que hubo varias posiciones sobre lo que tenía que hacer Ciudadanos. Sí que dije, como liberal que soy, que me parecía bien que hubiera un informe de una entidad bancaria, que respeto profundamente la patronal o los sindicatos, o lo que opina un editorial de un medio, pero como soy liberal tomamos decisiones libremente, sin que nos condicionen otros. Yo entiendo el liberalismo así. Mis accionistas son los militantes y votantes de Ciudadanos. Si te quieres presentar a unas elecciones y sacar 4,1 millones de votos, pues montas un partido y te presentas, pero no veo a nadie que le diga al PP y al PSOE lo que tienen que hacer. Con el bipartidismo no hay ese intento de tutela y con Ciudadanos han encontrado un partido de liberales y, por tanto, libre. No tenemos mochilas ni los casos de corrupción para que nos apriete nadie. El famoso partido del Ibex, que decían. Pues no hemos recibido ni un duro del Ibex, ni lo queremos de nadie. Eso nos ha dado libertad. Y la libertad es cara, pero siempre vale la pena.
Ha habido una frase del debate muy comentada. El hecho de que quería «enseñar a sus hijos» cuando sólo tiene una hija. ¿Hablar en plural es metafórico o hay algo más detrás?
Es una forma de hablar. Como cuando se dice los abuelos o los padres. Ya sé que se saca punto a todo lo que dices. Es una frase genérica. En todo caso, tengo 39 años…
Sería el mejor apoyo a las políticas de natalidad que lleva Ciudadanos en su programa.
En todo caso, el día que tenga que dar una noticia, no lo harán ni los bulos ni las mentiras ni a través de filtraciones. Ojalá que llegue ese día y la pueda dar yo y mi pareja. En todo caso, sí que me sorprende que se interprete cada una de esas palabras, aunque asumo esa expectativa.
FUENTE: VOZPOPULI