Subida salarial del 2% y un porcentaje variable de hasta un punto porcentual. El pacto que fue imposible hace un año entre empresas y sindicatos, es ahora una posibilidad cercana. La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) reconoció ayer que contempla más cerca que hace unas semanas el pacto de convenios con los sindicatos. Con avances importantes, la patronal se muestra sin embargo reticente a dar por hecho un acuerdo definitivo y se niega también a adelantar que la firma sea inminente.

Ya el año pasado la situación parecía favorable a un acuerdo. El Gobierno, a través de la ex ministra Fátima Báñez, presionaba a la patronal para la firma de un acuerdo. «Es el momento de que los salarios suban con la fortaleza que se registra en la recuperación del empleo», decía Báñez, subrayando que el ritmo de subida salarial debía «acompasarse» con el ritmo de creación de puestos de trabajo, lo que apuntaba a un incremento del 3%.

Finalmente la CEOE ofreció una horquilla de entre el 1,2% y el 2%, más otro medio punto adicional en función de las características de cada empresa o sector. Las diferencias por la cláusula de revisión salarial exigida por los sindicatos de acuerdo a la inflación acabaron por romper las negociaciones.

Un año después y con un nuevo Gobierno que ve necesario modificar «cuanto antes» los aspectos más negativos de la reforma laboral de 2012, el presidente de la CEOE, Juan Rosell, declaró ayer -sólo un día después de la toma de posesión de los nuevos ministros- que apuesta por «incrementos salariales importantes» en aquellas empresas, especialmente las grandes y medianas, que están en beneficio.

«El año pasado fuimos más generosos, si puede decirse así, de lo que fue la media y este año estamos por los mismos derroteros. La subida salarial media está en el 1,56% y nosotros estamos ofreciendo más», explicó.

La patronal exige que, además de las subidas salariales, los sindicatos ofrezcan medidas para combatir el absentismo laboral. Al igual que en 2017, parece que el posible acuerdo se llevará hasta los últimos minutos para evitar posponerlo hasta después del verano. Las reuniones para el pacto de este año se llevan celebrando desde enero y la patronal afirma que en su agenda está como fecha relevante el próximo 20 de junio, día en el que celebra su junta directiva.

Los sindicatos, que preparan movilizaciones al no estar dispuestos a resignarse a otro año sin acuerdos, fueron menos conservadores que la patronal a la hora de valorar las posibilidades de un acuerdo. Pepe Álvarez, líder de UGT, afirmó ayer que su sindicato y CCOO están «muy cerca» de cerrar el acuerdo de negociación colectiva con CEOE y Cepyme. Álvarez convocó ayer mismo a su consejo para analizar el estado de las negociaciones con las organizaciones empresariales, informó Europa Press.

En la versión sindical, el acuerdo podría recoger una subida salarial del 2% más un variable del 1%, así como el establecimiento de manera progresiva de un salario mínimo de convenio de 1.000 euros. En todo caso, Álvarez precisó que faltan todavía cosas que concretar para poder cerrar este acuerdo, que hasta ahora ha sido impulsado por Báñez.

El cambio de ritmo se antoja notable, sin embargo. Si hasta la semana pasada la ex ministra Báñez había allanado discretamente el camino a un acuerdo, ayer el cambio fue radical. La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, anunció su disposición a estudiar cuanto antes los aspectos que considera «más negativos» de la reforma laboral de 2012 para el mercado de trabajo.

A los efectos negativos de la reforma laboral se ha llegado a sumar uno de sus principales defensores, como es el Banco de España. En su último informe, el supervisor sostiene que la recuperación de la competitividad empresarial desde la crisis ha descansado en los costes laborales mientras que los márgenes empresariales han seguido estables y que la calidad del empleo es «mejorable».

Valerio mantuvo ayer esta línea al reconocer que se crea empleo, pero no de calidad. Concluyó defendiendo la necesidad de crear un diálogo social entre sindicatos (CCOO y UGT) y con los empresarios (CEOE y Cepyme).

«Tenemos un problema de desempleo entre los jóvenes muy importante, pero también los parados de larga duración me preocupan, los mayores de 50, incluso de 45, que se ven excluidos. Hay que hacer muchísima tarea en este sentido», adelantó la primera heredera de le reforma creada por Báñez.

 

 

FUENTE: ELMUNDO