La fórmula de reparto de escaños afecta especialmente a las provincias de tamaño intermedio, donde unos puñados de votos pueden dejar muy tocada la representación de un partido en el Congreso.

A un tablero político ya de por sí fragmentado se ha unido la irrupción del partido de Íñigo Errejón. Si el nivel de participación y de abstención son dos grandes incógnitas de las elecciones generales del próximo 10 de noviembre, la dispersión del voto entre seis fuerzas políticas trae de cabeza a los estrategas de los partidos.

En los pasados comicios fue el Partido Popular quien desplegó una campaña por el ‘voto útil‘, ante el temor después confirmado de que las papeletas de Vox en la España interior acabasen en la papelera y beneficiando al PSOE. Siete meses después, la historia se repite en el bloque de enfrente, aunque con efectos limitados.

Si los de Santiago Abascal están decididos a volver a presentar candidatura en todas las provincias pese a los ruegos del PP, los de Errejón sólo concurrirán en aquellas plazas en las que se reparten siete o más diputados. Con ello, tratan de limitar el posible efecto perjudicial que la fragmentación de fuerzas podría tener sobre el bloque de la izquierda en las provincias más pequeñas.

El sistema electoral español se divide en tres tipos de circunscripciones. Siete provincias grandes, 18 intermedias y otras 27 pequeñas. En las primeras se reparten en cada una entre 10 y 37 diputados; en las segundas, entre seis y nueve; y en las últimas, entre dos y cinco puestos cada una. Para las próximas elecciones, la lupa está puesta en cómo se asignarán los diputados de los distritos intermedios, los más proclives a los ‘caprichos’ de la fórmula matemática de reparto de escaños -el tan criticado método D’Hondt-Cádiz, Baleares, La Coruña, Las Palmas, Vizcaya, Asturias, Granada, Pontevedra, Tenerife o  Zaragoza son algunas.

«Una mínima diferencia puede significar que te lleves el escaño o que no te lo lleves. Y si eso lo multiplicas por un número relativamente considerable de circunscripciones medianas, puede convertirte en una fuerza parlamentaria significativa o hacer que te quedes fuera en muchas provincias por pocos votos», afirma el catedrático de derecho constitucional en la Universidad de Oviedo Miguel Ángel Presno Linera.

«Con una variación muy pequeña de votos pueden tener una variación muy grande de escaños», prosigue Roberto L. Blanco Valdés, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago de Compostela. En provincias más grandes como Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante o Sevilla el sistema es mucho más proporcional y la división de fuerzas políticas no tiene mucho impacto en la suma final de cada bloque. En las pequeñas, en cambio, el sistema se torna mayoritario y beneficia mucho más a las dos fuerzas más votadas que a los pequeños.

 

Fuente: Voz Populi