La economía española superó hace dos años su nivel de equilibrio y desde entonces está creciendo por encima de su situación estructural en la fase en la que se generan los desequilibrios. Esta es la visión de la Comisión Europea respecto a España: estima que cerró la brecha de producto (‘output gap’) al inicio de 2017 y ha seguido creciendo por encima de su potencial durante este periodo.

Sin embargo, no deja de ser paradójico que España haya alcanzado su nivel de equilibrio (cerrado su brecha de producto, ‘output gap’) con una tasa de paro superior al 17%. Esto significaría que España no solo no ha mejorado un ápice su economía desde el estallido de la crisis, sino que habría empeorado.

Las estimaciones de la Comisión Europea de la posición estructural de la economía española no casan bien con la realidad que vive el país. Y no solo con la situación a pie de calle, también con los datos macroeconómicos disponibles. Todo apunta en una dirección: que España todavía no ha llegado a su situación de equilibrio, debido a que la caída durante las dos recesiones fue muy acusada y a que la situación estructural ha mejorado ligeramente.

La metodología para estimar la posición estructural de los países que utiliza la Comisión Europea afecta especialmente a España y es una lacra contra la que luchó primero el Gobierno de Mariano Rajoy y ahora está siguiendo sus pasos Pedro Sánchez. Una infraestimación de la situación estructural del país provoca que se sobrevalore el déficit y, por tanto, obligue a realizar una planificación de la política fiscal con unas mediciones erróneas.

Una infraestimación de la situación estructural del país provoca que se sobrevalore el déficit

El Gobierno de Rajoy ya trató de convencer a Bruselas que esa metodología de cálculo no incorporaba el cambio estructural introducido por las reformas de 2011 a 2013, en especial la laboral. El equipo ministerial de Luis de Guindosfue el primero en exponer a la Comisión Europea su rechazo a la metodología actual por su incapacidad para incorporar cambios generados en el corto plazo con reformas estructurales. En otras palabras, si de un año para otro un país cambia su situación de equilibrio, la metodología europea no lo recoge hasta pasados unos años. De ahí que haya infravalorado el impacto generado por las medidas adoptadas en los primeros años de la crisis.

Output gap

A pesar de los esfuerzos, la Comisión Europea mantuvo su metodología de cálculo y ahora ha vuelto a la carga el Ejecutivo de Sánchez. En el Programa de Estabilidad remitido a Bruselas la semana pasada dedica un capítulo completo a explicar por qué está calculando mal la situación estructural de España. «La evolución real de las principales variables sugiere que los modelos hasta ahora utilizados llevan a una sobreestimación de la NAWRU (tasa de paro estructural) y, por tanto, una infraestimación del PIB potencial y, por ende, del saldo estructural», señala el Ministerio de Economía en el informe.

La evolución real de las principales variables sugiere que los modelos utilizados llevan a una sobreestimación de la NAWRU

La posición actual del ministerio es que la metodología que utiliza la Comisión sirve para limpiar el ciclo en países muy estables, como es el caso de Alemania. Sin embargo, para los países con una gran volatilidad en su crecimiento, como es España, el filtro utilizado no es capaz de limpiar el ciclo. Por eso, sería necesario revisar la metodología para incorporar otros indicadores que midan el nivel de holgura de la economía (inflación, salarios, balanza exterior, etc.) que permitan complementar el análisis.

Un cálculo que determina la política

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) publicó el jueves su estimación de la situación estructural de la economía española dando la razón al Gobierno. No solo no contempla sus argumentos, sino que va más allá y cree que el país no ha superado todavía su posición de equilibrio, sino que lo hará este año. En este periodo, la economía española ha crecido un 5,5%, lo que significa que la diferencia de estimación es significativa.

Esta estimación se aproxima más a la realidad que muestran los indicadores económicos de España. Primero por la ausencia de presiones inflacionistas(salvo en los precios de la vivienda en algunas grandes ciudades), segundo por el superávit por cuenta corriente que todavía tiene España (de 10.100 millones de euros) y tercero, por el elevado nivel de desempleo que todavía hay en el país, del 14,7%. La aceleración del empleo y del crecimiento de los últimos meses sin evidenciar nuevos desequilibrios puede ser una señal de que España todavía no ha alcanzado su punto de equilibrio y todavía está en fase de convergencia.

A pesar de las complejidades metodológicas, para cualquier país es fundamental estudiar su posición estructural frente al ciclo económico. Es la única forma de establecer una política fiscal que sea válida en el medio plazo. Por ejemplo, España disparó el gasto público en los años finales de la burbuja inmobiliaria porque se dejó guiar por su situación cíclica en vez de aplicar la prudencia de su posición estructural.

En el caso de España, por ejemplo, el ajuste realizado durante los últimos años y las reformas estructurales no tendrían ningún impacto si se analiza según la metodología de la Comisión Europea. El resultado es que España tendría el mayor déficit estructural de la eurozona y la segunda tasa de desempleo más alta.

Esto exigiría realizar un ajuste del déficit acelerado que podría llevar a un sitio de equilibrio equivocado. La AIReF estima que el déficit estructural actual es del 1,7%, un punto menos que la Comisión Europea. Una situación significativamente diferente, ya que la Autoridad Fiscal estaría diciendo que casi el único déficit existente es el de las pensiones. La diferencia entre un análisis y otro llevaría a realizar políticas públicas muy diferentes, por lo que su importancia es capital.

Si el déficit estructural estuviese todavía cerca del 3%, entonces España necesitaría un ajuste rápido de 10.000 millones de euros en la Administración Central. En otras palabras: más impuestos o menos gastos. Pero si no fuese así, entonces el objetivo pasaría a ser cómo devolver el equilibrio a la Seguridad Social, sabiendo que el Estado está en buena situación. El impacto de una u otra medida no es neutral, ya que un mayor ajuste fiscal reduciría el crecimiento de la economía y la creación de empleo, por lo que la importancia de realizar un buen diagnóstico será capital para España en los próximos años.
 
 

FUENTE: ELCONFIDENCIAL