1. La visceralidad del enfrentamiento entre Albert Rivera y Pedro Sánchez demostró algo que es ya un secreto a voces en el mundillo político y periodístico. La animadversión mutua de los líderes del PSOE y de Ciudadanos no es política, sino personal.

2. En política nunca se dice nunca jamás, pero a día de hoy parece imposible un pacto entre PSOE y Ciudadanos. Menos aún tras un debate del que Rivera salió muy serio y Sánchez, hierático y con la mandíbula prieta como los tornillos de un destructor.

3. Tiene razón Antonio García Ferreras: ese discurso final de un minuto con el que finalizan todos los debates sólo puede salirle bien a un actor como Toni Cantó.

4. Sólo Pablo Casado clavó ese discurso final.

5. Rivera se dejó las originalidades en casa y optó por un registro más emocional. La naturalidad no es su fuerte, pero al menos no dio material para la sátira de Twitter.

El minuto final

6. Sánchez tiró en su minuto final del miedo a la ultraderecha, que en su marco mental siempre es Vox. Nunca el nacionalismo de TorraPuigdemont o Junqueras.

7. Iglesias desperdició su minuto, pero el ganador del debate fue él: podía darse el lujo, y se lo dio.

8. Pablo Iglesias, por cierto, llegó al debate en taxi, como Tom Cruise a la mansión de la orgía en Eyes Wide Shut.

9. Los que hayan visto la película recordarán la escena. El personaje interpretado por Tom Cruise se cuela en una bacanal secreta de «los poderosos» en la que todos los presentes ocultan su identidad con una máscara. En el marco ideológico de Iglesias, esa orgía sería el IBEX 35, o el palco del Bernabéu, o la casta.

10. A Tom Cruise, por cierto, lo calan los ricachones a la primera a pesar de ocultar  también él su identidad tras una máscara. ¿Por qué? Precisamente porque ha llegado a la mansión en taxi en vez de a bordo de una limusina con chofer. La casta huele a los advenedizos a cien kilómetros de distancia.

Larga espera

11. Los candidatos se pasaron media hora de pie, tras el atril, antes de empezar el debate. Esa media hora de nervios fue el equivalente al tercio de banderillas. El que sirve para enardecer al toro. Si esa era la intención de los organizadores, lo bordaron.

12. El debate fue bronco y espeso. Muy embarrado. A ratos incluso feo. El formato de Atresmedia lo propiciaba, pero el resultado fue mucho más amargo de lo esperado.

13. El más agresivo con sus contrincantes fue Pedro Sánchez, que salió con una misión entre ceja y ceja y la cumplió a rajatabla: no dejar acabar ni una sola frase a Rivera y Casado.

14. Rivera cayó en la trampa del presidente durante el primer tercio del debate y replicó a las constantes interrupciones de Sánchez interrumpiendo a su vez a los otros participantes. Luego bajó el tono, pero durante unos minutos transmitió excitación y obcecación, más que combatividad.

15. Iglesias se lo reprochó con una frase de las que duelen cual hostia educativa: «Es usted un maleducado. Un impertinente. Con todo el cariño se lo digo».A Rivera le creció la barba de golpe.

Intercambio de ‘regalos’

16. Rivera le regaló su propia tesis a Sánchez con la mejor frase de la noche: «Le regalo un libro que seguro que no ha leído: su tesis doctoral». Ahí el debate se acabó para Sánchez.

17. Como Sánchez replicó, sin que nadie entendiera muy bien el porqué, regalándole a Rivera el libro Santiago Abascal. España vertebrada de Fernando Sánchez Dragó, Iglesias se quejó del intercambio con una mueca de desprecio. Él, que le regaló al Rey la serie Juego de Tronos.

18. Como dijo J. A. Montano en su cuenta de Twitter: «Sánchez es visceralmente un déspota. Y ese déspota le sale cuando se le descoloca».

19. Esto lo dije el martes, y lo sigo pensando hoy: «Creo que no ha habido en España ningún presidente con un talante personal tan inquietante como el de Sánchez. Por debajo de esa rigidez de esfinge fluyen maremotos de narcisismo y de resentimiento. Este tipo de personajes no deberían alcanzar el poder jamás».

20. Pedro Sánchez tenía preparada una respuesta para cuando le acusaran de pactar con Bildu: un gráfico de una votación sin especificar y sin fecha del Congreso de los Diputados en la que el voto de Bildu coincidió con el de PP y Cs. ¿Pero quién aconseja al presidente?

Rumbo a la vicepresidencia

21. Iglesias parecía socialdemócrata. En el duelo entre Sánchez y él, el líder de Unidas Podemos venció con facilidad. Quizá porque la batalla no iba con él y se pudo permitir hacerse el digno. Pero el caso es que le salió bien.

22. La moderación de Pablo Iglesias tenía un objetivo claro: postularse como vicepresidente. Veremos si Sánchez, el Gran Narcisista, acepta a su lado a alguien que pretende ser califa en lugar del califa.

23. «Yo no he pactado con los independentistas», dijo Pedro Sánchez sin que se abriera un agujero del tamaño de la Fosa de las Marianas bajo sus pies. Yo conté trece cesiones de Pedro Sánchez a los separatistas hace sólo un mes. Le deben de parecer pocas.

24. El lenguaje de Sánchez rozó en ocasiones el macarrismo: «Existe riesgo de que sumen estos dos», dijo, señalando a Rivera y Sánchez. El espectador atento pudo observar un hilillo de bilis asomando por sus labios.

25. Poco antes había señalado con el dedo a Casado acusándole, poco más o menos, de ser cómplice de los maltratadores de mujeres. La bajeza sorprendió tanto a Casado que éste se quedó pasmado por los faros como un conejo en la autopista.

El gran perdedor

26. Casado debería haber respondido con rapidez. Pero ese segundo de estupor, es decir de inocencia, dejó claro que Casado es bastante mejor persona que Sánchez.

27. Al final del debate, Casado y su mujer charlaron animadamente con Pablo Iglesias. Sánchez, sólo con su equipo. Qué quieren que les diga. A mí eso me dice algo.

28. Visto lo visto, la sumisión del PSOE a un personaje como Pedro Sánchez es incomprensible. A su llegada a Atresmedia, se quitó de encima a un reportero de malas maneras, sin mirarle siquiera a la cara. También la fake new del debate fue suya: ésta. Luego fue recibido como un héroe por los suyos.

29. Pablo Casado es un buen candidato. Es solvente, eleva el nivel del debate y conoce los temas de los que habla (Sánchez no conocía sus propias cifras y debía mirar sus papeles cada pocos segundos). Su condena es haber coincidido con la aparición de Vox. En otras circunstancias, no tendría el menor problema para liderar la derecha conservadora.

30. Ayer sólo ganó votos Pablo Iglesias. El lunes los había ganado Albert Rivera. Casado mejoró en el segundo debate, sin apabullar. El gran perdedor global de los dos debates es Pedro Sánchez. Si algo ha quedado claro es por qué no quería debatir.

 

 

FUENTE: ELESPAÑOL