2 de junio del 2017
“ME QUEDARÉ CON LOS QUE NO PUEDEN SALVARSE. OTROS SE IRÁN POR MAR, TIERRA Y AIRE, PERO LA GRAN MAYORÍA DE NUESTRO PUEBLO, LAS MASAS POPULARES, ESAS NO PODRAN SALIR DE ESPAÑA, Y YO, QUE HE VIVIDO SIEMPRE CON LOS TRABAJADORES, CON ELLOS SEGUIRÉ Y CON ELLOS ME QUEDO. LO QUE SEA DE ELLOS ME QUEDO.”
La ejemplar conducta de Besteiro ha sido conscientemente ignorada por parte de la España oficialista, como por los propios líderes de la izquierda socialista. Su personalidad, su trayectoria intelectualmente profunda, universitaria y socio-política, su concepción de la justicia, la libertad y praxis política transparente con raíces ideológicas alejadas del fanatismo, su empeño de instruir a nuestro país, entonces y hoy, corriendo ya serios peligros de desintegración, como paso previo a una Democracia formal paneuropea, fueron los primeros avances a lo que posteriormente, (veinte años) se denominó socialdemocracia en unas naciones, y liberal-socialismo en otros, que configuran la actual Unión Europea, unos pasos para derrumbar aquella idea recogida en una frase desgarrada desgraciadamente de Unamuno. Aquella de “que inventen ellos”.
Sus principios éticos y su españolidad, su cercanía al mundo del trabajo y de las clases medias que iniciaban su salida a un mundo mejor. Su trayectoría, de reformista sensato, prudente y profunda, la que en los años sesenta promocionaron el Estado de Bienestar, le dió muchos problemas y enfrentamientos con la extrema izquierda del PSOE que encabezaba Largo Caballero, Negrín y Santiago Carrillo que desertó con las Juventudes Socialistas pasandose al naciente partido comunista y la irrefrenable marejada anarco-sindicalista, que hoy encajaría con la CUP y los antisistemas.Y se enfrentó enérgicamente con el cáncer del separatismo catalán que colaboró en la caida de la República.
Su perfil ideológico y político, algo similar a las ideas de Indalecio Prieto, de un nuevo movimiento socialista moderno y promotor de la necesidad de acortar los vuelos de un capitalismo caciquil, de una derecha necrosada, quemada y prepotente, ocupa una de las páginas más hermosas de la larga historia (que se trata de destruir en estos años por inquietantes agitadores avasalladores y culpables de la ruptura de una izquierda necesaria) está de actualidad o al menos incorporar. La tercera vía, la Tercera España, la nueva España, ya cimentada en la Transición posteriormente diluida, es la única salida para evitar no un choque de trenes, sino algo mucho más peligroso. Esa Tercera España, que ha de salir del diálogo, el consenso, de los líderes sociales, políticos y económicos, urge, porque si tuviéramos que ir a unas nuevas elecciones, supondría el fracaso total de la Democracia y de una Constitución violentada por los enemigos del pueblo español, que resiste resignado pero a punto de estallar. Ya no más espectáculos bochornosos, ya no más teatro político, ya no más robo descarado, ya no más extremistas acosando nuestras vidas, ya no más imprudencias encadenadas, ya no servirse de los partidos convertidos en negocios indecentes, ya no… !! Basta, basta, basta!!
Agarrado al flotador, como otro náufrago español, rodeado de tiburones en un mar agitado, termino pidiendo al nuevo secretario general del partido socialista, Pedro Sánchez, que sea capaz de dar muchos pasos al frente y no busque correr hacia el cielo para abrirlo a puntapiés. Su camino es abrir una autovía, la de la realidad española con futuro. Una Tercera España que Julián Besteiro soñaba, pero que fue truncada miserablemente. Solo dos veces he votado al PSOE, cuando irrumpió en el escenario político Felipe González, y poniendo dos equis en una lista para senadores murcianos. Ahora que no estoy adscrito a ningun partido, desengañado, defraudado y furioso por la falta de talla de nuestros gobernantes, me atrevo a dirigirme al nuevo líder del PSOE, con una frase de Besteiro: ” La razón más profunda de una derrota tan enorme fue la estúpida y brutal dictadura comunista que dirigió nuestra guerra civil, y provocó este trágico desenlace, no hubo ni unidad ni comunión de ideas posibles. Nos derrotamos nosotros mismos.”