El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, se mostró este lunes implacable con el “puro teatro y la cortina de humo gigante” de Pedro Sánchez y sus potenciales socios que quieren «criminalizar» a los partidos constitucionalistas de la oposición para prolongarse en el poder. A pesar de los requerimientos del presidente del Gobierno en funciones para que los 57 diputados de abstengan, el líder naranja fue tajante: «Vamos a votar ‘no’ con las dos manos«, le respondió.

Rivera censuró que Sánchez busque «estigmatizar» a la mitad de los españoles que no comparten las tesis del PSOE y su política de pactos con nacionalistas e independentistas. «Nadie le ha obligado a pactar en Navarra, se ha tirado en plancha con Otegi. O a la piscina en Baleares», aseguró.

El líder de Cs hizo hincapié en que el candidato a la investidura «tiene un plan y una banda» que son, a su juicio, «los que quieren liquidar España». Para ello, se mostró sorprendido con la estrategia de Sánchez de pedir la abstención de PP y su partido cuando «en la habitación del pánico para los españoles» se reúnen con Podemos para negociar políticas y puestos de gobierno.

Rivera advirtió que el líder socialista está montando un nuevo Ejecutivo «Frankestein» para mantener a sus «500 amiguetes socialistas» que han sido colocados en empresas públicas, como ha sido el caso de Juan Manuel Serrano, su anterior jefe de Gabinete y que desde hace un año dirige Correos «sin haber pegado ni un sello».

Ataques a Calvo y Marlaska

Rivera atacó el «sectarismo» de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, o las palabras del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en las horas previas al Orgullo Gay para la que se exigía «el carné socialista» para ir a esa manifestación. » A los socialistas no les gusta la igualdad, sino los privilegios«, opinó.

A continuación, se quejó de la propuesta de pacto de Estado sobre el derecho a la Educación durante toda la vida cuando dicho derecho ya está consagrado en la Constitución. Al hilo de ello, se mofó de los cursos de formación en Andalucía que, a su juicio, se establecieron «no para formarse, sino para forrarse«.

Y sobre Cataluña, el presidente de Cs estimó que por la mañana Sánchez «no ha dicho ni una palabra, pero ha dicho todo» y por la tarde, en la respuesta a Pablo Casado, había hablado de una «deriva judicial» por culpa de la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatut catalán. En su opinión, «no hay nada que dialogar con los que quieren romper con España» y dejó claro que la aplicación del artículo 155 en la pasada legislatura «fue democracia». Ese momento fue el único en el que Sánchez pareció asentir.

«Su etiqueta es reversible»

El candidato socialista afeó a Rivera su particular «teatro» de pactar con la ultraderecha, en referencia a Vox, «y aparentar que fue un accidente», al tiempo que lamentó sus «malas formas» de entender la política por su negativa a reunirse con él. «Declararse en rebeldía de los votantes es un mal negocio«, le advirtió antes de colocarle claramente un escalón por debajo del PP: «Ni lidera la oposición, porque no lo han querido los españoles, ni la derecha, así que facilite la investidura«.

El jefe del Ejecutivo en funciones constató la «muy peligrosa deriva» de la que hace gala Ciudadanos para que la situación política sea «cuanto peor, mejor«, justo en un momento en el que el partido naranja parace «la gran evasión» ante las dimisiones de dirigentes como Toni Roldán o Francesc de Carreras. Además, reprochó a Rivera que no llame fascistas a la ultraderecha de Vox.

«Su etiqueta es reversible, como las chaquetas. Está peleado con la realidad y no entiendo a qué obedece ese cordón sanitario de Ciudadanos» contra el PSOE, le indicó Sánchez, quien terminó su respuesta insistiendo en la abstención naranja. Ante la reiterada negativa de Rivera, subrayó el «coste insoportable» que este último está pagando. «Cuando un líder empieza a quedarse solo debería preguntarse por qué», le espetó.

 

 

FUENTE: VOZPOPULI