La dirección de Renfe ha aceptado la dimisión del director de Seguridad en la Circulación de la operadora, Antonio Lanchares, cargo que ocupaba desde el año 2005 y que estuvo a punto de abandonar cuando fue imputado por el juez del caso Alvia a finales de octubre del año pasado. Lanchares presentó formalmente su renuncia «irrevocable», y esta vez fue aceptada por la dirección de la empresa, contrariamente a lo que sucedió en su primer intento, cuando al parecer se le convenció para que continuara en su cargo y su dimisión no se viera como una asunción prematura de responsabilidades por el accidente de Santiago, en el que murieron 80 personas y otras 144 resultaron heridas.
El sacrificio de Lanchares era previsible a la vista de la actitud del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, durante su reunión del miércoles con la plataforma de víctimas del Alvia, que había solicitado su cese, junto con el exjefe de Seguridad en la Circulación del ADIF, Andrés Cortabitarte, también ahora en un puesto de libre designación, aunque no relacionado con la seguridad. Ábalos aseguró que Fomento estaba en el mismo lado que las víctimas en el proceso judicial, una frase muy explícita que refleja la intención de distanciarse de la política practicada por el Gobierno de Rajoy en este asunto.
Antonio Lanchares solicitó al ADIF desconectar el ERTMS embarcado en el Alvia, pues producía problemas que se traducían en retrasos. ADIF aceptó la desconexión, pero ni el administrador ni la operadora realizaron un análisis de riesgos de lo que suponía esta decisión, pese a que se trataba de un cambio significativo, según la Agencia Ferroviaria Europea. Si el ERTMS del tren estuviera activo el día del accidente, habría avisado al maquinista poco antes de la curva de Angrois. El conductor debería reconocer el aviso apretando un botón y, si no lo hacía, el convoy se habría frenado automáticamente antes del punto de descarrilamiento. Esta decisión se tomó en junio del 2012 y se prolongó hasta el momento del accidente, el 24 de julio del 2013, pese a que en la petición se aseguraba que la desconexión iba a ser temporal.
Antonio Lanchares tampoco reaccionó ante la alerta del jefe de maquinistas de Ourense, que antes del accidente había avisado de la peligrosidad de la curva de Angrois sin que se tomaran medidas de seguridad adicionales.
A pesar de las múltiples peticiones de dimisión de las víctimas por este accidente, en realidad la de Lanchares es la primera, aunque se trata de un cargo técnico de confianza. Se produce cinco años después del accidente, y ningún cargo político relacionado con el siniestro se planteó renunciar. Más bien al contrario, muchos de ellos fueron ascendidos después de la tragedia. Distintas fuentes aseguraron ayer que se está estudiando la situación de Cortabitarte en el ADIF, por lo que sería posible que en los próximos días se produzca una segunda renuncia. En este caso es más probable que sea un cese, pues Cortabitarte siempre ha sido más reacio que Lanchares a asumir responsabilidades por Angrois. Al ya exdirector de Seguridad en la Circulación de Renfe parece que se le buscará acomodo dentro de la compañía en un puesto no relacionado con la seguridad ferroviaria.
Las víctimas valoraron positivamente la renuncia inducida por la cúpula de Fomento, pero creen que ahora debe producirse la de Andrés Cortabitarte, persona que creen que tiene más responsabilidad en el accidente que el propio Lanchares.