«Nuestro objetivo es el fin de los trasvases y apostar por las desaladoras. Ha llegado el momento de poner fin a la improvisación. No hay que hacer política con el agua, sino una política del agua».

Ese es el texto del mensaje enviado a la red social Twitter por el secretario general del PSOE, que resume sus palabras en un acto celebrado en Albacete con los socialistas castellano-manchegos. Poco después, el tuit de Pedro Sánchez era celebrado por Cristina Narbona, presidenta del PSOE y enterradora del Trasvase del Ebro como ministra de Medio Ambiente en el primer Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.

Las palabras de Sánchez son toda una declaración de guerra contra el sector agrícola del Sureste español, que deja en una situación muy complicada a los socialistas valencianos, murcianos y almerienses. Pero es que, además, la ligereza de Sánchez al hablar de un tema que, obviamente, desconoce, lo ha llevado a protagonizar uno de los patinazos más sonados de los últimos tiempos.

Lo que ignora el líder socialista es que, de «poner fin a los trasvases», como pretende, quedarían automáticamente sin suministro para el consumo humano toda el área metropolitana de Barcelona (Trasvase Ter-Llobregat), el área metropolitana de Valencia (Trasvase Júcar-Turia), Cádiz, Jerez de la Frontera, Rota y Puerto de Santa María (Trasvase Guadiaro-Guadalete), 25 municipios vizcaínos cercanos a Bilbao (Trasvase Zadorra-Ebro-Arratia), 54 municipios de Castilla La Mancha (Trasvase Tajo-Guadiana) y otros 89 municipios de Alicante, Murcia y Almería (Trasvase Tajo-Segura).

El Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura brinda estos datos a Pedro Sánchez, para que aclare si pretende acabar con los más de cuarenta trasvases existentes en la actualidad o su inquina va dirigida exclusivamente contra los usuarios y regantes de la cuenca del río Segura, el único con déficit estructural en España y de cuyo caudal depende la supervivencia de miles de familias dedicadas a la agricultura.

Para una mejor comprensión de las dimensiones de su metedura de pata, los regantes levantinos incluyen este mapa con los 16 trasvases más importantes que en estos momentos existen en España, de cuyo mantenimiento depende el abastecimiento diario de millones de personas.

 

 

FUENTE: LIBERTADDIGITAL

 

 

 

Crónica de una estafa electoral: El trasvase del Ebro y el “Agua para todos”

 

• El programa electoral del PP abandona la idea de acometer un trasvase del Ebro.

Como muchos veníamos advirtiendo, el lema “Agua Para Todos” no era más que una quimera para engañar y embobar a la ciudadanía de la región de Murcia y la Comunitat Valenciana, con un doble objetivo: inflar y cebar la incipiente burbuja inmobiliaria -los llamados “modelo Polaris World” y “modelo Marina D´Or”- y aniquilar políticamente a la oposición, principalmente al PSOE. Fue el gobierno Socialista quien en el año 2004 derogaba un polémico PHN que incluía un trasvase del Ebro que no contaba con el consenso imprescindible de la cuenta cedente (era inviable socialmente), ni con el apoyo de la comunidad científica (inviable medio ambientalmente), ni siquiera con el apoyo financiero de la Unión Europea (inviable económicamente). En su lugar los socialistas desarrollaron el “Plan Agua”, basado principalmente en la desalación, la depuración y la reutilización de caudales de agua.

Los murcianos y los valencianos recibieron una importante inversión del Estado para la construcción de estas infraestructuras gracias a las cuales, y pese al boicot del Partido Popular, éstas regiones no sufrieron cortes de agua en medio de la peor sequía que se recuerda en muchos años (2005-2009), a diferencia de lo ocurrido en el año 2003 con el gobierno del Partido Popular.

Los grandes embajadores del pelotazo urbanístico se vieron amenazados por unos partidos en la oposición que empezaban a destapar casos de corrupción y negocios opacos en los que presuntamente participaban altos cargos del PP en conexión con importantes empresarios y constructores. La derogación del trasvase del Ebro fue la excusa perfecta para desviar la atención. Se demonizó la derogación del trasvase, y utilizando fondos públicos, se pagaron importantes campañas en la televisión, la prensa y la radio para denunciar el castigo que los socialistas daban a Murcia y Valencia.

Tanta indecencia no fue en vano. Las consecuencias logicamente no se hicieron esperar:

Narbona insultada, increpada y casi agredida en su visita a Murcia: «Narbona nos robó el agua. Este martes, día 10 de octubre, viene a Lorca. ¿Vas a dejar que se ría de ti?. ¿Recíbela como se merece! Frente al Ayuntamiento a las 12.30»

Reventando la visita de Zapatero a Lorca.


Miguel Ángel Cámara, alcalde del Murcia, politizando una manifestación apoyada por todas las fuerzas políticas murcianas.

Felicitación de las fiestas del gobierno de Murcia a los gobiernos de Aragón y Cataluña

La realidad es que el PP de Aznar echó abajo el que seguramente representó el mejor proyecto para acabar con la sequía estructural de la cuenca mediterránea, el famoso “Plan Borrell”(ministro socialista de Obras Públicas) que abogaba por la intereconexión de todas cuencas y ríos del país. En 8 años lo máximo que hizo el gobierno de Aznar fue poner cuatro piedras en territorio “amigo”, y dejar en manos de la UE la financiación de parte del proyecto, financiación que se cuestionó en diversos informes internos que aconsejaban la negativa al proyecto por insostenible económica y medio ambientalmente. Pero los populares habían encontrado la piedra angular ideal sobre la que cimentar un discurso victimista.

La esperanza -y la obsesión- de millones de levantinos (almerienses, murcianos, alicantinos, valencianos, castellonenses) cristalizó en un nacionalismo hidráulico de enormes proporciones. Oponerse al trasvase del Ebro o cuestionar la política del PP se convertiría desde entonces en un peligro público, muy a pesar de que el gobierno socialista invirtió en infraestructuras de agua más de 1000 millones de euros en la región de Murcia, garantizando de por vida los abastecimientos para la población y la industria. Hasta ese momento la región de Murcia había recibido muchas promesas y poco dinero. Por una vez tenía dinero encima de la mesa. Sin embargo Murcia y Valencia se levantaban en armas envilecidos por sus gobiernos regionales contra el presidente que mejor les trataba presupuestariamente:

Y presentaban a Rajoy como la garantía de un gobierno que defendería los intereses de todos:

La gran esperanza era Rajoy. Valcárcel y Camps, Camps y Valcárcel, estiraban el chicle, acusando a los socialistas de traidores.

Llegaron las elecciones de 2007:

Era la época en la que en prensa se vendían imágenes de campos secos, con árboles arrancados por la enorme sequía, y por culpa de los socialistas. Años después se conoció que esos árboles se arrancaron para urbanizar el terreno con chalets y adosados como los de la siguiente foto, en la que según denunciaron los ecologistas, podemos observar como se riegan campos de golf con agua de pozo, apta para el riego de cultivos:

Llegaron las elecciones de 2008 y aunque algunos datos ya apuntaban al fín de “Agua para Todos”, el PP mantuvo el engaño. Este mismo señor que prometía, hoy dice que del Ebro ni hablar, y del Tajo ya veremos:

Las elecciones autonómicas de 2011 fueron otro gran éxito electoral del PP, que ya había rentabilizado un victimismo estratégico (Agua-Ave-financiación) que se hacía todavía más fuerte con la llegada de la crísis económica. Valcárcel y Camps, que hasta hace poco se ponían las medallas del crecimiento económico y de la espectacular creación de empleo, endosaban los malos datos de sus respectivas comunidades a Zapatero, a pesar de que la competencia de la mayor parte de las materias -economía, empleo, industria, etc- están transferidas a las comunidades autónomas.

Ahora ha llegado la campaña de las elecciones Generales de 2011, donde Rajoy, que había prometido  el “Agua Para Todos”, tiene, según las encuestas, todas las papeletas para salir vencedor. Ha llegado la hora de mojarse de verdad. Lo que sucede es que, tras las elecciones autonómicas y municipales de mayo ha cambiado el mapa: ahora Castilla La Mancha, Extremadura y Aragón, regiones del Tajo y del Ebro, son del PP. Rajoy puede necesitar a los catalanes para pactar y llegar al gobierno.  Todo esto ha derivado en que las tésis trasvasistas hayan desaparecido del PP, como lo hicieron en 1993-96 porque habían conseguido sus objetivos políticos, los votos que necesitaba para gobernar.

La región de Murcia y la comunitat Valenciana han sido victimas de un enorme engaño, de una operación de marketing político-financiera.

Rajoy no va a hacer el trasvase del Ebro. No porque no vaya en su programa electoral, que no va. Sino porque no le interesa hacerlo. Porque no puede hacerlo, porque como entonces, sigue siendo irrealizable. Porque se encontraría con los mismos problemas que en 2004, con una faraónica obra, inmensamente cara, inviable económica, social y medio ambientalmente, que desvertebraría el país, y enfrentaría -más todavía- a diversas regiones, todas en manos del Partido Popular.

En resumen: Rajoy y Valcárcel toman por tontos a los murcianos. Fabra a los valencianos. Los socialistas murcianos y valencianos advirtieron que la milonga del “Agua Para Todos” era una enorme mentira, para sacar rédito político.

Los murcianos y los valencianos merecen conocer la verdad. Preparémonos para una batería de excusas porque pretenderán justificar el engaño y revestirlo de moralidad. Ese tiempo pronto llegará. Ni trasvase, ni AVE por Cieza, ni financiación, ni autovía del bancal. Rajoy ni siquiera ha sido capaz de apoyar el Corredor Mediterráneo. El Partido Popular se tendrá que explicar.