«A la indignación le sucede la resignación. Tan española»

FERNANDO ÓNEGA, probablemente el periodista-escritor mejor informado y riguroso analista, desde la Transición ( a punto de caer ) hasta los convulsos años que venimos sufriendo, son ya tres, un día ya lejano supo sacarme Fernando, del acoso de los caciques murcianos (azules, blancos, rojos, morados y amarillos vaticano), siempre a grupas del oportunismo amoral del cambio de camisas, que arremeten fríamente  contra la democracia, necesitada de ir al mejor taller, pero a la chatarrería. Sería cosa de locos rematados que tienen prisas de morder  moqueta. Otra enfermedad mental que se llama delirios de grandeza. Al precio que sea. Digo que Fernando Ónega ha publicado un libro que es de texto para gente amnésica, de recomendada lectura para ser correctamente informados y para aprender de la historia reciente.

                                                                                                                                                                                                 

Relata minuciosamente; entre reportajes y análisis, los hechos históricos importantes y menos importantes pero sintomáticos, desde el fallecimiento del general Franco – que hizo más ( no me muerdo la lengua ) – que nuestros tuercebotas desde la llegada de Aznar, el rompecabezas de Zapatero y el inútil total del débil Rajoy que no se ha enterado de nada desde que subió las escaleras de La Moncloa, rodeado de fieras. Ni agua ni dignidad. Las obras para que esta Región no falleciera de sed fueron inspiradas por el ministro socialdemócrata Indalecio Prieto, ya en plena República. El libro se titula  «QUE NOS HA PASADO, ESPAÑA».

Pero hoy no toco agua, sino otro líquido derramado a chorros. Dentro de dos semanas, el próximo 10 DE JULIO, se cumplen 20 años de los dos tiros a bocajarro, en la nuca al Concejal del Ayuntamiento vasco de Ermua, MIGUEL ÁNGEL BLANCO, que conmovió al mundo, dentro y fuera de nuestro país martirizado. Era del PP, no del partido de Rajóy. Fue ejecutado fríamente por dos terroristas de ETA,  arrodillado, en un descampado de Lasarte. El tiro de gracia, en la sien, se lo dio el asesino en serie, apunten el nombre, ALLI KANTAURI. Señala Ónega : «El joven concejal quedó tendido, con las manos atadas hacia adelante, apoyado ligeramente sobre sus rodillas humilladas «. (Fíjate Pablo y compañía). Y contando más en el libro, el asesinato ritual de Miguel Ángel sublevó a toda la sociedad española y europea. Las calles se llenaron de manifestaciones de protesta. Nació el denominado ESPÍRITU DE ERMUA. Si el secuestro de Ortega Lara, modesto funcionario de prisiones, fue el más largo en la repugnante historia de ETA ( 532 jornadas de torturas ), el del Concejal fue el más corto, cuatro días de miedo y horror.  Nadie pudo evitarlo, ni el propio Papa, creo que Juan Pablo.

                                                                                                                                                                                                 

Aparcado el terrorismo etarra, más bien congelado, en este último lustro, sus herederos políticos, por decisión increíble del Tribunal Constitucional, con representación de jueces promovidos por socialistas, populares y dos nacionalistas con fuerte marchamo  soberanista, forman parte de Instituciones Democráticas y libres que desean derribar, incluyendo la Corona. El problema persiste aunque paliado, ya que los comandos extremistas etarras ni se han disuelto del todo ni han entregado todos sus arsenales, y si fuera así rearmarse solo es cuestión de contar con medios económicos intermedios que pueden llegar del Estado. Sus herederos ideológicos cobran sustanciosos sueldos y sus dos partidos. También los agitadores catalanes como la CUP antisistemas. Según fuentes de la inteligencia española y la Interpol, los restos armados o «durmientes» de Eta, figuran como «refugiados» en Francia, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y en el emiráto árabe de Qatar, que financia al yihadismo ultraislamista. Casi un centenar.

Por cierto, que Fernando Ónega destaca que el SANTUARIO francés, hasta los años ochenta y primeros de los noventa, permitieron a las bandas etarras y a sus cúpulas dirigentes-políticas y terroristas-resistir impunemente el acoso de la policía, la inteligencia y la contra. Esta situación hizo pensar al Gobierno español, franquista y luego socialista-buscar la ayuda de los servicios especiales del Mossad israelita. No se llegó a un pacto de mutua colaboración, pero si de asesoramiento e instrucción. La larga sombra de las naciones árabes fueron concluyentes. La idea fue de Paesa. Finalmente Madrid y París llegaron a entenderse. Zapatero estuvo a punto de volar por los aires el trabajo de Felipe González y Aznar. El balance de muertos inocentes llegaron a la macabra cifra de 868 asesinatos más otros centenares de actos delictivos de suma gravedad, y la salida de decenas de miles de vascos huyendo de Euskadi, que se acoplaron en el Arco Mediterráneo. Datos fiables se acercan a unos 120.000 refugiados.

                                                                                                                                                                                                         

Hoy Otégui, uno de los ex dirigentes más conocidos de ETA, desde un punto de vista ideológico y estratégico, es el presidente de un partido vasco instalado en Ayuntamientos y Parlamentos, no solo del País Vasco, también en Navarra, unos partidos, como la CUP catalana, que en otra democracia decente y menos castigada que la nuestra, por sus enemigos mortales, incluyo a Podemos, estarían declarados fuera de la Ley. Cierto, en un Estado de Derecho sin fisuras, que no exactamente  el que cargamos en Murcia, si aceptamos como cierto lo que declaraba un juez  a una cadena de televisión. España y Murcia , las más corruptas de Europa. Que sepamos, en los últimos diez años, solo uno pobre diputado y ex alcalde de pueblo, ha ido a la cárcel. Murcia Región sigue batiendo récords para que se nos caiga la cara de vergüenza.

Me conozco el paño desde que cubría información en el PROCESO DE BURGOS, siendo director de LA VOZ DE CASTILLA. El caudillo decidió que los cinco etarras fueran juzgados por un tribunal militar que se enfrentaría desigualmente contra cuatro abogados de alta categoría penalista, lo que provocó una fuerte  reacción de los militares jóvenes, que redactaron un escrito firmado por una decena de capitanes. Protestaban con toda la razón del mundo. En aquel proceso aprendí una lección de periodismo que nunca se me ha olvidado. Ser los primeros en dar una noticia de alcance. En un momento del juicio,los etarras se levantaron con intención de agredir al tribunal militar, sin contemplaciones. No me moví de mi asiento, pero un veterano colega inglés me empujó en dirección a la calle, le grité airadamente, y me respondió:No seas estúpido, si salimos, seremos los primeros en dar la noticia.Tú a tu agencia y yo a Londres. Vamos al periódico. Y luego volvemos en cinco minutos. Desde entonces he aprendido que los periodistas dormimos de pie, y que nada es lo que parece, como ese incendio monstruoso en Doñana, muy próximo a instalaciones militares. No alarmo, es que estoy curado de espanto.                                                                                                                                                                                                                                

Perdonen que aclare la verdad del terrorismo que mata siguiendo ordenes expresas o consignas políticas. Aunque a veces,me expreso en algún idioma aprendido del odio, también domino el lenguaje del silencio. Hoy lo he hecho largo rato después de leer un artículo de lujo del compañero ANTONIO ARCO. Me ha sobrecogido. El subtitulo.»Una vez sembró el lugar de muerte, se dio a la fuga y se subió a un taxi». La introducción detalla lo que está sucediendo a la raza deshumanizada, y muy especialmente en los bajos fondos de la política que nos tortura.»Hay quienes son un destructivo fuego en si mismos, una peligrosa pira enloquecida, una llamarada incontrolable de sin razón, un rencor vivo, una maldición, un asco, un cerebro de lava que asfixia y arrasa a su paso, una amenaza que en segundos de convierte en un estallido. Hay quienes tienen vocación de plaga, gusto por el horror….» Chapeau, pero nosotros, todos, hemos fracasado, estimado Antonio. Escribe la segunda parte.  

                      JOSÉ JUAN CANO VERA