«Estamos viviendo momentos que recuerdan a los episodios del 34, con el golpe de Estado de la Generalitat de Companys contra el gobierno de la República», ejecutado «por partidos de izquierdas con el apoyo nacionalista especialmente de la Generalitat de Catalunya», la derecha quiso ayudar a impedirlo “pero no la dejaron” y «si uno se asoma hoy a los discursos de las Cortes de la República sobre los sucesos del 34 parece que está leyendo algo actual. Porque hoy está pasando exactamente lo mismo».
No, no se trata de una sinopsis de un capítulo de la nueva temporada de Black Mirror, tampoco de un editorial de Federico Jiménez Losantos ahíto de odio ya de mañana, o de una conversación entre concursantes de Gran Hermano VIP moderada por Aramis Fuster. Así habla ahora José María Aznar, el hombre que fue presidente del gobierno de España, pero ha olvidado o ignora la responsabilidad que eso significa
Se entiende que vender libros está muy difícil. Hay que hacer de todo para colocarlos y cumplir objetivos de venta, más aún si se trata de un texto sobre “Miguel Maura y la derecha republicana” (FAES 2018). Pero todo tiene un límite, hasta los tertulianos del Sálvame lo saben. Un tipo que va de hombre de Estado y ha sido presidente del gobierno durante ocho años no puede decir estas cosas en público, ni siquiera para vender libros, suscripciones o escobillas de baño. Para decir esas barbaridades ya está la señora franquista que pasea Mediaset por sus programas para ver si les levanta la audiencia, no alguien que ha ocupado la Presidencia del Gobierno de España.
No puede decirlo porque es mentira. Ni fue un golpe entonces ni lo es ahora, ni lo apoyó la izquierda ni lo apoya ahora, ni la derecha fue entonces ni es ahora una víctima inocente de una confabulación marxista-nacionalista ni, por supuesto, la retórica parlamentaria de entonces recuerda a la actual. España y su política en 2018 no se parecen en nada a la España y su política de 1934.
Nadie con un mínimo sentido del Estado en la cabeza puede evocar los fantasmas de la Guerra Civil para hablar de nada de cuanto sucede ahora en España. No le respaldan ni los hechos, ni el rigor, ni la Historia; solo la frivolidad y la absoluta falta de sentido institucional. Es más, aunque fuera remotamente verdad, nadie que conserve un mínimo de respeto por el país que presidió y el cargo que ostentó, sacaría a pasear tan alegremente un recuerdo tan doloroso y tan delicado. Jamás dejará de asombrarme cómo ha podido llegar España al siglo XXI con semejante derecha.
Al terminar su arenga promocional, José María Aznar, tal vez en un ejercicio de autocrítica demasiado sutil para apreciarlo, proclamó que «hay muchas formas de mirar al pasado: con nostalgia, con ira, con decepción o con impulsos de revancha… todas ellas son evitables». Le sugiero otra forma muy recomendable: mirarlo con honestidad y con la verdad, debería probarla.