David Marjaliza ha confesado que quemó «tres carritos del Carrefour» llenos de documentación comprometida después d que Francisco Granados le dio un chivatazo de que la UCO vigilaba su despacho en la localidad madrileña de Pinto

«Me dijo que me habían balizado el coche». David Marjaliza ha necesitado cinco minutos para confesar, por segunda vez, que Francisco Granados le advirtió de que la Unidad Central Operativa (UCO) seguía sus pasos en su cuartel general de Pinto. Recogió la advertencía y lo quemó todo: «Tres carros del Carrefour, que estaba abajo. Ya aproveché y limpié todo», ha reconocido Marjaliza, añadiendo que también se deshizo de sus discos duros

Mientras Francisco Granados niega con la cabeza desde la segunda fila del banquillo de los acusados, Marjaliza ha explicado cómo su entonces socio extremó las precauciones: «Viene a verme, cosa que habitualmente no hacía, siempre me llamaba por teléfono». Fue entonces cuando le dio la recomendación: «Quémalo, la bolsa la pueden coger, quémalo en un día que haya niebla y no nos pille el helicóptero de la guardia civil», le dijo supuestamente Granados. Marjaliza y su secretaria buscaron un día de niebla y su amigo «Eduardo» se deshizo de la documentación comprometida, «es un ñapas que nos hace las cosas de los pisos, las goteras…», ha explicado.

Marjaliza ha dado explicaciones sobre su cuartel general de la calle Éboli de Pinto: por allí pasaban «alcaldes, jefes de gabinete, concejales…», ha dicho. «Él también me visitaba, había ido a veces a coger dinero allí«, ha dicho sobre Granados, reconociendo que allí realizaba entregas de dinero en efectivo, «lo preparaba en bolsas de cartón negras y blancas de Montblanc», ha explicado. Entre la documentación que quemó en los carritos, ha dicho, había información de licitaciones de la Comunidad de Madrid que le llevaba Granados y también un cuaderno donde apuntaban las siglas de los políticos que cobraban o pagaban comisiones: «Si era un pueblo y era Parla poníamos la «P», si era Paco le pusimos el mote de «Futuro», esto fue en el año 1999 cuando todavía no era alcalde, y «Futuro 2» era José Miguel Moreno, que luego fue alcalde, y mucha más gente», ha especificado.

Previamente a recibir el supuesto chivatazo, ha dicho Marjaliza, bromeaban con la posibilidad de estar pinchados. «El chascarrillo era que si nos escuchaba Rubalcaba«, ha explicado. Granados estaba informado de todo el trasiego de dinero en la calle Éboli de Pinto: «Yo le iba a pagar la campaña del 1999, del 2003, viajes a Ibiza, barcos, televisiones, escopetas… muchas cosas, todo eso estaba apuntado en el libro que quemamos». A la salida, preguntado por si hay más nombres de políticos implicados en la trama que no estén imputados, ha asegurado que «puede ser, vamos a ir poco a poco».

Trajes, jamones y bolsos

Antes de la testifical de Marjaliza ha sido el turno de uno de sus supuestos testaferros, Antonio Serrano Soldado, durante el cual la Fiscalía ha reproducido una llamada entre ambos después de haber recibido el supuesto chivatazo. El empresario se muestra preocupado ante la posibilidad de que la Guardia Civil esté vigilando sus pasos: «Estoy ‘acojonao’, esto aquí te coge un tío, te transcribe, te escucha la conversación y te dice que aquí hay la mafia del mundo mundial cuando es una puta gilipollez», dice.

«Si regalas un jamón ¿es delito o no es delito? Un bolso, ¿es delito o no es delito? Un traje, ¿es delito o no es delito? ¿Dónde está el delito?», se pregunta Marjaliza sobre los límites del delito de cohecho ante la posibilidad de estar siendo vigilado por la UCO. «Yo voy ofreciendo mis servicios, me acojona todo el mundo que todo es cochecho, que si cohecho impropio, que si no impropio, que si nosequé», dice sobre su trabajo para la empresa Cofely en materia de contratos de eficiencia energética en municipios madrileños.

Granados reniega de Marjaliza

«No he sido socio de este señor nunca, no sé por qué os empeñáis». Francisco Granados ha llegado a la Audiencia Nacional preparado para la última sesión del juicio por el chivatazo de la Púnica, y lo ha hecho renegando de su relación pasada con el empresario David Marjaliza. Hoy será su turno para testificar y, salvo sorpresa, refrendar la confesión que ya hizo hace dos años.

Una frase que refleja el constante desencuentro procesal que han protagonizado los otrora socios desde el estallido de la operación Púnica a finales de 2014. A lo largo de este mismo juicio, el primero de las más de quince piezas separadas en que se divide la causa, Granados y su defensa han criticado en varias ocasiones que Marjaliza no se siente en el banquillo, y el propio Granados incluso ha dejado caer que si supo de la investigación antes de tiempo fue por tener fuentes en la Guardia Civil.

 

 

 

 

FUENTE: CADENASER