Partiendo de la base de que prácticamente todas las fuerzas políticas dan por hecho que no habrá nuevo gobierno de la Nación antes de las elecciones locales, autonómicas y europeas del 26 de mayo, se abre tras esa fecha un complicado tablero de negociaciones en varios frentes que Pablo Casado pretende global. Aunque Albert Rivera ha anunciado que su “cordón sanitario” al PSOE no es aplicable en Comunidades y municipios, el líder popular aspira a un pacto global con el presidente de Ciudadanos que incluya no sólo el gobierno de la Nación -si suman solos o en compañía de otros, léase Vox- si no también las principales plazas regionales y el Parlamento Europeo.
En este sentido, en el PP admiten que, “a cambio del Gobierno, podríamos nombrar a Luis Garicano nuevo comisario europeo”. Aluden al responsable de Economía y Empleo de Ciudadanos, que encabezará la lista a la Eurocámara por este partido. Y aunque en ningún sitio está escrito que los comisarios tengan que presentarse a las elecciones, lo habitual es que éstos salgan de las candidaturas que han votado los nacionales de cada país.
El perfil liberal de Garicano es del agrado de los populares
El perfil de Garicano, “no nos chirría en absoluto en el PP”, admite otra fuente popular respecto a la coincidencia de modelo económico. Declarado “liberal”, Garicano es uno de los responsables del “viraje” ideológico del partido naranja, más próximo a la socialdemocracia en sus comienzos y ahora más escorado al centro-derecha.
Además, Casado no ha revelado todavía quién encabezará esa candidatura por el Partido Popular y no tiene previsto descubrir sus cartas hasta el plazo de presentación de listas, entre el 17 y 22 de abril, muy pocos días antes de las generales, por mor de un calendario desquiciado que obligará a los españoles a acudir dos veces a las urnas en menos de un mes. No es ahora mismo la candidatura europea la que genera mayor preocupación al sucesor de Rajoy, quien se ha encontrado con unas elecciones generales apenas nueve meses después de su elección, obligado a confeccionar unas listas con las que renovar su futuro Grupo Parlamentario, donde habrá bajas como la de Celia Villalobos.
Eso sí, si consigue llegar a la Moncloa, le corresponderá hacer la propuesta de comisario español, lo que constituye otra pieza en el tablero, no menor, con la que negociar un acuerdo global que permita dotar de estabilidad el gobierno del país, enfrentado a unas terceras elecciones generales en tres años y medio.
La que sigue siendo una de las opciones con más posibilidades para encabezar la lista popular es la de Esteban González Pons, quien, por su parte, aspira a la presidencia del Grupo Popular Europeo, lo que le evitaría un choque con Garicano por la comisaría europea llegado el caso. Ni siquiera presentará batalla por encabezar una candidatura a la que le han salido muchos aspirantes deseosos de dar el salto a Europa, bien porque no han terminado de encajar en la “era Casado” o bien porque desean poner fin a su carrera política desde el escaño de Bruselas. El último en apuntarse a este éxodo, informa Europa Press, ha sido el ex ministro de Exteriores José Manuel García Margallo, que ya fue eurodiputado durante 17 años.
“Intercambio de cromos”
Pero el pacto global que persigue Casado para proceder a una suerte de “intercambio de cromos” con el partido naranja, puede chocar con dos eventualidades, por un lado, que Rivera prefiera pactar, en según qué territorios con el PSOE, de ahí que la negativa a alcanzar un acuerdo con los socialistas se circunscriba al gobierno central. Por otro, que Vox se avenga a respaldar a presidentes autonómicos o alcaldes de Ciudadanos, tras los intentos denonadados de Rivera por distanciarse de Santiago Abascal a pesar de la foto que compartieron en Colón tras la manifestación anti-Sánchez.
No obstante, que las elecciones generales sean las primeras del calendario le dan a Rivera más margen de maniobra posterior. Si bien el líder de Ciudadanos quería practicar tras el 26-M una suerte de geometría variable de pactos a su izquierda y a su derecha para no llegar a las posteriores generales especialmente identificado con el PP, la alteración de calendario le quita dicho condicionamiento, además de su declaración explícita, que le conduce a una única fórmula de Gobierno: la coalición con el PP gracias al apoyo de Vox y de algún otro partido como Coalición Canaria en caso de que sumen 176 o más escaños.
Génova da por seguro que el bloque del centro-derecha sumará para poder gobernar
Génova asegura que sus sondeos internos les permiten ser optimistas. Aún en “empate técnico” con el PSOE, son taxativos a la hora de asegurar que “sumamos, seguro”. Esto es, que el bloque del centro-derecha contará con los escaños suficientes para desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa. No se cansan de recordar el cuádruple empate que arrojaban los sondeos previo a las elecciones de 2015, cuando consiguieron 33 diputados más que el PSOE, cifra que se elevó a 52 en las legislativas de 2016. Eso sí, entonces no existía Vox.