El presidente de la Generalitat, Quim Torra, se enfrentó de nuevo ayer a las limitaciones del cargo que ostenta. Así, cuando el máximo responsable del Gobierno catalán acudió al consulado americano en Barcelona para participar en la celebración del 4 de julio fue tratado por el cuerpo diplomático de los Estados Unidos en la capital catalana en consonancia con el cargo que ostenta: el de presidente de una comunidad autónoma española.

Después de un día movido en el Parlament, Torra se desplazó hasta el consulado estadounidense donde se encontró con otros representantes de la vida política catalana como la alcaldesa Ada Colau o el presidente del Parlament, Roger Torrent. Sin embargo, en los cuidados jardines de la representación diplomática estadounidense en Barcelona también estaba el líder de otro Ejecutivo, el jefe del Gobierno de Andorra, Antoni Martí, que ensombreció su presencia en el evento.

Fotos con Jimmy Carter

A los líderes tradicionales del nacionalismo catalán, como Artur Mas o Carles Puigdemont, siempre les gustó mostrar fotos siendo agasajados por representantes de la primera potencia mundial. Las instantáneas de Puigdemont con el expresidente Jimmy Carter o de Artur Mas en Harvard son buena prueba de ello. Asimismo, el año pasado el expresidente cesado participó con toda pompa y circunstancia en el evento conmemorativo de la independencia americana en la ciudad condal. Torra siguió sus pasos ayer.

Sin embargo, en esta ocasión, el «president» vio como el responsable del Gobierno andorrano le hacía sombra y copaba todas las atenciones del cónsul estadounidense. «El cónsul general Madojana agradece especialmente la presencia hoy del jefe del Gobierno de Andorra, Antoni Martí, y los miembros de su gobierno. Las relaciones entre los Estados Unidos y Andorra nunca han sido mejores», resaltó anoche el consulado en sus redes sociales mientras compartía una foto del diplomático y el político andorrano.

Adiós al Cónsul

Por su parte, Torra no compartió ninguna imagen con el Cónsul y ni siquiera se hizo publicidad de su asistencia a un acto que congregó a más de 700 invitados y que sirvió de despedida para Marcos Mandojana, quien, después de tres años en Barcelona, es ascendido a embajador con destino en Turquía.

El cambio de aires no le irá mal a un Cónsul que a lo largo de su estancia en Barcelona ha tenido algún rifi-rafe con la Generalitat por culpa del proceso independentista. No en vano, el pasado 2016 el Mandojana aprovechó una entrevista con la mujer del expresidente Puigdemont en «El Punt Avui Televisió» para defender que una eventual independencia de Cataluña era un «asunto interno español» y asegurar que la voluntad de los Estados Unidos era mantener relaciones con una España «fuerte y unida».

 

 

FUENTE: ABC