Estaba pronosticado. Ginés Campillo es demasiado astuto como para que el resultado electoral hubiese sido otro. Con los integrantes de Vox y Cs controlados – todos son partidarios del actual líder independiente – era imposible cualquier otro escenario que no fuese el de apoyarle a él tras el pacto y, por ende, no apoyar al Regidor socialista Gaspar Miras, aún a sabiendas que el “bipartidismo infiel” no tolerará revueltas dramáticas. La lectura que pueda hacerse de ello desde el Consistorio será tranquila o bronca, pero hay algo más debajo de esta cochambrosa política de gorgorito a coro por ambas partes que no se explica. Porque lo que ha sucedido no es más que otro vulgar episodio en la guerra interna que viven populares y socialistas en Mazarrón.

A pesar de todo, en UIDM no quieren alejarse del PSOE, aunque a algunos les interese decir lo contrario. Lo que pretenden es convertirse en el árbitro principal que les permita seguir ganando peso dentro del Ayuntamiento, sin olvidar el regreso al partido matriz. Las viejas heridas, abiertas en su día con el actual conciliábulo popular, siguen supurando. La alternativa de Cs se aleja cada vez más, pues el riesgo por los asuntos judiciales en candelero sigue presente, y tampoco el partido naranja tiene visos de jugar fuerte ante la incertidumbre reinante en Centro Fama por las luchas de poder. Mazarrón es un feudo importante, pero muy problemático debido al control que el “Sanedrín Fáctico” ejerce al son que marcan los Jerifaltes benefactores. Lo de un VOX en alza, sin dejar de ser una aventura sin pasaje de vuelta, pone mucho más a la tropa independiente, una vez tanteado conjuntamente el electorado en las generales y explorar las ventajas.

No se trata de un conflicto entre ideas o programas, ni tan siquiera de proyectos, todo eso les importa un pimiento. Se trata de otro órdago de UIDM al PSOE y viceversa, aunque probablemente esta vez los socialistas no claudiquen y devuelvan el farol. Campillo aprovecha como nadie (antes lo hizo siendo Alcalde), la lucha de tronos dentro de los viejos partidos. El PP podía, hasta hace poco, decir que, sin convenir con la red clientelar que blinda la “logia caciquil”, no se llega al “sillón de tersssiopelo”. Vistos los resultados que la dividida derecha ha obtenido en las últimas elecciones, a los populares no les queda más que, resignarse a quedar laminados por UIDM y VOX que andan a la expectativa para darles taburete, simultanear propósitos “a la cartagenera” con un Cs en el limbo y el maleable PSOE que dirigen los “Juanes Sociolistos”, o pasar a la acción. Se trata ante todo de arrinconar a la inocente hornada de yoghurines – PPSOE, y poner en marcha la habitual fórmula del “divide y vencerás”, maquinada y tutelada de nuevo en los “despachos influyentes”.

Esa es la idea de la “trama clientelar”, de todos los grupos políticos que ocupan el tablero y los privilegiados benefactores. Campillo tocará arrebato con Vox ninguneado de nuevo por el PP tras quemar las naves independientes. Y los vetustos gurús progres buscarán un consenso similar en PSOE y Ayuntamiento para acabar, finalmente, imponiendo sus argumentos y seguir manteniendo a uno de los suyos en lo más alto del poder municipal y del partido. La trampa saducea no es menor. Ponerse al lado del mártir de turno, léase Miras, haciendo valer los asuntos de las corporaciones económicas que representan con respecto a los intereses de las élites financieras locales y regionales, cobrar un protagonismo que no se corresponde a sus logros electorales ni a su influencia en la política mazarronera, y acabar haciendo el “tocomocho” a la derecha populista e independientes para fundirlos de una vez y, no por incomodar o hacer peligrar sus negocietes, no, tan solo por demostrar que siguen siendo las piezas clave del tablero político. Pretenden postular como futurible cabeza de cartel a una dama, con fama de eficiente, de perfil izquierdoso y muy bien aceptada tanto por las bases del partido como por el electorado socialista. Tienen otro elemento a su favor, y es qué entre los jóvenes, el nuevo caladero de votos progresistas, cae bien su bisoñez. Ahora, aunque la maniobra que está ejecutando el “asesor cibernético” tiene lógica interna, no por ello es menos arriesgada. En el envite puede acabar rompiendo la unidad socialista local fuertemente trastocada y, de paso, la regional.                          

 

 COLECTIVO “EN CLAVE TRANSPARENTE”