¿QUÉ NOS HA PASADO MURCIANOS?  ¿Y A LOS GRANDES PARTIDOS?

Este próximo día quince se cumplirán cuarenta años de Democracia de secano para los murcianos y murcianas, una Democracia acosada y desacreditada por los que más responsabilidades han debido tener, como los grandes partidos. De nuevo Murcia es testigo de un mundo de fantasías oníricas e incoherencias supinas reñidas con la verdad. Nos han hecho magia y juegos de manos y palabras embusteras sin contenido real en el escenario de una Autonomía que desvaría, donde juegan a destruirse mutuamente los grandes partidos políticos, los antiguos y los nuevos.

Solo el esfuerzo del mundo privado, de los trabajadores, los autónomos, de las empresas con gestores decentes, han evitado, por ahora, que Murcia quiebre en aspectos básicos. Y la ayuda europea, esencialmente. Las administraciones, salvos algunos Ayuntamientos, han entrado en crisis con números rojos, y los que se han salvado, ha sido gracias a las «inyecciones» de la Hacienda que nos recauda con ferocidad cuasi salvaje, desde que ponemos un pié en la calle. LÓPEZ MIRAS afirmó el pasado DÍA DE LA REGIÓN que solo sobrevivirá si recibe el agua que necesita. Extraña afirmación de este joven político de urgencia, porque han sido los populares y los socialistas, excepto Borrell, los que nos llevan al desierto en compañía de las nuevas mareas.

Nos entra la risa floja oyendo al presidente regional, cuando un día después los periódicos locales reproducen, con admiración contenida, otras palabras increíbles del Dios Valcárcel, esta vez mojándose con poca agua, pero mojado, admitiendo que RAJOY perdió la oportunidad de aprobar el Plan Hidrológico Nacional, parecido al propuesto años antes, repetimos,  por el ministro socialista Borrell, un plan cepillado por los chicos listos de Génova 13. Posteriormente Zapatero, hizo igual, pero sin pensárselo mucho. Los nuevos, no nos han aclarado apenas algo, porque tienen sus  propuestas pensando en Aragón y Cataluña que son viveros de escaños parlamentarios. Es un negocio acuoso. Todo un escándalo, porque por ahí anda una fotografía «histórica» de Valcárcel y Aznar «colocando la primera piedra» del PHN. Meses después perdieron las elecciones, llegó la otra banda, la zapateril, que terminó bañándonos en la confusión de siempre.

Cuarenta años de una democracia murciana de secano cuyos responsables andan alegres diciendo chorradas, unos contra otros, mientras el campo se muere lentamente y si no llueve en septiembre, cuando bajen a la Virgen, tendremos que beber agua de los supermercados. Es una crisis insostenible, según los expertos más autorizados.Hemos recibido una herencia brutal, como  un Impuesto de Sucesiones, las siete plagas de Egipto, como las que sorteó Moisés yendo al paraíso de la leche y la miel. Pero está visto que Murcia no es el pueblo elegido, que nuestros políticos no tienen la tenacidad del profeta  hebreo y que no somos capaces de limpiar el Mar Menor o abrirlo como el Mar Rojo. Algunos mindundis propusieron hace unos cuatro años  abrir un túnel  bajo la Laguna de Oro. No es una calumnia, está en las hemerotecas de todo el país español, incluyendo la legendaria Cataluña , que merece un trato de favor desde Suárez, el catalán parlante de Aznar y el genio inmortal de Zapatero, en estos días tratando de poner paz en Venezuela, el buen hombre que es, el pobre.

¿Quiénes dan más y peor? Cuarenta años de Democracia surgida de una Transición no tan brillante como tratan de hacernos creer, pero  que tampoco hay que destruir, sino de reformarla seriamente, sin sacar a las gentes a la calle ni por supuesto a los militares con Rajoy al frente subido en un carro blindado con una rama de olivo paseándose por la Diagonal de Barcelona, aunque a estas alturas todo es posible. España es diferente y nos puede dar por nacionalizarnos como yugoslavos y no pacíficos holandeses o suizos. Le pegan disparos a la Democracia, y son  ellos mismos, los que debieran velar por las libertades, la justicia, el consenso, la igualdad social, la sensatez, la sensatez que no está reñida con la audacia calculada por gente honrada y no por corruptos alegres y confiados en la impunidad.

Es evidente, y a las pruebas nos remitimos, numerosas desgraciadamente, que la mayoría absoluta de la sociedad regional tiene asumida que los gobernantes peperos y socialistas debieran haber custodiado o frenado o controlado, la lenta maldad que sufrimos en tres décadas  como mínimo, desde el gobierno de Felipe González, el pueblo murciano en su conjunto. Excepto los atrincherados en la impunidad del dinero robado.

Nos han maltratado. Y no practicamos la táctica del victimismo para que nos atiendan. Esa tarea se la endosamos a los políticos quemados y a los que ya se acercan a la hoguera desde hace un par de años, dedicados solo al monotema de la corrupción, que es  bueno, pero marcando una agenda de prioridades de urgencia. Llevar a los corruptos y a sus corruptores al banquillo es primordial si se cuenta con una  Justicia ejemplar, pero sobre la mesa de las familias murcianas y del resto de España, de las clases medidas y trabajadoras, les acucian  millones de casos de hambre. No estamos de acuerdo en absoluto con la famosa frase de Lenin «libertad para qué si los obreros no tienen cubiertas sus necesidades mínimas».

Tenemos salidas, el problema es que carecemos de líderes nacionales, regionales y locales que posean las cualidades propias para resolver situaciones como la de Murcia Región. Esta crisis nuestra, con perfiles singulares porque lo del agua no es problema en la mayoría de las provincias, supera la media nacional de bajones intermitentes y permanentes en algunos sectores de nuestra economía, turismo o construcción, aunque el presidente Miras nos dé palmaditas en las espaldas y cachetes cariñosos con sus artículos y discursos de entusiasmo indescriptible.

La esperanza es o debe ser una virtud, pero lo que se nos está pidiendo es resignación sumisa, mucha resignación y buenas palabras sin credibilidad. Ya son muchos años de paciencia e indignación contenida. Poco encaja en ésta Región vapuleada y hasta ignorada en los despachos de todos los ministerios, estén quienes estén en ellos. Puestos en este poco ánimo y talante de denuncia crítica, muy hartos, habrá quiénes confíen en la justicia divina, porque en la  que deber ser humana, muy poco esperamos, ya que conocemos el percal, algunos trozos del traje que nos han regalado pagándolo caro. Queda resistir pero contratacando a la espera que llegue no una nueva primavera cargada de poesía cutre o efebocracia edulcorante, sino años de lucha en las urnas, para barrer del mapa a los oportunistas que nos están estafando vendiendo motos o burras o regalando jamones chinos.

Total que no nos engañen como a analfabetos políticos. Anunciamos, los primeros, que algo se movía en las filas del Partido Popular Murciano, avergonzados los veteranos, y enfadados los más jóvenes al margen del chupe. Y que nos digan que el problema es PAS. No, rotundamente. El problema ha sido y es Ramón Luis Valcárcel que dejó una herencia muy oscura y pesada, y lo peor es que sigue en el machito dando consejos e instrucciones. Para los que observamos el patio, opinamos con sinceridad, que el Presidente Miras, no es la solución, es el heredero del heredero.      

El PP necesita una catársis de urgencia y mucho oxígeno, apenas respira entre tanto fracaso político y tanta basura corrupta. Los únicos que se benefician del caos son Podemos y el inmediato partido de Alberto Garre, si le da tiempo, porque elecciones las habrá antes de Navidad. El PP de la Región no aguantará mucho más en la UVI.

JOSÉ JUAN CANO VERA