Volvió a ocurrir. Unas palabras de Margarita Robles, la portavoz parlamentaria del PSOE en el Congreso, luego matizadas, o corregidas, o enmendadas, o directamente desautorizadas por Ferraz. En este caso, por Pedro Sánchez. Esta vez, el telón de fondo era la sentencia contra La Manada y, en concreto, por el voto particular del juez discrepante de la Audiencia de Navarra, Ricardo Javier González. Antes los decorados eran otros, la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña o la censura de una obra de arte en ARCO. Pero todos ellos dejaron ver ciertos desajustes o falta de coordinación en el mensaje entre Robles y la dirección del partido. Fisuras de discurso que no obstante no se traducen por ahora en una desconfianza de la cúpula hacia la portavoz.

Al final, la enorme ola de indignación popular que ha suscitado el fallo del tribunal navarro ha acabado impactando en el tejado del Gobierno, y tangencialmente en el del PSOE, aunque en grados muy distintos. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, que en un primer momento recordó que la pena impuesta a los cinco integrantes de La Manada —nueve años de prisión— era «muy alta«, fue reconduciendo su postura. El lunes, arremetió contra el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por no haber actuado disciplinariamente contra un magistrado, el autor del voto particular, Ricardo González, puespadece un «problema singular» que no precisó. El juez aseguró en su escrito que no veía ni abuso ni agresión sexual. Todo lo contrario: lo que ocurrió en el portal de la pamplonesa calle de Paulino Caballero eran actos sexuales explícitos «en un ambiente de jolgorio y regocijo en todos ellos«, los chicos y la víctima. Automáticamente, a Catalá se le echaron encima las cuatro asociaciones de jueces y las tres de fiscales. Le exigieron su «inmediata dimisión» por la «temeridad» de sus palabras y su «intromisión» en la labor del Poder Judicial.

La oposición también cargó contra el titular de Justicia. Pero no el PSOE. Robles declaró a los periodistas en el Congreso que entendía que Catalá había hecho esas valoraciones sobre González «con conocimiento de causa» y que el CGPJ «tendría que dar explicaciones de por qué no se realizó un seguimiento [al juez] y por qué tardó tanto la sentencia». La portavoz defendía que el órgano de gobierno de los jueces no podía «ponerse de perfil».

Robles prestó apoyo al ministro, al advertir de que hablaba «con conocimiento de causa» sobre el magistrado y cargar contra el CGPJ por protegerle

Robles fijó posición y a continuación el secretario de Organización, José Luis Ábalos, siguió su estela en ‘Al rojo vivo’ (La Sexta). El número de tres incidió igualmente en el tiempo transcurrido desde que acabara la vista, cinco meses, un periodo «excesivamente largo, sobre todo cuando hay gente privada de libertad», por lo que el CGPJ no había hecho «un seguimiento de esta causa de acuerdo a la alarma social que estaba generando». «Y este voto particular no solo degrada a la víctima —añadió—, sino que además es incómodo respecto a sus otros colegas jueces. Es evidente que el CGPJ no ha hecho un seguimiento de esta causa de acuerdo a la alarma social que estaba generando». Ábalos dijo en antena «lo que le pidieron: seguirla», precisan en su entorno.

Que esté «callado» y no sea «torpe»

Ese apoyo al ministro de Justicia fue enmendado a las claras por Sánchez este martes. En declaraciones a los medios mientras participaba en la manifestación del Primero de Mayo en Madrid, se desmarcó de Catalá y a la vez desautorizó a Robles (y de paso a Ábalos), aunque buscando hacer malabares con sus palabras para que no fuera entendido como una bofetada personal. El secretario general reclamó al ministro que «aclare» si tiene alguna acusación concreta contra el magistrado Ricardo González, y si no, que esté «callado», que no sea «torpe». Sánchez subrayó que el titular de Justicia había pecado de «imprudente», y por su cargo debía actuar con «sentido común». No solo eso. Sánchez insistió en que el PSOE, como «partido de gobierno» que es, no va a «entrar en valoraciones y disquisiciones sobre la actuación personal de un magistrado», porque esa tarea corresponde al CGPJ.

«Ha pasado lo que debía pasar. Lo de de Margarita no tenía que haber sucedido. Por eso Pedro la ha desautorizado», dice un miembro de la cúpula

Además, reprochó a Catalá que con sus palabras está desviando el debate, pues este ha de centrarse en una sentencia que «no recoge el espíritu y los valores de una sociedad que el 8 de marzo cambió». Por tanto, Catalá ha de asumir la «responsabilidad» que tiene como miembro del Gobierno de «respetar la división de poderes». «Si tiene algo que decir, que lo haga público, no puede tirar la piedra y esconder la mano», mantuvo.

Tono y fondo radicalmente distinto en apenas 24 horas. ¿Qué había ocurrido?

«Ha pasado lo que tenía que pasar. Lo de de Margarita no tenía que haber sucedido. Por eso Pedro la ha desautorizado«, aseguraba con crudeza un miembro de la ejecutiva de Sánchez. «Se decidió cambiar de postura porque el ministro no concretó su alusión contra el magistrado y porque no nos venía bien aparecer a su lado», añadía otro alto cargo de Ferraz. «Al filo de las nueve de la noche», la portavoz canceló una entrevista a la que se había «comprometido» con la SER, en ‘Hora 25’, según relató la propia conductora del programa, Àngels Barceló. Fuentes muy próximas al secretario general señalaban a este diario que él conversó con Robles tanto el lunes como el martes por la mañana, como hacen ambos «todos los días». Sin embargo, desde el entorno de la portavoz indicaban que no se produjo esa charla ni el aviso de que sería enmendada porque ella simplemente había expresado su «opinión personal» y por tanto no tenía por qué ser «rectificada» por el jefe.

Para entender el porqué de la reacción de Robles el mismo lunes hay que tener en cuenta su propia biografía. Su carácter. La diputada ingresó en la carrera judicial en 1981, presidió la Audiencia de Barcelona (1991-1993), fue secretaria de Estado de Interior en el último Gobierno de Felipe González (1994-1996), entró en el Tribunal Supremo como magistrada en 2004 y ocupó una plaza de vocal del CGPJ entre 2008 y 2013. Hoy es jueza en servicios especiales. Portavoz del Grupo Socialista desde junio de 2017, pero sin carné del PSOE. Independiente. Precisamente esa trayectoria como magistrada es la que explica, según fuentes muy próximas a Robles, que los medios demandaran el lunes por la mañana su opinión sobre las palabras de Catalá.

No hay «descoordinación»

«Ella tiene su visión y la mantiene. No tenía por qué avisar a Pedro para preguntar qué tenía que decir porque iba a dar su opinión personal, no como portavoz. Hablaba a título particular. Por eso Pedro no la rectifica. Él expresa la perspectiva del partido y es quien puede hacerlo. La posición del PSOE la marca Pedro, no Marga. Ella no estaba contando actuaciones del grupo, ni hablaba como portavoz en un ámbito del grupo. Cuando ese es el caso, por supuesto que se coordina con Pedro. Pero cuando se trata de una opinión personal, no», señalan a este diario fuentes muy próximas a la dirigente, que niegan «descoordinación» con Ferraz.

En el círculo de la portavoz señalan que ella habló el lunes «a título particular» y nada relativo a temas del grupo y por eso Sánchez no «la rectifica»

En el entorno de Robles remarcan que hay especialmente tres cuestiones sensibles en las que ella se desenvuelve bien porque las conoce a fondo, la Justicia, Cataluña y ETA. Y en esos temas ella ofrece su «perspectiva» producto de su «bagaje» profesional, su mirada cualificada, que no siempre es coincidente con la postura oficial que fija la cúpula.

Fuentes del grupo y del partido añaden que a veces le puede su «yo judicial», y también cierta «precipitación» por satisfacer las demandas de los medios en cuanto se produce la noticia, sin demora y sin esperar a tener conocimiento pleno de los hechos y con un margen suficiente para conversar con Ferraz. Y sí es cierto que Robles jamás pone pegas cuando le toca atender a los periodistas. Su relación con ellos es muy fluida. Ella misma gestiona sus relaciones con algunos profesionales, en muchas ocasiones sin filtros. «Ella no se suele precipitar en cuestiones relativas al grupo, y de hecho pocas veces la tienen que rectificar en ese ámbito», se defienden desde su círculo más cerrado.

La relación entre Sánchez y Robles es «óptima», aunque sí hay dirigentes que creen que ella debe ser consciente de que es portavoz «las 24 horas»

Otro elemento juega en contra de la portavoz. Robles no niega que no conoce las tripas del PSOE, ni las «claves» de cómo se maneja, ni entiende su funcionamiento. Esa falta de «cordón umbilical» con el partido hace que no siempre sea capaz de predecir los movimientos tectónicos que pueden desatar sus palabras. Además, Sánchez no está en el Congreso porque no es diputado y ella no lo tiene a su lado en el escaño, y la Cámara es un lugar «muy dinámico», en el que los políticos han de responder rápido, a veces sin todos los datos en la mano, mientras que en Ferraz los ritmos y las lecturas son otros. A todo esto se suma su rivalidad con Carlos Lesmes, presidente del CGPJ y del Supremo.

«No es una diputada rasa»

Sánchez sí comentó a su equipo este martes que había tenido que desmarcarse de las palabras de Robles, pero lo hizo de forma «condescendiente» con ella, sin darle mayor importancia y dejando ver que no hay problemas de confianza en ella. De hecho, cuando el secretario general ha sido preguntado, siempre ha manifestado que se siente «muy bien representado» por su portavoz en el Congreso. Y fuentes próximas a la parlamentaria cuentan que la relación con Ferraz «siempre se canaliza de forma directa entre Pedro y Marga» y es «óptima«. Miembros de la dirección federal sí avisan, no obstante, de que la diputada ha de «guardarse» sus opiniones personales, y ser consciente de que «es portavoz del grupo las 24 horas del día». «Nadie le preguntaría si no fuera por su cargo. Tiene su responsabilidad. No es una diputada rasa», indicaba un integrante de la cúpula.

El líder pide no perder de vista el fondo, el fallo, algo en lo que están de acuerdo algunos críticos, que aplauden la actitud de Robles y del propio Sánchez

En otras ocasiones, la labor de Robles como portavoz ha sido cuestionada dentro de su grupo, de mayoría contraria al secretario general. Algunos parlamentarios dudan de su eficacia en la tribuna —ella rechaza utilizar la garra en los debates contra Mariano Rajoy porque no es su estilo— y de la «coordinación» con Ferraz. Pero esta vez algunos de sus críticos entienden que ella obró «muy bien» y Sánchez «también».

«Ha estado perfecta al separarse del corporativismo de los jueces, y tiene más mérito siendo ella magistrada, y Pedro tampoco la ha desautorizado del todo. Catalá ha sido imprudente, pero las mujeres no hemos salido a la calle por el ministro, sino por la sentencia y el voto particular. Y no debemos desviar el foco de donde debe estar, que es en el fallo que no califica los delitos como violación y sí como abuso sexual, y en el ‘pornovoto‘ de Ricardo González. El problema no pueden ser los políticos, ni el Gobierno, ni el PSOE. El problema lo tiene el Poder Judicial, que está dando cobertura a una de las peores sentencias sobre delitos sexuales. Ya sabemos lo de la descoordinación de Marga y Ferraz, pero en este caso menos mal que no se han coordinado. Uno y otro han estado bien», aprecia una diputada nada entusiasta del secretario general. Pero ella, como el resto de dirigentes de su partido, sigue indignada con el fallo contra La Manada, y cree que hay que clamar contra los jueces.

 

 

FUENTE: ELCONFIDENCIAL