En las primeras decisiones de su mandato, Pedro Sánchez ha dado muestras de optar por la solvencia, la experiencia y la proyección europea. También de forma muy visible, al nombrar a 11 mujeres en un gabinete de 17 miembros, de querer conectar de forma decisiva con una lucha por la igualdad de las mujeres que la sociedad española ha hecho suya de forma clara.

La composición del Gobierno que ayer comunicó el nuevo presidente está cargada de mensajes conciliadores para socios europeos, mercados, aliados y rivales políticos. El mensaje primordial es el de la estabilidad, una apuesta que debe ser bienvenida en un momento en el que la política europea y la economía internacional atraviesan turbulencias que podrían dar al traste con una recuperación económica y del empleo que España no puede permitirse malograr por la fragmentación política y los intereses partidistas.

Hay que notar que, en su enésima reconversión, Pedro Sánchez ha optado esta vez por girar de nuevo hacia el centro. Debemos felicitarnos de ello porque el resultado es un buen Gobierno que promete moderación, profesionalidad y criterio, valores que, junto con la ética y la limpieza, la sociedad española ansiosamente necesita ver encumbrados en el Gobierno de la nación. Con este equipo, Sánchez parece así aspirar a recuperar para el PSOE el espacio del centroizquierda moderado que tan buenos resultados ha dado a su partido y a la sociedad española desde el comienzo de la democracia. Se dejarían con ello atrás las dudas y confusiones ideológicas sembradas en el pasado y que tan mala traducción estaban teniendo en las recientes encuestas, hasta el punto de desaconsejar a los socialistas acudir a medirse en las urnas para superar la crisis del Gobierno de Rajoy.

Sánchez ha reunido a representantes de diversos territorios y épocas del PSOE con abundante experiencia de Gobierno: destaca entre ellos la experiencia internacional de referentes del socialismo como Josep Borrell, exministro en los Gobiernos de Felipe González y expresidente del Parlamento Europeo (que ocupará Exteriores), cuya tarea a la hora de transmitir a los socios europeos de España la realidad de la cuestión catalana dejó pendiente el Gobierno de Rajoy, con graves consecuencias para la imagen internacional del país.

Frente a las acusaciones de que el Gobierno carece de la legitimidad de las urnas (el PP volvió a repetirlo irresponsablemente ayer), el nuevo presidente ha reforzado el mensaje de estabilidad con una mayoría de ministras y ministros de larga experiencia, a los que ha sumado perfiles sin experiencia pero de impacto mediático.

El nuevo Gobierno es monocolor, sin concesiones a los heterogéneos aliados que ayudaron a ganar al PSOE la moción de censura, dando así muestra de querer exhibir su independencia tanto respecto de Podemos como de los nacionalistas y, a la vez, de su deseo de contar con un Ejecutivo capaz de resistir toda la legislatura si la fragmentación del Parlamento no lo impide. El nuevo Gobierno tendrá ante sí la difícil tarea de dotar al país de una muy necesaria estabilidad política, económica y constitucional apoyándose en un frágil mayoría parlamentaria.

 

España, récord mundial de ministras

 

Las mujeres han estado tradicionalmente excluidas de las instituciones políticas y muy especialmente de los Gobiernos, un área especialmente masculinizada. Sin embargo, algo se mueve. El nuevo Gobierno de Pedro Sánchez ha nombrado a 11 ministras en un gabinete de 17, que representan el 64,7% de los miembros. Este hecho convierte al nuevo Gobierno de España en el Ejecutivo con más mujeres del mundo y de la historia de Europa. El hito español supone desbancar al Gobierno finlandés de Vanhanen que, en 2007, había nombrado a 12 ministras de un total de 19, el 63,1% de los integrantes.

No es fácil encontrarse este porcentaje de mujeres en los Gobiernos de la OCDE. De hecho, incluso hoy día cuesta ver a Gobiernos paritarios a nivel europeo. A modo de ejemplo, en Grecia, Bélgica o Portugal no superan el 25% de mujeres en el poder Ejecutivo. Sin embargo, estos casos son la excepción y poco a poco las ministras se han ido abriendo paso. Francia, Bulgaria o Suecia llegan a un 52%. Costa Rica, con un 56% de mujeres en el Gobierno, o Canadá con un 51,7% también han conseguido situarse en las posiciones más altas del ranking

Hay varios condicionantes que favorecen el incremento de mujeres en la formación de Gobierno. Cuando el partido que se incorpora al Gobierno tiene una ideología de izquierdas, ha implementado cuotas de género en su organización o el Gobierno no es de coalición suele haber más ministras. Al fin y al cabo, las principales posiciones dentro de partidos políticos acostumbran a ocuparlas hombres. También ayuda cuando los primeros ministros pueden seleccionar a los ministros en base a su experiencia profesional, más allá del cargo que ocupen en el Parlamento, como pasa en España.

No es de extrañar que el PSOE, al cumplir todos los condicionantes previos, nombre a más mujeres en el Gobierno de lo que lo hacen otros países vecinos. Sin embargo, hay tres circunstancias adicionales que pueden explicar este inaudito incremento de mujeres en el Ejecutivo.

El primero es el auge del feminismo que hemos vivido en España y que se ha visibilizado mucho desde el 8M. Esto ha podido marcar la agenda y los nombramientos del nuevo Gobierno. También es destacable que el sector de mujeres feministas dentro del PSOE ha sido tradicionalmente muy fuerte, y ayuda a entender los grandes avances en la presencia de mujeres que ha tenido este partido. Por último, el hecho de que el Gobierno del de Zapatero, nombrara a un 50% de mujeres en el 2004, marca un suelo que el nuevo Ejecutivo debe superar si no quiere verse sobrepasado, en este ámbito, por las acciones de Podemos.

Tener mujeres en los Gobiernos es importante ya que, de esta manera, se consigue una mayor calidad de representación de la democracia. Si las mujeres son excluidas del Gobierno, además de cuestionar la igualdad de oportunidades (sabemos que hay suficientes mujeres igual de válidas que los hombres), se prescinde de las mujeres en los procesos de la elaboración de las políticas, las cuales regulan la vida de los ciudadanos. Este es un aspecto relevante porque ellas tienen otras experiencias vitales y otras necesidades que, de esta manera, pueden ser atendidas.

Además, el Gobierno es un espacio con gran potencial simbólico que contribuye a que las ciudadanas vean la política como algo suyo y cercano, y por tanto participen más de este ámbito. Por eso mismo, este récord que alcanza España con el número de mujeres que se han nombrado en este nuevo Ejecutivo es un hito que puede hacer que ver más ministras que ministros empiece a ser la norma y no la excepción.

 

 

FUENTE: ELPAIS