En ausencia de Susana Díaz, Juan Cornejo subió al estrado en representación de la federación andaluza en el último comité federal del PSOE, el pasado 28 de septiembre. A ninguno de los presentes se les escapaba que casi se cumplían ya los tres años de aquel dramático comité federal del 1 de octubre del 2016 en el que Pedro Sánchezacabó dimitiendo como secretario general, tras la ofensiva desencadenada por todo el establishment del PSOE para abatirlo. Ni tampoco que Díaz y Cornejo fueron abanderados de aquella cruenta batalla para defenestrar a Sánchez. “Muerto el perro, se acabó la rabia”, celebraron sus adversarios internos, cuando finalmente le lograron abatir.

Casi tres años después, al ir a tomar la palabra en la tribuna de Ferraz, Cornejo se quedó sin voz, y reclamó un trago de agua para aclararse la garganta. Pero quiso la casualidad que la única botellita de agua a mano estuviera en la mesa que ocupaba el actual presidente del comité electoral, Quico Toscano, veterano alcalde de la localidad sevillana de Dos Hermanas, gran rival interno de Susana Díaz y uno de los puntales de la posterior resurrección política de Sánchez como líder del PSOE.

El líder socialista ironiza con el nuevo giro pactista de Rivera: “¡El pánico hace milagros!”

Toscano le ofreció a Cornejo la botella de agua, tirando de ironía: “Cuidado, a ver si te vas a contaminar”. Y Cornejo, secretario de organización del PSOE andaluz, bebió un sorbo y provocó las risas de todos los presentes, al replicar con soltura: “¿Cómo me voy a contaminar? ¡Si ya somos todos lo mismo!”.

Esta anécdota, para algunos de los asistentes a la cita, es el mejor ejemplo de la actual paz interna que reina en el PSOE, tras haber sufrido choques tan convulsos, bajo las órdenes de Sánchez. Además de Cornejo, una veintena de dirigentes de todas las federaciones tomó la palabra. Pero no hubo ni un reproche al líder del PSOE. Pese a los temores que muchos habían expresado para intentar eludir la repetición electoral, ahora que el 10-N ya es inevitable todos celebraron que Sánchez no apostara por conformar un gobierno a toda costa, aunque de nuevo se vean ante otra campaña electoral.

“Esto parece otro partido, todos juntitos”, destacaba una dirigente, a la salida del comité federal. “¡Esto ya no es lo que era!”, se sorprendían otros cuadros del partido. “Los comités preelectorales son de adhesión”, asumían en la Moncloa.

Desde la cita en Ferraz, Sánchez se embarcó en su propia campaña del 10-N, con actos y mítines todos los días de la semana. Y en Ferraz destacan ya la movilización que está generando entre sus propias filas. “Venimos de cuatro elecciones, y a la militancia la cansas. Pero aún así, ahí están”, subrayan. Según aseguran, Sánchez desborda los aforos todos los días. A la comida-mitin que protagonizó en Huesca el pasado martes, se presentaron casi 800 comensales. En Cáceres reunió a 1.500 simpatizantes –“y eso que era jueves”–, y también al día siguiente en Oviedo. “Cuando se pone de pie la maquinaria del partido, aquí se activa todo el mundo. Si el partido se levanta, la militancia está en pie”, subrayan. Y los mismos presidentes autonómicos que hace tres años aunaron fuerzas para tumbar a Sánchez, le arropan ahora en los mítines que celebra en sus territorios. “No puedes luchar contra la ola de cariño de la gente, ojo”, advierten en Ferraz. En algunas federaciones asumen que, ante la nueva cita con las urnas, ya no es tiempo de expresar dudas o inquietudes: “Ahora sólo toca movilizarse, ya estamos en campaña”.

Sánchez ya no levantará el pie del acelerador y seguirá “al mismo ritmo” hasta el 10-N, advierten en su equipo. Ayer estuvo en Barakaldo, y bromeó con el nuevo giro de Albert Rivera: “¡El pánico hace milagros!”. Hoy presentará en Madrid su nuevo programa electoral, y de nuevo a la carretera: el próximo miércoles tiene previsto volver a recalar en Barcelona.

 

 

FUENTE: LAVANGUARDIA