El pasado 3 de julio, el Jefe de la UCO, el coronel de la Guardia Civil Sánchez Corbí, rompió su silencio para agradecer, en su nombre y en de los todos los guardias civiles destinados en la Unidad, su agradecimiento a la asociación profesional APROGC, por su defensa tras una campaña mediática y política sin precedentes contra la Unidad Central Operativa del Servicio de Policía Judicial de la Guardia Civil.

Sólo eso, una escueta carta de agradecimiento a unos compañeros, no necesita el coronel Sanchez Corbí, no necesita la UCO y no necesita la Guardia Civil nada más.

Dicen que dos no discuten si uno no quiere, y de todos es sabido que la Guardia Civil no discute, no entra en polémicas, no responde a los ataques, tan solo trabaja, porque su trabajo es su mejor defensa, la sociedad española lo sabe, el ciudadano de a pie lo tiene claro y lo valora, pero al político al parecer ese trabajo callado y eficaz no le basta, sobre todo si ese trabajo callado y eficaz pone ante la justicia a alguno de los suyos.

La cartilla del Guardia Civil es un compendio de normas de conducta, un auténtica Biblia sobre moral y comportamiento que traza un exigente perfil para los miembros del Cuerpo, que a pesar de más de siglo y medio de existencia sigue en vigor como forma de ser y actuar de todos los guardias civiles, que en su artículo 5º dice textualmente que el guardia civil debe ser “prudente sin debilidad, firme sin violencia y político sin bajeza”, y es esta última definición la de “político sin bajeza”, lo que hace distinto al guardia civil del político, principalmente de aquellos que desde la política han orquestado una campaña de desprestigio hacia la UCO y por ende hacía la Guardia Civil, poniendo en entredicho sus actuaciones, y que han llegado a utilizar todas las armas que tenían a mano, incluso las mediáticas, utilizando incluso medios de comunicación afines para atacar desde sus páginas a la Guardia Civil, que ve cómo desde la política y por intereses espurios y partidistas se la ataca, se ataca su trabajo y se ataca a sus integrantes.

No es la primera vez que en sus 173 años de existencia la Guardia Civil ve cómo la bajeza de la política y los políticos más bajos se ceban con ella.

En un debate en el Congreso celebrado el 10 de junio del año 1855, el diputado progresista Llanos protagonizó una acalorada discusión, aludiendo y criticando reiteradamente a la Guardia Civil, criticaba entre otras cosas, la forma de realizar sus servicios.

Fue entonces el General Infante Chaves, presidente del Congreso y Director General de la Guardia Civil, el que contestó directamente y en el propio Parlamento al diputado Llanos, haciéndole ver, a él y a todos los diputados del Congreso, lo irrelevante de las críticas y las mentiras, sobre todo las mentiras que el diputado Llanos había vertido contra la Guardia Civil, comenzaba el General Infantes su alocución en defensa de la Guardia Civil diciendo lo siguiente:

“Siento muchísimo que el señor Llanos no esté de acuerdo con respecto a la Guardia Civil con la inmensa mayoría de los españoles. S.S. en este punto creo que es una excepción, y habiendo yo oído hablar de una manera desventajosa de la Guardia Civil, deber mío venir poder tomar la palabra en la discusión y decir la verdad”.

Tras rebatir con el discurso una a una todas las criticas del diputado Llanos, sobre todo exponiendo los hechos y poniendo sobre la mesa los servicios protagonizados por la Guardia Civil, concluía diciendo “No quiero decir más, me parece que basta con lo dicho, y ruego al señor Llanos que no tenga mal concepto de la Guardia Civil, y no quiera que deje de hacer el servicio peculiarísimo que está prestando, porque resultarían grandes perjuicios a todos los españoles si a la Guardia Civil se le diera otro destino que el que actualmente tiene”.

Intentar que la Guardia Civil, que la UCO, deje de hacer el «servicio peculiarísimo que está prestando», ocasionaría hoy, como en 1855, un gran perjuicio a todos los españoles, que sienten que la Guardia Civil es la institución más fiable, sobre todo en un momento en que la corrupción politica y económica es motivo de preocupación en el conjunto de la sociedad española, tan fiable y poco sospechosa que incluso desde EH Bildu se pide que sea la UCO la que investigue en el País Vasco, porque no se fian, dicen ellos, de la Etzaintz. Es la sociedad en general la que pide cuando tiene algún problema que sea la Guardia Civil, la UCO la que investigue. Hoy, algunos políticos son, como en 1855 el diputado Llanos, una excepción con respecto a la Guardia Civil. Como vemos, ataques que no son nuevos, que se han venido dando a lo largo de la historia del Cuerpo, ataques que siempre han sido contestados de la misma forma por la Guardia Civil y sus agentes, con hechos, con trabajo callado, eficaz, imparcial y fiable.

Una respuesta que hoy hubiese sido necesaria en el Parlamento para defender a la UCO, una respuesta que llegó el pasado lunes cuando el director general de la Guardia Civil defendió en Santander la labor de la UCO porque, según exponía es «absolutamente profesional» e «imparcial», calificando de «desmesurada» la atención mediática existente en la actualidad sobre las operaciones del Cuerpo.

Es cierto que el ministro de Interior llegó a defender la labor de la UCO, pero luego manifestó que en el futuro habrá que realizar «controles de legalidad» en las investigaciones de UDEF y UCO, precisamente las unidades de Policía Nacional y Guardia Civil destinadas a combatir la corrupción, también la política, y eso unido a las noticias que se han publicado sobre el supuesto deseo del Gobierno de remodelar la UCO aprovechando la marcha de su jefe, el Coronel Sánchez Corbí, da cuenta del malestar que existe entre las filas del partido en el Gobierno, un malestar que no se quiere hacer público porque no quieren arriesgarse a una crítica abierta a una unidad de élite del Servicio de Policía Judicial de la Guardia Civil, y que pueda ser tomada esta remodelación como un ataque directo a la propia Guardia Civil, y así, con la hipocresía del político, callan y esperan a que el tiempo vaya pasando y al final llegue el relevo en la jefatura de la UCO para remodelar una unidad, que es ejemplar, pero sobre todo eficaz y muy valorada no solo por esa eficacia dentro y fuera de España, también por lo escrupuloso de sus investigaciones y la imparcialidad de las mismas, en lugar de atajar desde la política el problema de corrupción de que adolece la propia política.

Y aunque los ataques no son nuevos, si lo es la falta de una figura relevante de la política actual que hubiese salido en defensa de la Guardia Civil, de la UCO, de sus hombres y mujeres y de la labor que viene desarrollando la Unidad para acabar, entre otras cosas, con la corrupción política y económica en nuestro país, y digo relevante, porque el apoyo que viene del partido que en su último programa electoral tenía entre sus puntos la supresión de la Guardia Civil, se me antoja sobre todo, sospechosa.

Como sospechosos fueron los ataques directos al jefe de la UCO, batasunizando las formas y los modos, usando el mismo lenguaje que usaban los terroristas para desprestigiar la labor de la Guardia Civil, usado hoy para desprestigiar la labor de toda la unidad en la figura de su jefe, sospechoso que este ataque viniese desde el entorno del propio partido que nos prometió tolerancia cero con ETA. Sospechoso que todos los investigados por corrupción política o económica que han ido saliendo de prisión “bajo fianza”, y entender el concepto “bajo fianza” es importantísimo, utilicen el mismo lenguaje para decir que van a presentar querellas contra la UCO y la Fiscalía, como las que ha presentando Camps contra la UCO en varias ocasiones, querellas y denuncias que la Justicia ha ido desmontando en todas las ocasiones en que se presentaron.

Solo quien sabe la dependencia de jueces y fiscales de la UCO en sus investigaciones, solo quien se ha preocupado de conocer cómo trabaja el Servicio de Policía Judicial de la Guardia Civil, solo quien sabe del trabajo de investigación escrupuloso, exhaustivo, milimétrico e imparcial, sobre todo imparcial, porque la UCO como la Guardia Civil no pertenecen a ninguna ideología, a ningún partido, quien sabe como trabajan las unidades de investigación del Cuerpo bajo la mirada atenta y bajo las órdenes de la Justicia, sabe de lo injusto de los ataques a los hombres y mujeres de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil.

Deberían nuestros políticos leer y conocer la cartilla del Guardia Civil para aprender y saber lo que es la lealtad y el honor, lo que significa ser un «político sin bajeza”. El artículo 9.º prohíbe terminantemente al guardia civil admitir retribución alguna en consideración a los servicios prestados, aunque sea como una prueba de agradecimiento del que la ofrezca, algo en que nuestros políticos deberían fijarse y tener presente. Este y otros artículos de la cartilla son el manantial de la fuerza moral de la Guardia Civil, que tan apreciada es para los españoles, deberían aprender de los guardias civiles a los que atacan un poco de humildad, de moderación, de palabras y acciones correctas, de seriedad, de lealtad, de no hacer si no aquello que las leyes marcan, ni ir mas allá de lo marcado por estas leyes, solo así podrían salir de ese último puesto que hace que la política sea la institución peor valorada por los españoles, el político debería aprender del guardia civil a «hacer el bien por el deber y el gusto de hacerlo», y nunca por ánimo de lucro ni por alarde.

Deberían atacar a los corruptos y no a quien los investiga, los persigue y los pone, con las leyes en la mano, a los pies de la Justicia.

FUENTE: Antonio Mancera Cardenas / La Tribuna del País Vasco