Albert Rivera, catalán de pro, se ha enfundado la parpusa -típica gorra de chulapo- para acompañar a sus líderes en Madrid, Begoña Villacís e Ignacio Aguado, en el día de San Isidro, lanzados en las encuestas en esta región. El líder de Ciudadanos, además de respaldar el trabajo de éstos, ha aprovechado para criticar con dureza la reunión entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, para tratar la situación de Cataluña tras la investidura de Quim Torra. «No comparto el no acuerdo, la no acción que han tomado hoy», ha sido su descripción de la cita.

Rivera se verá este jueves a primera hora con Rajoy en Moncloa. El presidente del Gobierno ha priorizado verse antes con el secretario general del PSOE. El presidente de Ciudadanos considera que ha sido una reunión baldía. «Han pactado cosas obvias», ha resumido. Ciudadanos apuesta por que no decaiga la aplicación del artículo 155 de la Constitución pese a que se va a formar un nuevo Govern. Al contrario. Quiere que se mantenga y se endurezca. «Yo no comparto la idea de Rajoy de salir corriendo de Cataluña como decían alguno de los líderes del PP«.

En su reunión, Rivera pondrá el foco en tres cuestiones: los Mossos, TV3 y las cuentas de la Generalitat. «Le voy a proponer a Rajoy colaboración, vamos a ir a proponer soluciones y a que Rajoy rectifique, salir corriendo y de mala manera no es la solución». Su planteamiento será: «El jueves, a diferencia de hoy, vamos a ir a proponer soluciones, para ver cómo se extiende ese 155. La TV pública (TV3) está descontrolada, los Mossos quieren volver a restituir a Trapero, quieren seguir destinando dinero al golpe separatista…».

Para Rivera, «ha pasado el tiempo de la contemplación, del no hacer nada y mirar hacia otro lado», que según él, es la actitud que ha adoptado Rajoy. «Con un presidente racista que ya ha dicho que va a instalar la república catalana, que va a restituir a un imputado por rebelión al frente de los Mossos, que está diciendo que puede hasta puede restituir a prófugos de la Justicia a frente de consejerías, no nos queda otra que aplicar la Constitución«, en referencia a la aplicación extensiva del artículo 155.

Rivera culpa al pacto con el PNV para la aprobación de los Presupuestos de las «prisas» de Rajoy por «dejar a las constitucionalistas catalanes desamparados». «No es la solución».

 

Componendas

 

En sentido estricto, la Transición fue una componenda. Que saliera bien, que de hecho quedara consagrada por el narcisismo democrático como el momento fundacional de la mejor de las Españas posibles, introdujo ese hábito en todas las gestiones posteriores de problemas. La cintura de Zapatero. El borboneo del rey anterior. El catalán en la intimidad de Aznar. Las concesiones de todo tipo al nacionalismo a cambio de estabilidad y de escaños protésicos cuando los propios no alcanzaban. Ortega lo habría llamado «conllevancia». Pero eran componendas que postergaban los problemas, no una generación, sino una legislatura más. España permanecía inconclusa porque la prioridad era la supervivencia de día a día en el bosque, como en Rambo. Malos acuerdos justificados por el pavor a una tarea demasiado dura de cumplir.

La llegada de Torra, actual presidente de la Generalidad y futuro prófugo, tiene como única ventaja la constatación de que, incluso al otro lado del 155, este tiempo español no se resolverá con la componenda. Por más indigna que fuera la disposición a trocar rendiciones por estabilidad. De los personajes públicos, el primero que pareció comprender esto fue el rey FB6, que por ello arriesgó con un discurso en el que se cerró el margen de maniobra para la componenda que su padre habría mantenido abierto con la retórica habitual de «hablando se entiende la gente». También lo ha entendido Arrimadas, según se infiere de sus discursos concebidos bajo los efectos de la halitosis del único nacionalismo ultra en el corazón de Europa que no ha sido detectado como peligro regresivo gracias a su fotogénica contraposición al mito folclórico de la España franquista por definición. El que no lo ha comprendido es Rajoy, cuya mentalidad está tan entrenada por el tiempo en que componenda y democracia se convirtieron en sinónimos que no concibe otra cosa. Bástese observar el nocivo acuerdo de presupuestos alcanzado con el nacionalismo vasco a cambio de unos mesecillos más de supervivencia personal en el cotarro y de bloqueo de las fuerzas sucesorias. Que también son para que Dios nos pille con un plan de emigración a París, todo hay que decirlo.

Precisamente porque se esbozan tremendos, los meses futuros serán purgativos y penalizarán a quienes sólo aspiren a salvar el propio culo mediante la componenda. Posterguen hasta nuevo aviso la fantasía de vivir en una socialdemocracia escandinava. Aquí se nos ha levantado el no-muerto del nacionalismo y los destinos sagrados.

 

 

 

FUENTE: ELMUNDO