La investidura de Pedro Sánchez pende de dos votos, después del anuncio de la diputada canaria Ana Oramas de pasar al bando del no, cuando su partido, Coalición Canaria, había anunciado el viernes la abstención. La investidura pende de dos votos: las presiones arrecian sobre el diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte , y el diputado de Más País, Íñigo Errejón , se hallaba ayer enfermo con fiebre. Dos votos en un contexto de alta tensión política son hilo de seda. Aún no podemos dar por resuelta la votación del martes.
Hay que prestar atención al giro de la diputada canaria. Hija de una familia de propietarios rurales de La Laguna, en la isla de Tenerife, Oramas no soporta a Podemos. Nunca lo ha ocultado. También hay que consignar que Coalición Canaria no ha salido bien parada del reparto del poder insular después de las últimas elecciones municipales y autonómicas. Entre sus pérdidas figuran el poderoso cabildo insular de Tenerife y los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna (CC amenazó ayer a su diputada con sanciones por cambiar el sentido de su voto). ¿Personalismo? No. La experimentada diputada canaria no suele dar puntada sin hilo. Buena conocedora de las ondas sísmicas madrileñas, Oramas ha querido subrayar con su cambio de posición la fragilidad aritmética de la mayoría parlamentaria que el martes puede elegir presidente a Pedro Sánchez si no hay “accidentes” de última hora.
El cambio de posición de Oramas se inscribe en una ofensiva en toda regla contra la investidura del líder socialista, que incluye el cambio de voto del Partido Regionalista de Cantabria (un diputado), el discurso de los medios de comunicación madrileños que vienen caracterizando como “ilegítimo” el futuro gobierno, las reiteradas apelaciones de I nés Arrimadas –ayer mismo desde la tribuna– a la indisciplina de los diputados socialistas que puedan estar descontentos con los pactos de su partido y el acontecimiento del viernes por la tarde en la Junta Electoral Central, muy pocas horas antes del inicio de la sesión de investidura.
Estrechamiento de la mayoría parlamentaria, llamamientos a la ruptura de la disciplina de voto en el grupo parlamentario socialista, presiones sobre algunos diputados, descalificación sistemática de la legitimidad del futuro ejecutivo, y la resolución de última hora de un tribunal administrativo, partido por la mitad, que ha vuelto a remover los cimientos de la política catalana. El marco se llama “fragilidad”.
Partido Popular y Vox pugnaron ayer por ponerse al frente de ese marco.Pablo Casado intentó taponar a Santiago Abascal con un discurso de alto voltaje cuya textura y contenido muestran el sello y el estilo de la diputada Cayetana Álvarez de Toledo . Un discurso duro, sin concesiones, alejado de los tonos moderados que Casado introdujo en los primeros compases de la pasada campaña electoral, antes de que se incendiasen algunas calles de Barcelona, cuando los sondeos otorgaban un centenar de diputados al Partido Popular. Los acontecimientos de Barcelona propulsaron a Vox, y el viejo Partido Alfa de las clases medias tradicionales españolas tiene hoy un serio problema en su flanco derecho. Ayer quedó totalmente de manifiesto. La clave del discurso de Casado fue la amenaza de llevar a Sánchez ante los tribunales. El episodio de la JEC sólo ha sido un aperitivo de lo que viene.
Hombre de natural templado, Casado tiene agilidad oratoria y sus trallazos pueden llegar a ser estridentes cuando acelera. Formalmente, el presidente del PP llegó a superar en dureza a Abascal, lo cual obligó al líder de Vox a recordar el episodio del “oro de Moscú” en el periodo de la Guerra Civil, argumento recurrente de la propaganda franquista. El discurso de Vox volvió a incluir referencias hostiles a la Unión Europea ante la reciente sentencia del tribunal de Luxemburgo.
Políticamente, Sánchez tiene enfocada la investidura. Discurso socialdemócrata y oferta de un nuevo comienzo a Catalunya. La sintonía con Unidas Podemos fue ayer casi total. Sus acuerdos parecen estar bien soldados. El discurso de Pablo Iglesias , sólido, concluyó con un “Adelante, presidente”. A Iglesias le correspondió agradecer el apoyo de políticos catalanes presos a la viabilidad de la investidura, en clara referencia a Oriol Junqueras. Gabriel Rufián salvaguardó la abstención de ERC con un discurso con pasajes muy ásperos para los socialistas; aspereza que después intentó limar. Aitor Esteban , portavoz del PNV, partido clave de la nueva mayoría, advirtió a Sánchez que tendrá poderosos adversarios en la magistratura y los poderes económicos y le previno contra una “guerra de egos” en el futuro ejecutivo. “Estamos ante un momento trascendental, más de lo que pueda parecer”, subrayó.
Aritméticamente, la investidura pende de dos votos.