El último Pleno del año volvió a traer la crispación a la política local. Aires de “guerra de guerrillas” por el reparto en el lenguaje de la llamada “política de bandas” cuando la avaricia hizo temblar el “statu quo” programado en los “despachos influyentes”. Se avivó el viejo fantasma del “duelo de clanes” por culpa de los dos grandes partidos del temerario “bipartidismo infiel”. Los que sostienen el sistema y la “red clientelar”. Sus dos pilares centrales, derecho e izquierdo, que venían haciendo posible el “café para todos” que los nuevos partidos hacen peligrar. Aquí y ahora, el PSOE, que manda asociado con un grupo independiente a la derecha del PP que aspira a mandar, ya veremos con quien, se ha dedicado casi en su totalidad, a fomentar atrincherado el revanchismo político y mediático. Y que la relación entre el Equipo de Gobierno y la oposición PP-Cs sea inexistente justo cuando se hace más necesaria que nunca por las terribles circunstancias socio-económicas que la pandemia ha provocado, mientras el debate plenario deviene cada vez más banalizado y bronco.                                                                                                                                                         

Los “gurús fácticos” de PSOE y PP son los culpables, pero unos más que otros. La carga de la responsabilidad para elaborar el “café para todos” recae sobre quien tiene el mango de la cafetera y el café también. El que ocupa el “sillón de tersssiopelo” y ostenta el poder. Al jugar con los sabores, combinados y apetitos con poco aticismo, descarta demasiado pronto el manchado de Cs y se obliga a tomar la iniciativa en la búsqueda de las complicidades aromáticas del café con leche en taza grande del PP bajo el influjo de los magnates (quid pro quo), mantiene en la carta el americano de VOX y deja por momentos sin sabor el “famoso asiático de UIDM”. Una cosa por otra, algo por algo imponiendo el descafeinado progre sobre “lo mío es mío y lo tuyo de los dos” del coñac quemado independiente. Se limita de momento la “barra libre”. El Regidor de la Villa, no ejerce esa función por casualidad. Piensa que el acercamiento no favorece sus intereses o los del sector progre que representa. En vez de facilitar un acercamiento con la formación naranja marca distancias sin contemplaciones y exige lealtad con carácter general.                                                                                                                               

Cuando mayor sea esa distancia y más hondo el foso separador, mejor para el registro electoral del PSOE. Esa es la ecuación táctica en calle Progreso. Por consiguiente, el líder socialista hace lo posible por echar a Cs en brazos del PP. Que ambos se confundan en la extrema derecha. Eso explicaría los portazos al partido liberal y el nulo interés en acusar recibo de los reiterados intentos de aproximación de este. Si el Alcalde los atendiera, dicen sus mentores y correligionarios más acérrimos, estaría regalando a Ciudadanos una vitola centrista de moderación y consenso en un territorio electoral disputado por ambos. Pero se hartará de seguir empujándoles hacia el PP, mientras pregona la resistencia de las ediles naranja a facilitar el diálogo entre los dos grandes partidos.                                                                                                                 

Queda claro que el bipartidismo existe, predomina y mueve los hilos en Mazarrón, pero a puerta cerrada y en privado. En público, y en la calle, no debe ser ya posible hacerlo ni delante de los militantes en los partidos (si los hay y no son funciolistos), ni en el patio de un colegio. El clima político que ha creado el actual Equipo de Gobierno no se va a disipar cuando pase la pandemia porque ha venido para quedarse. El Vicealcalde no deja un solo cabo suelto, presiona y aprieta, mientras consigue lo que el Alcalde-Presidente le consiente por pura conveniencia. Lo cierto e inquietante de todo esto es la negligente crispación de la vida política local, que está derivando hacia un irrespirable ambiente de choque de trenes sin control, con demoledores efectos de notorio desprestigio para la imagen de Mazarrón. Feliz Año 2.021 en estado de alarma y “saludos cordiales”.                                                                                           

 

COLECTIVO “EN CLAVE TRANSPARENTE”