Bienvenidos a 2019, un año en el que  candidatos y partidos van a vivir peligrosamente, ya que este año  tenemos  -de momento- convocadas para el 26 de Mayo, a saber:

  • Elecciones municipales en los 8.124 pueblos y ciudades de nuestro país
  • Elecciones autonómicas en 13 de las 17 comunidades autónomas, es decir, todas excepto Andalucía, Cataluña, País Vasco y Galicia.
  • Elecciones al parlamento europeo

Y de regalo, una poco probable amenaza de acudir también a las urnas a elegir un nuevo parlamento… si Pedro Sánchez disuelve el parlamento.

Es decir, que vamos camino de elegir a la gran mayoría de los responsables políticos de nuestro país el mismo día, el domingo 26 de Mayo, en el que la mayoría de nosotros nos encontraremos 3 urnas en las que nos pedirán que decidamos a quién otorgamos nuestra confianza en cada ámbito.

Las de 2019, tras la ruptura del bipartidismo casi perfecto que aportó estabilidad, solidez y crecimiento durante más de 30 años,  van a ser sin duda las elecciones más complejas e  inciertas de nuestra historia democrática, con un escenario de cinco ( si, cinco) partidos con posibilidades de obtener una fuerte representación en todo el estado.

Y este panorama volátil y fracturado coincide además con un cambio de vientos políticos a nivel internacional producto de la emergencia del nacionalpopulismo, que en la práctica  ha significado la ruptura de todos los puentes en las campañas electorales, una disciplina que en pocos años ha pasado de regirse por las reglas de nobleza de la caballería medieval, al estilo del Amadís de Gaula, a un combate de “Vale Tudo”, esa extraña arte marcial brasileira en la que literalmente puedes atizar a tu contrario sin norma alguna que te lo impida. 

¿Y cuales van a ser las claves de esas nuevas campañas que tenemos por delante? Pues atentos a los siguientes elementos, ya que de ellos van a depender sus posibilidades de salir elegido o pasar los próximos cuatro años chupando banquillo.

  • Segmentación negativa:

¿Han visto en los últimos meses algún mensaje publicitario en las redes sociales que desacredita o cuestiona a su gobernante o partido político preferido?. Si es así, es que ya han sido ustedes etiquetados como objetivos de  una campaña de segmentación negativa.

La idea es sencilla, tanto Trump como Bolsonaro han demostrado que es más sencillo y eficiente activar los prejuicios,  complejos, y falsas ideas preconcebidas que inhiben de ir a las urnas a los votantes de los partidos rivales que activar en positivo las que hacen que los nuestros acudan a votar.

¿Que si funcionaría en nuestro país?  Les aseguro que si se hace bien, funciona como un cañón. Y con esto no quiero decir que nosotros lo estemos haciendo… oh, no.

  • Nuevas narrativas:

Las dos claves de las nuevas narrativas políticas que triunfan electoralmente son:

Por un lado,  la sencillez – que no la simplicidad- , es decir, olvídense de grandes constructos teóricos e ideológicos, los ciudadanos quieren saber que cómo vas a mejorar sus vidas. Punto.

Y por otro lado la emoción. No ganarás si no consigues llegar al corazón – disculpen la cursilería- de los votantes.

  • Autenticidad

En 2019 no vamos a querer candidatos adocenados ni edulcorados. Para que alguien se lleve nuestro voto queremos comprobar que detrás del candidato hay una persona de verdad, con sus defectos y virtudes.

La labor del consultor no consiste ya en crear candidatos de laboratorio, sino proyectar las virtudes del candidato y atenuar sus defectos.

  • Uberización de la verdad

El concepto “Uberización de la verdad” es un hallazgo de mi admirado Daniel Innerarity, y él lo explica mejor que nadie:

“cualquiera tiene acceso a todo, una desprofesionalización del trabajo de la información. Se debilitan los clásicos monopolios de la información, desde la universidad hasta la prensa, en beneficio de las redes sociales, pero en la medida en que no mejora nuestro control de la explosión informativa el resultado es un individuo que puede caer en la perplejidad o en la grata confirmación de sus prejuicios.”

  • Whatsapp y la campaña “below the line”

Las campañas electorales ya no son totalmente públicas, buena parte de lo que sucede en ellas, sobre todo la parte más negativa se produce fuera de cualquier control, en nuestros teléfonos móviles y utilizando las redes de contactos entre particulares como canal de viralización.

Bolsonaro, nuevo presidente de Brasil, ha demostrado cómo se pueden utilizar canales imposibles de trazar como Whatsapp para encauzar sobre él toda su campaña negativa contra su rival. Una campaña a base de memes de aspecto amateur,  llenos de mentiras y medias verdades, pero tremendamente viral y que destrozó a su adversario.

  • Netflix como paradigma gráfico

La cartelería electoral tradicional se ha convertido en paisaje, si la realizamos con los parámetros gráficos clásicos nos garantizaremos solo una efecto: Nadie la va a ver.

El nuevo paradigma tanto para cartelería de calle como online es Netflix y su forma de mostrar y diferenciar sus contenidos.

Si tienen dudas echen un vistazo a la campaña gráfica de Alexandria Ocasio-Cortez, verán qué sorpresa se llevan.
 
 

FUENTE: PUBLICO