El 15 de septiembre de 2008 los cimientos del sistema financiero estadounidense, y por extensión mundial, temblaron con el hundimiento de Lehman Brothers. La caída de uno de los mayores bancos de inversión del mundo desató el efecto dominó de una crisis financiera que golpeó a todos los países desarrollados, incluida España, que ya arrastraba su propio problema del estallido de la burbuja inmobiliaria.

Se cumplen diez años de esa fecha, y España aún bracea para reconquistar los niveles de bienestar y, sobre todo, de empleo previos a esta década de crisis económica.

Un vistazo a las gráficas de todos los grandes indicadores macroeconómicos revela que a partir de 2014 y 2015 la economía española comenzó una fase ascendente, una recuperación con cierto vigor que, sin embargo, fue reduciendo el paro lentamente.

A la vuelta de las vacaciones de las vacaciones de verano una serie de datos han encendido algunas alarmas. La ministra de Economía, Nadia Calviño, ha tratado de rebajar la alerta: “No hay un frenazo de la economía”, asegura, y aunque admite que hay desaceleración, asegura que “no es preocupante” y que no se puede hacer sonar la alarma por un dato.

Confidencial Digital ha consultado con dos economistas si los indicadores que se han conocido en las últimas semanas revelan que el crecimiento de la economía española está amenazado, o son sólo malos datos puntuales, un bache en una senda firme de recuperación.

No es un bache coyuntural

Rafael Pampillón (@rafaelpampillon), profesor de Economía en el Instituto de Empresa y en la Universidad San Pablo CEU, afirma que el consenso entre los economistas españoles es que España vive en los últimos meses “una desaceleración” del buen ritmo de crecimiento que mantenía desde hace unos años, y que no es por tanto una mera caída estadística del verano.

Pampillón se remonta a enero:ya en ese mes se publicaron indicadores adelantados de la OCDE que mostraban que las señales preveían que la economía española se desinflaría en torno al mes de junio.

Finalmente así fue, y desde entonces han ido registrándose malos datos en distintos ámbitos. El más impactante ha sido el desempleo: en agosto subió en 47.000 personas, pero sobre todo llama la atención que la Seguridad Social perdió 203.000 afiliados: desde 2008 no se registraba una cifra peor en nuestro país.

También está dando señales de alarma el Índice del Comercio Minorista, que muestra la evolución del comercio y el consumo. En tasa interanual cayó en mayo (-0,2%), en junio (-0,1%) y en julio (-0,4%). Si a eso se suma el retroceso del turismo en agosto, y un crecimiento de las exportaciones significativamente menor, el panorama que ofrecen las cifras no es el más halagüeño.

Los mejores años de recuperación quedan atrás

El diagnóstico de Pampillón lo comparte prácticamente punto por punto Francisco Cabrillo, catedrático de Economía Aplicada y Hacienda Pública de la Universidad Complutense de Madrid. “Los datos recientes indican que hay un claro freno, un bajón en el crecimiento económico”, afirma Cabrillo.

Este economista también suscribe lo ya señalado por Rafael Pampillón, en el sentido de que esta conclusión de que el enfriamiento no es coyuntural la comparten la gran mayoría de expertos que analicen la evolución de la economía española.

“Hemos tenido una tendencia buena de crecimiento en los últimos años, desde 2014 y 2015, pero los años buenos de la recuperación han acabado”, reflexiona Francisco Cabrillo en base a las cifras de este período más reciente.

En 2015 el PIB creció un 3,4%, un gran salto desde el 1,4% del año anterior y de la caída del 1,7% de 2013. En 2016 la subida fue del 3,3%, y el aumento del Producto Interior Bruto se moderó hasta el 3% en 2017.

El problema es que, si para este 2018 se preveía un 2,7% -previsión que el Gobierno de Pedro Sánchez mantiene-, por ejemplo Rafael Pampillón calcula que finalmente el avance de la economía se quedará dos décimas por debajo, en el 2,5%.

“El crecimiento estará por encima de la media de la zona euro, pero se aleja de los datos por encima del 3% de los últimos años”, indica Pampillón. Por su parte, Francisco Cabrillo añade que el entorno internacional también camina hacia un crecimiento económico menos robusto, por lo que el “viento de cola” que cogió España hace unos años empuja con menos fuerza.

El efecto del cambio de Gobierno

Desde el Partido Popular, especialmente, y también desde Ciudadanos, están utilizando estos malos datos que están apareciendo a finales de agosto y principios de septiembre para señalar al Gobierno socialista de Pedro Sánchez.

No dejan de señalar la coincidencia temporal de la llegada del PSOE al poder, apoyado por Podemos y los independentistas, y la sucesión de noticias negativas en el ámbito económico.

Los dos economistas consultados ponen también la atención en que la política del Ejecutivo de Sánchez en sus primeros meses puede estar perjudicando la marcha de la economía española. “Cuando hay una absoluta incertidumbre sobre fiscalidad, para una empresa, para un inversor, lo más prudente es ‘wait and see’”, resalta Francisco Cabrillo, que pone el acento en que el Gobierno del PSOE parece comprometido a subir los impuestos, aunque no termina de concretar cuáles, cuántos… “por lo que seguramente al final sean todos”.

Algo similar expresa Rafael Pampillón: “Ahora un empresario no sabe qué hacer, qué decisiones tomar: si comprar o no un coche diésel, por ejemplo”. Esa incertidumbre provoca que desde las grandes empresas hasta las familias se piensen mucho hacer cualquier gasto o inversión, lo que repercute en el consumo y en la formación bruta de capital.

“España está enviando mensajes de heterodoxia en materia económica”, continúa Pampillón, algo que por ejemplo empezó cuando el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó una subida de las pensiones mayor de lo previsto. El PSOE elevó la apuesta una vez en el Gobierno y propuso vincular la revalorización al IPC, algo con lo que se había roto con la reforma del sistema en 2013. Ahora los socialistas empiezan a recular en esta idea.

Además, el acuerdo con Podemos para elevar el gasto público de forma importante irá acompañado de más impuestos para evitar un correctivo de la Unión Europea por permitir que se desboque el déficit público. Todo ello, para Pampillón, no supone sino “poner palos en la rueda” al crecimiento de la economía española.

 
 
 
 
 
FUENTE: ELCONFIDENCIALDIGITAL