El Gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado este jueves la candidatura de su vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, a presidir durante los próximos dos años y medio las reuniones del Eurogrupo. Gracias a los apoyos de Ciudadanos y el Partido Popular, y de sus socios Unidas Podemos, Moncloa formaliza así la candidatura de la socialista a la presidencia horas antes de que acabase el plazo hoy a la hora del cierre de jornada (sobre las 18.00 horas de la tarde). A partir de ese momento, el Eurogrupo desvelará la lista de candidatos que se disputarán el puesto en la reunión prevista para el 9 de julio.
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, considera que «sería un honor» para el gobierno de España que Calviño pudiera presidir el Eurogrupo, una responsabilidad que «nunca ha ejercido España y que tampoco ha desempeñado antes una mujer».
Quedan ahora dos semanas hasta que se celebre el próximo Eurogrupo, el 9 de julio, cuando se debería votar al sucesor de Centeno. Durante este tiempo Calviño tendrá que intentar atar todos los votos posibles, visitando no tanto a los aliados, como los países del sur que comparten agenda con España, ni tampoco a los contrincantes directos, que no dejarán a un lado el apoyo a su candidato hasta que no quede más opción, sino especialmente a los dudosos, ofreciendo garantías y demostrando que va a defender una presidencia neutral. Estos se encuentran, fundamentalmente, en el este de la zona euro.
El reto es grande porque en los últimos dos años y medio, coincidiendo con el «lavado de cara» que se ha querido dar al Eurogrupo, cambiando a un perfil agresivo y polémico como el de Dijsselbloem por uno radicalmente distinto como es el de Mário Centeno, el Eurogrupo ha entrado en una especie de declive. El foro de ministros de Finanzas ha sido incapaz de estar a la altura de los debates respecto a la reforma de la Eurozona: el presupuesto para la zona euro ha acabado enterrado y la idea de una garantía europea de depósitos (EDIS) descansa en el fondo del armario.
Otro de los retos que tendrá Calviño, y es quizás donde más trabajo tendrá que hacer, es convencer a los socios de que habla por todo el Eurogrupo. Centeno en ningún momento ha dado la sensación de ser un portavoz de todos los ministros. En parte por un ambiente más polarizado dentro de la sala, pero también por una falta de liderazgo para conseguir aglutinar a sus homólogos alrededor de la mesa.
Durante los últimos dos años y medio este ha sido un lujo que la zona euro se ha podido permitir, pero en tiempos de crisis no es así: es necesario tener una voz que los mercados perciban como la clave, que no duden de ella y que vayan a reaccionar según sus palabras. No era un ejercicio sencillo hace años, pero lo es todavía menos ahora que los debates sobre la reforma de la estructura de la zona euro hace que las posiciones estén muy enfrentadas entre los distintos países.
Desde que el portugués Mário Centeno anunciase su salida del Ejecutivo de António Costa, tres ministros han entrado en las apuestas: la española Calviño, el liberal luxemburgués Pierre Gramegna y el conservador irlandés Paschal Donohoe. Sin embargo, solo la vicepresidenta económica ha hecho oficial su candidatura por el momento.
Calviño conoce bien Bruselas y cuenta con el apoyo de muchos en la capital comunitaria. Como directora general de presupuestos de la Comisión Europea la española se labró un nombre y una experiencia que le sería muy valiosa como presidenta del Eurogrupo. Conoce el idioma, los códigos y las maneras de los pasillos de Bruselas, sabe cómo moverse y por dónde moverse. Esto hace que sea muy respetada en las instituciones y entre los funcionarios europeos, pero no será suficiente para ganarse el voto de unos ministros centrados en lo político.
Calviño conoce bien Bruselas. Conoce el idioma, los códigos y las maneras de los pasillos, sabe cómo moverse y por dónde moverse
Desde Moncloa se destaca que es la favorita y «la mejor» opción para dirigir este grupo informal de ministros de la moneda única. La vicepresidenta ha escrutado durante estas semanas sus posibilidades de tener éxito en esta carrera y, según fuentes de Moncloa, el Ejecutivo de Pedro Sánchez no iba a dar el paso adelante sin garantías de que será ella la elegida.
No sería la primera vez, en cualquier caso, que España intenta hacerse con labatuta del Eurogrupo. En 2015, el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, lo intentó en 2015, pero perdió una votación en la que fue superado por el titular de Finanzas holandés, Jeroen Dijsselbloem.
Apoyo de PP y Cs
Tras enterarse de que la candidatura ya era oficial, el vicepresidente del Grupo Popular Europeo, Esteban González Pons, ha expresado su apoyo a la candidatura de Calviño. «No hay mejor garantía para que la política española siga las directrices moderadas de la Unión Europea que el Eurogrupo se siente en nuestro Consejo de Ministros», ha defendido en su cuenta de Twitter.
El líder del PP, Pablo Casado, dijo el lunes que apoyaba la posición de España en el exterior y su representación institucional ante la candidatura y añadió que Pedro Sánchez no lo hizo en el pasado cuando Miguel Arias Cañete optaba a ser comisario o Luis de Guindos a presidir el Eurgrupo.
«Nosotros sí estamos a favor de que España tenga la mejor representación institucional fuera de nuestras fronteras y sí pensamos que tenemos que tener la credibilidad para negociar el paquete de ayuda europea con proyectos sostenibles en el tiempo como los que hoy estamos visitando (en Petronor), que creen empleo, inversión internacional y generen recursos para el sector público que financian luego las pensiones y la sanidad«, concluyó.
Ciudadanos, por su parte, ha mostrado también su apoyo y han asegurado que se trata de una «buena noticia para España y el conjunto de Europa». A través de un tuit, la formación que preside Inés Arrimadas ha mostrado su convencimiento de que Nadia Calviño puede «hacer una gran labor al frente del Eurogrupo«.
A principios de semana, la formación naranja ya anunció que iba a pedir por carta a los siete líderes liberales que gobiernan en Europa el apoyo a la candidatura de Nadia Calviño al considerar muy positivo para España que pueda liderar esas reformas estructurales «necesarias» en la UE para afrontar la crisis que deja el covid-19.
El portavoz adjunto de Cs en el Congreso, Edmundo Bal, hizo una apuesta decidida por Calviño, de quien valoró su «currículum intachable» y por la que España podría obtener las mejores condiciones de los fondos europeos de rescate.
Tres potenciales candidatos
Además de Calviño, en Bruselas se ha contado con que el luxemburgués Pierre Gramegna y el irlandés Paschal Donohoe. El primero, de familia liberal europea, es el segundo ministro más veterano del Eurogrupo, foro en el que participa desde diciembre de 2013.
Gramegna ya optó a la presidencia del Eurogrupo en 2018, cuando el portugués Centeno se impuso al resto de candidatos, por lo que es previsible que quiera evitar otra derrota y no dé el paso adelante salvo que tenga apoyos suficientes para ser elegido.
El principal problema de Donohoe es que su partido, el Fine Gael, está todavía negociando un programa de gobierno para poder formar un Ejecutivo de coalición en Irlanda, un proceso que podría lastrar sus oportunidades, puesto que su continuidad no está garantizada.
No obstante, algunas fuentes señalan que los dos posibles candidatos que podrían disputar el puesto a Calviño no se han movido mucho recientemente. «No hemos escuchado mucho de los otros dos potenciales candidatos«, aseguran. Otras, de hecho, descartan a Gramegna: «Será un Donohoe contra Calviño», apuestan.
FUENTE: ELCONFIDENCIAL