La dirección federal del PSOE y la federación andaluza han acordado este lunes que al frente de las seis Diputaciones de la comunidad bajo su control —todas salvo Málaga y Almería— sigan sus presidentes actuales, según han adelantado fuentes socialistas a EL PAÍS. Esto significa que Ferraz no intervendrá, como en un principio manejaba, y mantendrá a los responsables de las principales instituciones que Susana Díaz todavía domina desde que el pasado diciembre perdiese la Junta de Andalucía.

Las cuatro victorias electorales en las generales, autonómicas, municipales y europeas de los últimos dos meses han influido en la predisposición de la federación socialista más poderosa para alcanzar un acuerdo y consensuar los miembros de las Diputaciones con Ferraz, que se reserva la última palabra, según los Estatutos del partido. Finalmente, ambas partes han optado por la continuidad en las Diputaciones, después de las conversaciones que han mantenido durante el fin de semana. La ejecutiva de Sánchez aplazó la decisión hasta después de la constitución de los miles de Ayuntamientos de toda España. Santos Cerdán, secretario de Coordinación Territorial del PSOE, y Juan Cornejo, secretario de Organización del partido en Andalucía, han cerrado el acuerdo este lunes tras cinco horas de reunión.

En la ejecutiva federal del PSOE destacan la «sintonía» con la federación de Díaz y la «integración» de los sanchistas andaluces, pese a que los más críticos con la gestión de la expresidenta de la Junta reclamaban relevar al menos a los presidentes de Sevilla y Cádiz. En similares términos se han pronunciado en la federación andaluza. En un comunicado, asegura que la reunión ha estado presidida por un «clima de máxima colaboración» y «se ha reforzado el compromiso común de seguir profundizando en el trabajo conjunto y coordinado». «Tanto la ejecutiva federal como andaluza han compartido la necesidad de seguir avanzando codo con codo en la formación de los órganos supramunicipales, muy especialmente en las Diputaciones».

Tras las elecciones municipales, el PSOE ha conservado el control de seis de las ocho Diputaciones. En cuatro de ellas, con mayoría absoluta (Sevilla, Jaén, Granada y Huelva) y otras dos (Córdoba y Cádiz) con pactos. De los seis presidentes actuales, cinco son además secretarios generales provinciales, por lo que cualquier relevo forzado no iba a ser pacifico.

El foco estaba puesto en la Diputación de Sevilla, presidida por Fernando Rodríguez Villalobos, una persona de total confianza de la secretaria regional. Su salida se hubiera interpretado como un revés para Díaz. El sector sanchista andaluz había pedido su relevo. Así se lo hizo saber el alcalde de Dos Hermanas, Quico Toscano, en una reunión. Públicamente también le pidió que diese un paso al lado. Villalobos tiene 67 años, lleva 15 al frente de la Diputación de Sevilla y es además presidente del PSOE sevillano.

El acuerdo sobre Sevilla tiene letra pequeña. Según fuentes del PSOE de esta provincia, Villalobos se mantendrá en el puesto solo un año y posteriormente se producirá el relevo.

Desde la celebración de las elecciones municipales, Villalobos ha ido recabando apoyos de los alcaldes y concejales de la provincia, que son los que en votación secreta tienen que votar a los candidatos a todos los puestos de las instituciones provinciales. «¿Yo te he hecho algo?», les preguntaba a los ediles.

Los comités provinciales votarán este martes las propuestas elaboradas por las ejecutivas, aunque con la supervisión directa de Ferraz y San Vicente. En la mayoría de las provincias, los sanchistas han ido a tener presencia en las Diputaciones, las únicas instituciones con poder real tras la pérdida de la Junta de Andalucía.

El precedente de las listas al Congreso y el Senado en las pasadas elecciones generales ha pesado en las negociaciones para el reparto de los componentes de estos organismos provinciales. Sánchez vetó a los afines de Díaz en las listas de las provincias andaluzas para el 28-A, donde no hubo acuerdo con Ferraz. El PSOE andaluz mantuvo entonces hasta el final el pulso con la dirección federal en la mitad de las provincias de la comunidad, aun a sabiendas de que lo perdería debido al control orgánico que Sánchez tiene del PSOE. Entonces, como ahora en el caso de las Diputaciones, tenía la última palabra para decidir la composición de las listas. Una tarea a la que se ha aplicado a conciencia tras el convulso comité federal del 1 de octubre de 2016 en el que presentó su dimisión como secretario general.

La reacción de Ferraz al reto de Díaz fue cambiar las listas en las circunscripciones de Sevilla, Cádiz, Córdoba y Almería, justo las que no habían sido consensuadas con la dirección federal. Los cabezas de lista en estas provincias fueron ministros. «Tomo nota», dijo Díaz después de que Ferraz cumpliera sus amenazas. El PSOE andaluz emitió un voto particular en la comisión de listas pero no pasó de ahí su malestar después de que Sánchez impusiera su dominio en los órganos del partido. Desde entonces la relación entre Sánchez y Díaz ha cambiado, hasta el punto de que el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, ha aplazado la posible renovación al frente del PSOE andaluz como mínimo hasta 2020.
 
 

FUENTE: ELPAIS