Marruecos ha trasladado a las autoridades españolas una lista de demandas a cambio de intensificar el control de fronteras. Además de los 140 millones de euros con los que la Unión Europea se ha comprometido a apoyar a Marruecos, el país magrebí reclama ayudas para formar trabajadores en sectores clave como el turismo y la sanidad, un programa para que sus universitarios puedan cursar estudios en España y una campaña para neutralizar mensajes que incentiven a cruzar el Estrecho.

Para responder a las peticiones de Marruecos es imprescindible que la Unión Europea apoye con fondos adicionales. La secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí, tiene planeado un viaje a Bruselas a finales de este mes con el objetivo de arrancar nuevos compromisos financieros. “Hay que invertir en este tipo de iniciativas; la UE tiene que involucrarse”, mantienen fuentes del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. En ese viaje, Rumí exigirá también a los socios europeos que entreguen por fin los 140 millones aprobados hace meses para apoyar a Marruecos en su gestión de los flujos migratorios. Rumí se sumó a las tesis de Marruecos y achacó el retraso en la entrega de los fondos a la “exacerbada” burocracia comunitaria en una entrevista con este diario.

Además del dinero contante y sonante, Rabat pretende activar nuevas medidas. Una de las iniciativas que España pretende financiar a través de la UE —pero en la que se compromete a participar activamente— es la capacitación de personal en sectores como la hostelería y el turismo, claves para la economía marroquí. La idea del Ejecutivo es que Europa aporte los fondos y que España se encargue de enviar a Marruecos a personal español que se dedique a la formación de profesionales marroquíes.

Marruecos también pide capacitación en el área sanitaria, especialmente en enfermería. El objetivo, mantienen fuentes conocedoras de las negociaciones, es que esos programas de formación repercutan en el desarrollo económico y social del país.

Entre las iniciativas acordadas se perfila también una especie de programa Erasmus. La idea es que los estudiantes marroquíes que terminen la universidad puedan viajar a España a cursar un posgrado y regresen, después, a su país con la experiencia de una estadía académica en el extranjero.

España defenderá las peticiones de su socio marroquí, consciente de que su colaboración es fundamental para aliviar la presión migratoria. “Se trata de que Marruecos no tenga ninguna excusa para no colaborar”, aseguró Rumí el pasado diciembre. Al fin y al cabo, Marruecos ha sido el principal trampolín de salida de las más de 62.000 personas que arribaron a territorio español de forma irregular en 2018. Esa tendencia se mantiene en el inicio de 2019: Salvamento Marítimo rescató ayer a 214 migrantes en el mar de Alborán y el Estrecho.

La marroquí, además, es la nacionalidad más numerosa entre los migrantes que llegaron el año pasado y representa un 21% del total, según los datos recopilados por Acnur, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados. El éxodo de sus jóvenes ante la falta de expectativas laborales, la represión de movimientos sociales o la recuperación del servicio militar obligatorio empieza a preocupar a Marruecos.

La nueva etapa de diálogo recuperada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha arrancado algunos gestos por parte sus socios norteafricanos. En 2018, las fuerzas de seguridad marroquíes impidieron la salida de su territorio de 13.721 migrantes que pretendían llegar a España, según el último informe semanal sobre flujos migratorios elaborado por la Comisión Europea. Marruecos, además, está reforzando sus puntos de control en las fronteras de Ceuta y Melilla y, según el diario Al Ahdaz al Maghrebiya, citado en el informe de la Comisión. Las Fuerzas Armadas marroquíes estarán, junto con las “fuerzas auxiliares”, a cargo de la vigilancia fronteriza. Marruecos ha iniciado la construcción de campamentos militares en puntos estratégicos para evitar saltos de la valla. Uno de esos campamentos se ha establecido, precisamente, en la zona de El Tarajal, el punto más vulnerable de la frontera de Ceuta, por el que 602 subsaharianos consiguieron entrar tras un asalto colectivo al cercado el pasado 26 de julio.

El líder del PP, Pablo Casado, se refirió este miércoles en Melilla a la cooperación con el país vecino y apeló a “la responsabilidad del Gobierno” para que vaya a Marruecos a proponer “cómo ser eficaz en el control de los flujos migratorios”, informa Laura J. Varo. La secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí, ha viajado en tres ocasiones a Marruecos. También lo han hecho la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella Gómez; el ministro de Exteriores, Josep Borrell; el de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el propio presidente Pedro Sánchez, que estuvo en Marruecos en dos ocasiones en menos de un mes. Casado ha pedido que el Ejecutivo “vaya también a Europa” a exigir una cooperación integrada en “la defensa de nuestras fronteras”.

 
 

FUENTE: ELPAIS