El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez Pérez-Castejón (Madrid, 1972), recibe a El Confidencial en el Salón Tàpies del Palacio de la Moncloa. Es una de las pocas entrevistas concedidas a la prensa. Lo hace a una semana de que empiece una carrera electoral en la que todos los sondeos le dan como favorito. El ‘manual de resistencia‘ con el que acude a estos comicios le aconseja medir al milímetro sus declaraciones ante los medios. Y no equivocarse. Sobre todo, no equivocarse.

Tiene la lección bien aprendida. Esquiva las preguntas sobre sus relaciones con los independentistas catalanes y Bildu, se escabulle cuando se le insiste en la cuestión capital de los pactos electorales, y centra el mensaje en el plano ideológico, Vox y las tres derechas. «Hay un peligro real de que las tres sumen«. Lo repite una y otra vez. Hay que evitar que lleguen a la Moncloa, insiste. Se le nota bien asesorado, y habla con aplomo, enfático. Su agenda está encajada con calzador. En breve, se dirigirá a Toledo, donde compartirá mitin con el barón manchego, Emiliano García-Page. Y apenas unas horas después, se reencontrará con Susana Díaz en Sevilla y Jerez. El presidente-candidato subraya que en este tirón último hacia el 28-A le queda incidir en la llamada a la máxima movilización para garantizar que España «avance» y no «retroceda».

Sánchez no cierra la puerta a entenderse con ningún partido, salvo Vox, pero no quiere pintar líneas rojas de cara a los pactos, más allá de que todo acuerdo ha de quedar dentro del perímetro de la Constitución y de la ley, umbral que promete no traspasar nunca. Aspira a gobernar en solitario, con un Ejecutivo con independientes «de prestigio», aunque tampoco da un no rotundo cuando se le pregunta por un Gabinete de coalición. De camino, manda un recado: las formaciones políticas que «hoy dicen ‘no, nunca, jamás» puede que tengan que «revisar» sus estrategias después de las generales del 28 de abril. Lo dice, claro está, por Ciudadanos. Y a Pablo Iglesias le promete que llegará hasta el final para que los culpables del presunto espionaje a Podemos paguen hasta las últimas consecuencias. La entrevista finaliza poco antes de que un alto cargo de la Moncloa, el director general de Información Nacional, Alberto Pozas, comunique su dimisión por su relación con el caso Villarejo, por el que ha sido llamado a declarar este lunes en la Audiencia Nacional.

PREGUNTA.- Presidente, estamos a una semana de que empiece la campaña, hay un aluvión de encuestas todos los días, también las de El Confidencial. Sabemos que su intención es gobernar en solitario, pero las encuestas no vienen a decir eso. Dicen que necesitará aliados. Podría sumar con Ciudadanos, por un lado, y podría sumar con Unidas Podemos, PNV, Compromís y la abstención o la ayuda de los partidos independentistas. Aunque usted diga que no pone vetos, ¿por qué camino se decantaría?

RESPUESTA.- No es la primera vez en la historia de la democracia de nuestro país que hay un Gobierno en minoría. Ha sido muy raro ver en estos 40 años de democracia gobiernos de mayoría absoluta. La tónica ha sido justo la contraria: gobiernos en minoría que han aprobado leyes y presupuestos con distintas formaciones parlamentarias. Nuestra vocación, y así lo indican los distintos estudios demoscópicos, es que el PSOE gane, y que podamos gobernar en solitario. Puede haber un Gobierno del PSOE con independientes de reconocido prestigio, progresistas, que es lo que hemos hecho en estos diez meses, para continuar esa senda de justicia social, de regeneración democrática y de convivencia en Cataluña.

Hay un peligro real de que PP, Cs y Vox sumen y es importante trasladar que la única formación que puede sumar más es el PSOE

A partir de ahí, es importante decir lo siguiente, hay un peligro real de que el PP, Cs y Vox sumen, y antes de considerar cualquier tipo de ecuación, es importante trasladar a aquellos que quieran mirar al futuro y no regresar al pasado que la única formación política que puede sumar más, que lo que estas tres fuerzas pueden sumar juntas, es el PSOE. Insisto, queremos un Gobierno del PSOE con nuestras propias fuerzas, que garantice una cierta estabilidad, que es la que necesita este país, para abordar las transformaciones y el futuro.

P.- Dicen en su equipo que ofrecerán el programa a los 350 diputados del Congreso, pero las negociaciones de investidura nunca son así y la negociación no se consumará como se hizo la moción de censura. Por tanto, ¿qué interlocutores son aquellos a los que usted se dirigirá prioritariamente? La política es elegir. Concrete. ¿Descarta conversar con los independentistas o no?

R.- Este Gobierno ha demostrado que podemos gobernar con todos. Los [últimos] reales decretos leyes se aprobaron [el miércoles] con el respaldo de Ciudadanos. No con el del PP (ni siquiera votó el del Brexit), pero sí ha apoyado otros a lo largo de estos diez meses. Hemos gobernado y hemos dialogado con todos, con los límites de la legalidad y de la Constitución española. Y es ahí donde vamos a encontrarnos. Cualquier formación política que pida al PSOE transgredir la Constitución sabe que va a contar con el no del secretario general y de la organización.

Está fuera de toda duda que el PSOE es un partido constitucional, que va a defender siempre un Gobierno constitucionalista, que va a cumplir con la Constitución y hacer cumplir la Constitución. Me gustaría entenderme con todas las formaciones políticas. Usted lo ha dicho muy bien: la política es elegir, pero la política no es una cuestión de partidos. También es una cuestión de personas y hay mucha gente en este país que quiere avanzar, que quiere aprobar las cosas que hemos aprobado, como que los parados de larga duración y de más de 52 años recuperen el subsidio al desempleo, o que una mujer que cuida a un dependiente pueda cotizar a la Seguridad Social. Estas son las cosas para las que sirve la política. No puede circunscribirse al insulto, la confrontación y la crispación, que es en lo que la han convertido el PP y Cs.

P.- Le voy a leer una frase de su ministro de Fomento y secretario de Organización, José Luis Ábalos, en una entrevista muy reciente en ‘El Español’: «Si nos tuviera que apoyar Cs, bienvenido su apoyo. Es siempre preferible al de alguien que cuestione la unidad de España y el marco constitucional». ¿Usted suscribe estas palabras? ¿Está de acuerdo?

R.- Yo hace tres años pacté con el señor [Albert] Rivera. He demostrado que tengo capacidad de entenderme con distintas fuerzas políticas.

P.- ¿Y volvería a pactar usted con Rivera?

R.- Si es que el problema es justo el contrario, que tenemos a un Cs que se ha movido de supuestas posiciones socialdemócratas a posiciones de derecha extrema, que ha puesto un cordón sanitario al PSOE, que prefiere gobernar con el apoyo de una fuerza ultraderechista [Vox] a poder entenderse con el PSOE, a diferencia de otros partidos liberales. Hasta incluso desde un punto de vista personal yo me siento, como muchos españoles en este país, decepcionado con el señor Rivera.

P.- ¿Reeditaría el pacto del Abrazo con esas medidas que contenía? ¿Se lo ofrecería a Rivera?

R.- Mire, es que aspiro a ganar las elecciones, a gobernar con las siglas del PSOE, a incorporar independientes de reconocido prestigio que sean progresistas. Creo que durante estos diez meses hemos gobernado con enormes dosis de sentido común, a izquierda y derecha. Ha habido muchas medidas que han sido aprobadas por PP y Cs, y yo no voy a renunciar a entenderme en los próximos cuatro años con PP y Cs.

P. Pero usted sabe que una cosa es tejer acuerdos y otra muy distinta es la investidura.

R.- Bueno, pero cuando los españoles hablen, algunas de estas formaciones políticas que están diciendo ‘no, nunca, jamás’, tendrán que ver exactamente qué es lo que hacen, pueden convertirse en fuerzas inútiles. ¿Qué quiero decir con esto? ¿No va a poder entenderse un Gobierno del PSOE con PP o Cs para resolver las dudas sobre la sostenibilidad financiera de nuestro sistema público de pensiones? ¿O sobre cuestiones del mercado laboral o sobre economía? Será importante ver qué pasa el 29 de abril y cómo revisan sus estrategias esas formaciones políticas.

Cualquier formación política que pida al PSOE transgredir la Constitución, sabe que va a contar con el no del secretario general

P.- Ya que dice que está dispuesto a hablar con todas las fuerzas políticas, ¿se sentaría a tomar un café con el presidente de Vox, Santiago Abascal?

R.- Vox representa todo lo contrario a lo que representa el PSOE en términos de derechos, de libertades, de concepción de la sociedad española, del modelo territorial… Es un partido que dice que hay que acabar con el Título VIII de la Constitución y volver a un Estado unitario. Y lo que me preocupa de la ultraderecha no es tanto el número de parlamentarios que saque, porque nunca va a ganar las elecciones, ya que España no es un país de ultraderecha. ¿Sabe cuál es el problema? La radicalización que está consiguiendo en determinadas posiciones políticas del PP y Cs.

P.- Si el PSOE es capaz de aceptar los votos de EH Bildu para convalidar los decretos leyes, como ocurrió el miércoles, ¿por qué no sentarse también o recibir los apoyos de Vox, si se diese el caso? Los dos están al margen de la Constitución.

R.- Fíjese, la pregunta no es quién apoya, sino por qué otras formaciones políticas no apoyan esos reales decretos leyes que son buenos para una mayoría social de este país. Uno puede entender que el PP, que incluso ha anunciado que recurrirá ante el Tribunal Constitucional dos de esos decretos leyes (igualdad laboral y medidas del alquiler), no esté a favor de recuperar muchos de esos derechos que ellos mismos recortaron cuando estaban en el Gobierno. Pero no puedo entender que el PP vote en contra de que el Estado se pertreche de instrumentos para poder responder eficazmente a una salida desordenada del Brexit.

Lo que quiero decir con esto es que más que el quién, el debate es el qué, si se está o no de acuerdo con una serie de medidas sociales que este Gobierno ha propuesto y que han sido convalidadas. Cuando gobernaba el PP, ha habido medidas aprobadas no solo por el PSOE, sino por fuerzas independentistas, y no existía ese debate. Cuestión distinta es acordar, y siempre tiene que ser dentro del marco de la Constitución. Ese es el planteamiento que estamos haciendo.

P.- Usted habla mucho de formar un Gobierno monocolor

R.- Un Gobierno socialista…

P.- Un Gobierno socialista, con independientes, ha dicho. Pero ¿contempla usted un Gobierno de coalición, que es una de las condiciones que pone Podemos y a las que también se abrió su ministro Ábalos? Él aseguró esta semana que el pluralismo político debe conllevar otras expresiones de gobierno, aunque la preferencia sea la de un Ejecutivo monocolor. ¿Estaría entonces dispuesto a negociar un Gobierno de coalición con Unidas Podemos?

R.- Insisto, y me lo pueden repetir por arriba, por abajo, por la izquierda, por la derecha. El PSOE aspira a ganar las elecciones, aspira a gobernar con las siglas del PSOE, a incorporar talento de fuera de la política, como hemos hecho estos últimos diez meses. Es más: más allá de los hipotéticos escenarios que se puedan abrir después del 28-A, una vez que los españoles hayan hablado, lo importante es trasladar a la ciudadanía si queremos un país que avance o un país que retroceda, un país que mire al futuro o un país que involucione, y el hecho real es que existe un peligro cierto de que la derecha y sus tres siglas puedan sumar una mayoría parlamentaria, como ha ocurrido en Andalucía. Y la única formación política que puede sumar más que estas tres juntas es el PSOE.

Hablar de coaliciones hipotéticas es adelantarse a una cuestión previa: quién va a ser el primer partido político y si estas tres fuerzas políticas, que a mi juicio ponen en riesgo el futuro de nuestro país, suman o no. Por tanto, hay que concentrar el voto en la única fuerza política que le puede hacer frente, que es el PSOE.

P.- Simplemente nos hacemos eco de las declaraciones de otros líderes políticos. Pablo Iglesias ha dicho incluso que le encantaría ser ministro del Interior para poner orden y limpiar las cloacas. Se atribuye él esa facultad, insisto.

El problema no es si yo volvería a pactar con Cs, es que Ciudadanos se ha movido a posiciones de derecha extrema

R.- Ahí se mezclan varias cosas. Este intercambio impúdico de carteras del que estamos siendo testigos demuestra poco nivel: que si ministro de Universidades, que si de Exteriores, que si vicepresidente… que si ahora yo quiero ser tal o cual cosa… Las campañas electorales están para mostrar el proyecto político de las formaciones, decir qué quieres hacer en educación, economía, mercado de trabajo, qué quieres hacer con los derechos y libertades… Esa es la campaña que estamos haciendo.

En el caso concreto de Iglesias y el planteamiento que hace del Ministerio del Interior, yo le digo varias cosas. Uno, es evidente que hubo una comisión de investigación en 2017 impulsada por el PSOE que dejó muy claras dónde estaban las responsabilidades políticas de la mal llamada ‘policía patriótica’, que estaban en el PP y en quienes entonces dirigían el Ministerio del Interior. Cuando se produjo la moción de censura, esa responsabilidad política se acaba porque entra un nuevo Gobierno que lógicamente ha hecho de la regeneración democrática su bandera, como es el nuestro. Y en segundo lugar, la Audiencia Nacional, cuando ha solicitado y requerido información a este Gobierno sobre la operación Kitchen o la ‘policía patriótica’, ha aportado toda la documentación que se ha pedido. Hay máxima colaboración con la Justicia para esclarecer un hecho que no puede caer más bajo. De extraordinaria gravedad. Yo puedo empatizar en lo personal con el señor Iglesias, pero desde luego le digo una cosa: los policías corruptos, que son pocos, y que han estado a las órdenes de una decisión política tomada por la anterior Administración, la van a pagar con todas las consecuencias. Pero tiene que ser primero la Justicia quien sentencie los casos que están siendo investigados.

P.- Con todo el peso de la ley, haya o no responsabilidades penales.

R.- Sin duda ninguna. Tiene que ser así. Aquí habíamos visto que existía la corrupción de financiación irregular, de enriquecimiento ilícito de determinados dirigentes del PP que se llevaron mordidas, que ha quedado sentenciado y acreditado por la Audiencia Nacional. Y ahora conocemos una nueva modalidad de la corrupción que se ha vivido en estos siete años y que es la utilización espuria de un minúsculo grupo de policías corruptos para obstruir la investigación de la Policía y de los jueces en los casos que afectan al PP y para espiar a los adversarios políticos. España es un país de buena gente, y nosotros aspiramos a representar a esa buena gente, y la buena gente ni roba, ni espía, ni insulta, ni crispa, y eso es lo que hemos tenido durante estos siete años. Por eso decimos que hay que mirar al futuro para no regresar un pasado. Le diré una cosa: no creo que el señor [Pablo] Casado esté regenerando o limpiando su casa. Me gustaría saber qué opinión tiene el señor Casado más allá de decir qué opinión tienen los jueces y que nos digan qué ha ocurrido. Parece evidente que la anterior Administración estuvo detrás de esta decisión política.

P.- ¿Por qué entonces el PSOE decidió no llamar a la comisión de investigación del Congreso al comisario Villarejo?

R.- Porque está ahora mismo testificando…

El Congreso esclareció las responsabilidades políticas de la ‘policía patriótica’. Las penales han de dirimirlas los tribunales

P.- Pero podía haber instado su declaración en el Congreso, como le pedía Unidas Podemos.

R.- En la comisión de investigación ya se esclarecieron las responsabilidades políticas. Las responsabilidades penales han de dirimirlas los tribunales. E insisto: Villarejo está ahora mismo declarando, está encarcelado y sometido a una investigación judicial por parte de la Audiencia Nacional. Pero este Gobierno, desde el minuto uno, y con [Fernando Grande] Marlaska como ministro al frente, ha demostrado que todas aquellas personas que estaban de una u otra forma con estas actuaciones deleznables han sido apartadas de sus responsabilidades. Cuestión distinta es que nosotros no podemos actuar sobre funcionarios hasta que no tengamos una sentencia firme. Es así como funciona nuestro Estado democrático y social de derecho.

P.- El jueves el PSE respaldó al PNV en el Parlamento vasco para que sacara adelante la Ley de Abusos Policiales. ¿Qué opinión le merece este apoyo?

R.- Primero, es una ley que emana de una resolución del Parlamento vasco que apoyan todos los grupos parlamentarios salvo UPYD, que existía entonces. En segundo lugar, hay un decreto aprobado en 2012, con [Mariano] Rajoy como presidente del Gobierno, acordado con el Gobierno vasco, donde se definen algunas cuestiones que han sido aprobadas en la ley del Parlamento vasco de este jueves. Nosotros no hemos cambiado la posición, no tenemos posición equidistante porque somos un partido que ha sufrido la violencia en primera persona, con muertos entre nuestros militantes. La cuestión es de nuevo por qué el PP cuando está en el Gobierno dice una cosa y cuando está en la oposición dice la contraria, por qué cuando está en el Gobierno exige lealtad con el Estado y cuando está en la oposición echa gasolina sobre temas tan sensibles como de los que estamos hablando.

«Condenamos y rechazamos las declaraciones de Bildu. Los términos de la Ley de Abusos Policiales son los acordados por el Gobierno vasco y Rajoy»

Yo desde luego creo que hacer como hace Casado, que dice que el Gobierno de España desarrolla la misma estrategia de ETA en Cataluña, o plantear que mancillamos la memoria de las víctimas de ETA, cuando este Gobierno ha sido el que ha reunido por primera vez en años al patronato de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, con el reconocimiento de las asociaciones de víctimas del terrorismo, teniendo un ministro como Marlaska al frente de Interior, una persona valorada por todas las asociaciones de víctimas, me parece que es hacer una utilización tremendamente peligrosa de un hecho muy cierto: que ETA fue derrotada por la democracia, y fue derrotada por la unidad de todos los demócratas. ¿Por qué tenemos que seguir discutiendo algo que precisamente la unidad nos ha llevado a ganar? Nos deberíamos centrar mucho más en el relato de las víctimas, en la memoria de las víctimas, y en decirle a la gente joven del País Vasco qué ocurrió.

P.- Los más críticos no son tanto el PP de Pablo Casado como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, porque se sienten vilipendiados en esta ley.

R.- Y tiene usted razón. Las declaraciones que hicieron el jueves los portavoces de EH Bildu [el parlamentario Julen Arzuaga llamó a los policías «nazis» y «asquerosos»] las condenamos y rechazamos categóricamente. Sin duda alguna. En el Parlamento vasco, el único partido que no ha hecho una declaración firme en contra de la violencia terrorista es EH Bildu, y lo hemos dicho siempre y lo hemos condenado. A partir de ahí, insisto, los términos de la ley son los acordados por el Gobierno vasco y el Gobierno de entonces en 2012. En 2012 yo no gobernaba, sino Rajoy y el PP. No nos hemos movido de posición. Quien se ha movido es el PP, y por la sencilla razón de que está en la oposición y no en el Gobierno.

 

 

FUENTE: ELCONFIDENCIAL