«En Volkswagen [VW], te lo digo claramente, nunca hemos jugado a esos juegos», afirmó Hans Dieter Pötsch a principios de 2013. Aún no había estallado el escándalo del dieselgate y el actual presidente del consejo de supervisión del grupo Volkswagen, entonces responsable de su política fiscal, podía presumir de la «buena ciudadanía» por la que abogaba la empresa automovilística, frente a los esquemas financieros de otras multinacionales.

No obstante, Pötsch se olvidó de mencionar un detalle. Desde 2012, el grupo mantenía un holding y una empresa financiera en Luxemburgo, país conocido por tener un beneficioso régimen fiscal. Desde entonces, la compañía alemana ha tejido la compañía alemana ha tejido una red enorme y prácticamente impenetrable de intercambios de capital, flujos financieros y transferencias de activos por valor de más de 17.000 millones de euros.

Pötsch era aún director financiero del grupo Volkswagen cuando, en 2014, la empresa decidió apostar definitivamente por Luxemburgo. El consorcio concentró una gran parte de su holding internacional en Luxemburgo. El mismo año, el grupo automovilístico se llevó casi dos docenas de filiales de un holding empresarial holandés a VolksWagen Finance Luxembourg S.A. (VFL).

El grupo, controlado en un 20% por el estado alemán de Baja Sajonia, se enorgullece de haber pagado en torno a 3.000 millones de euros en impuestos en todo el mundo en 2016. Pero podría haber tributado más, especialmente en Alemania. Los documentos analizados por la red europea de investigación EIC, de la que forma parte EL MUNDO, indican que VW se habría aprovechado de las ventajas del holding luxemburgués para ahorrarse una cantidad considerable de impuestos.

Un emporio de cinco personas

Volkswagen también ha construido en Luxemburgo estructuras que permiten el desvío de beneficios. La empresa controla el flujo financiero de sus marcas -Seat, Skoda o Bentley- y de muchas otras filiales en Brasil, Reino Unido, Rusia, Japón o Australia a través del holding luxemburgués. VFL tiene un total de 26 subsidiarias, con un balance de 14.800 millones de euros en 2016. Y todo con cinco empleados a tiempo completo, los únicos trabajadores del emporio luxemburgués de Volkswagen.

Para el grupo alemán, la situación es completamente normal. «El personal de nuestras empresas en Luxemburgo es de alta calidad», ha respondido ante las preguntas de EIC. En el conjunto de la estructura tampoco encuentran ningún problema. Sobre los motivos para pasar al modelo luxemburgués, el grupo afirma que «el establecimiento del holding empresarial y de las empresas financieras en una localización con una regulación atractiva se basa fundamentalmente en una estrategia financiera». Nada fuera de lo habitual.

Con esta estructura, las filiales de Volkswagen han enviado 5.800 millones de euros a Luxemburgo entre 2014 y 2016. El holding local, VFL, declaró beneficios de 3.500 millones en ese periodo, pero pagó sólo 1,7 millones de euros en impuestos, el equivalente a una tasa del 0,05%. Según Volkswagen, esto es «económicamente correcto». Filiales como Seat o Skoda pagan los impuestos corporativos en sus respectivos países de origen y envían a Luxemburgo los beneficios netos.

Sin embargo, el holding luxemburgués sólo ha repartido una parte de los dividendos a la matriz alemana en los últimos años. Al menos 3.000 millones de euros se quedaron en Luxemburgo o volvieron allí. El dinero se recicla en préstamos al grupo Volkswagen, lo que supone una segunda fuente de beneficios para VFL.

Flujos dentro del grupo

Algunas de las muchas sociedades financieras que dependen del holding luxemburgués transfieren los ingresos por intereses en forma de dividendos a VFL, que no debe pagar impuestos por ellos. En última instancia, los flujos en el grupo permiten que los beneficios de las empresas filiales sean menores, mientras que aumentan los de la empresa registrada en el beneficioso régimen fiscal de Luxemburgo.

Esta estructura es especialmente lucrativa cuando hay grandes beneficios en un corto periodo de tiempo. Por ejemplo, cuando en 2016 el grupo VW vendió su participación del 50% en la empresa de leasing LeasePlan y 1.750 millones de euros fueron a parar al holding luxemburgués. De manera similar a lo que ocurre con los dividendos, las ganancias de capital no se gravan siempre y cuando el dinero no salga de Luxemburgo. En Alemania, en cambio, se tributa por un 5% de las rentas, por lo que la venta de LeasePlan podría haber sumado unos 25 millones de euros a las arcas del Estado.

Determinar con precisión cuánto ha ahorrado el grupo en impuestos gracias a esta estructura es casi imposible. Sobre todo, porque no es sólo VW quien se beneficia de las ventajas que ofrece Luxemburgo. Otras filiales como Audi, Bugatti, MAN y Scania también tienen empresas allí.

VW ha asegurado a EIC que la tributación de las empresas en Luxemburgo se basa en «regulaciones legales, cualquier otra cosa sería inadmisible». Hay, por tanto, indicios para creer que el grupo automovilístico alemán podría estar beneficiándose de lo que se denomina un tax-ruling, una interpretación de la fiscalidad de acuerdo con las autoridades locales. VW no ha desmentido esta opción.

 

 

 

FUENTE: ELMUNDO