Albert Rivera quiere demostrar en Andalucía que el ‘efecto Casado‘ no existe. Ese es el principal objetivo de la campaña de Cs en Andalucía, con Juan Marín como candidato y una activa presencia del líder nacional e Inés Arrimadas. Para que el mensaje de la formación naranja tenga credibilidad después de tres años y medio de pacto con Susana Díaz, han llegado a la conclusión de que tienen que sacar la artillería pesada contra la líder socialista. Así lo ha ordenado el equipo de campaña, donde Fran Hervías, José Manuel Villegas y Fernando de Páramo están llevado la batuta como si de la campaña nacionalse tratara.

La pelea por el centro derecha va a ser dura. Hasta ahora, Cs en Andalucía había dejado la puerta abierta a pactar con PSOE o PP. La única línea rojaestaba en un pacto con Podemos, que habían descartado públicamente. Marín dejó atrás el mensaje de que pactarían con la lista más votada. Hasta este jueves, cuando descartó solemnemente que vayan a pactar de nuevo con Susana Díaz. Horas antes, seguía manteniendo como hoja de ruta que no habría vetos en las alianzas poselectorales.

La orden viene directamente del núcleo duro de Rivera. Las encuestas de Cs dan a los naranjas muy cerca del PP. Van a ir a por todas para afianzar esa distancia y consolidarse por delante. Se muestran como única alternativa posible tras “40 años” del PP en la oposición. Adelantar al PP daría mucha ventaja frente a Casado en unas generales, sostienen en el partido. Creen que las opciones de Cs se dispararían en unas generales.

«Duro invierno judicial»

Tras escenificar la ruptura del pacto de investidura con grandes gestos, ahora van un paso más allá. “Yo me comprometo con todos los que confíen en este proyecto en que los votos de Ciudadanos no van a servir para que Susana Díaz sea presidenta de la Junta de Andalucía y el PSOE-A gobierne”, sostuvo Marín en un acto del partido en Sevilla. “Y, ojo, que Cs cumple lo que dice”. Lo dijo tras afear duramente a la presidenta de la Junta que haya incumplido su palabra en el pacto de regeneración democrática firmado y tras recordar el episodio del pago con una tarjeta de la fundación de Empleo Faffe en prostíbulos, así como “el duro invierno judicial que se le va a hacer muy largo a la señora Díaz” y tras afear el pacto de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias. Ese es el nuevo mensaje, que Susana Díaz pactará con Podemos, algo complicado de creer por las difíciles relaciones de ambos partidos en Andalucía.

Tampoco es nuevo. El 18 de marzo de 2015, en un acto en Almería, Marín dijo: “Apoyar al PSOE es traicionar la ilusión de la gente”. El 9 de junio de 2015, ni tres meses después, Cs firmó con el PSOE el pacto de investidura que permitió a Susana Díaz salir del bloqueo 80 días después de las elecciones y ser investida. Algo parecido pasó con Rivera, que negó por activa y por pasiva que fuera a dar paso al entonces líder del PP. “No haré presidente a Rajoy”, sostuvo en junio de 2016, y sí que permitió su investidura.

Por estos antecedentes, el PSOE andaluz no da más relevancia a las palabras de Juan Marín y apela a Simeone antes de contestar qué pasará el día después en Andalucía tras esa declaración pública de intenciones. “Partido a partido”, contestan. Susana Díaz también ha asegurado que quiere gobernar en solitario con alianzas puntuales. Hasta que no llegue el recuento de las urnas, todo será política ficción. Hay dirigentes socialistas que no ocultan que la fórmula más cómoda sería un Gobierno de coalición con Cs como en su día el PSOE tuvo con el Partido Andalucista. Pero la formación naranja no tiene autonomía en Andalucía, es un partido con un modelo piramidal y las decisiones se toman desde Madrid. Eso hace que en el PSOE-A admitan que será más complicado.

En el equipo de Susana Díaz entienden que ese golpe de timón de Marín, aún en la precampaña, es un episodio más de la pelea de Cs con el PP para darle el sorpaso y quedar en segunda posición. Tratan de impedir que el PP apele al voto útil y se presente como el único partido capaz de lograr el cambio en Andalucía, alegando que Cs ha gobernado tres años y medio con el PSOE-A y podría seguir sosteniendo al Gobierno de Susana Díaz.

El PP confía en sus encuestas

Desde el PP andaluz, hacen una lectura similar. Pese a las críticas recibidas después de que Juanma Moreno decidiera recibir a portagayola el anuncio de adelanto electoral a las puertas de un prostíbulo, para denunciar los desmanes de la fundación de Empleo Faffe, están convencidos de que la campaña les sonríe. Ese fue el primer mensaje. El segundo apeló al voto útil y presentó al PP como el único partido capaz del cambio en Andalucía tras el pacto de Cs con Susana Díaz. A eso creen que responde el nuevo envite de Marín. Ya antes Pablo Casado retó a Cs a acudir ante notario a sellar ese acuerdo de no prestar votos a Susana Díaz en una investidura.

El equipo de campaña del PP-A se aferra a uno de los datos que más se repiten en sus encuestas y que eleva hasta el 67%, según fuentes de este partido, el porcentaje de andaluces que quiere un cambio tras 36 años ininterrumpidos de PSOE. También aseguran desde este partido que ninguna encuesta confirma que Cs vaya a adelantar al PP en Andalucía, un sorpaso que no ven posible. El PP tiene hoy 33 diputados frente a los nueve que obtuvo Cs. Tampoco los socialistas creen probable que ese salto de los naranjas vaya a darse y consideran que el suelo del PP es mucho más sólido de lo que las últimas encuestas dicen.

El PP andaluz maneja varias encuestas de los últimos meses en las que asegura que “no se hace trampas al solitario”. Señala que la gran novedad de los últimos ‘trackings’ es que una mayoría de andaluces prefieren ahora un Gobierno de PP y Cs frente a la tendencia que hasta ahora dominaba y que daba como favorito un pacto de PSOE y Cs. También admiten que tras la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy, el PP en Andalucía cayó y Cs estuvo en ascenso, un comportamiento que dan por invertido tras la llegada de Pablo Casado.

 
 
FUENTE: ELCONFIDENCIAL