Desde el círculo interior de Pablo Casado tienen una cosa meridianamente clara: ganar. Entre otras cosas, porque la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana.

¿Cómo recuperar los tres millones de votos largos que se fugaron del Partido Popular en los últimos años? Esa es la cuestión. La gran obsesión del nuevo líder popular que explicitó sin miramientos durante su abigarrada campaña interna y posteriormente en su alegato final durante el Congreso Nacional Extraordinario que le llevó al poder en Génova 13.

Tengo para mí que la operación “regreso de los exiliados” tiene también ribetes personales y ‘ad hóminem’. Nombres y apellidos. No será una tarea nada fácil, máxime si todo el fuego graneado, incluso envuelto en celofanes de viejos sambenitos, cae incandescente sobre sus jóvenes espaldas. Uno de los retos personales/políticos es demostrar capacidad para poner sordina a las exageraciones interesadas. En primer lugar, lograr y visualizar la integración interna donde todavía restan flecos por zurcir. Luego, la campaña exterior en busca también de los votos jóvenes que se incorporan al censo y que sociológicamente se fueron a Ciudadanos, básicamente porque Albert Riverarepresentaba «otra cosa…»

No es ninguna novedad para el diputado por Ávila la dureza de la vida política. Es algo que va de suyo. La gran cuestión –al margen de la resolución final en el Supremo del máster– es muñir al mismo tiempo los intereses de la “España que madruga” con el avistamiento de valores propios del centro-derecha, léase, la unidad del Estado, la cultura del mérito y otros. Sin complejos. Con firmeza de centro político y social sin echar aceite hirviendo sobre las cabezas de los más acendrados del PP.

«La cuestión –al margen del máster en el Supremo– es muñir los intereses de la ‘España que madruga’ con los valores del centro-derecha»

El cuerpo a cuerpo con otro joven valor del mismo espectro es inevitable. Ciudadanos no hubiera crecido sin la quiebra de un amplio sector que históricamente se unía bajo las siglas PP. La llegada de Casado permitirá también conocer las hechuras presidenciables de Rivera.

Ahora bien, observo un cierto pavor entre sus mesnadas respecto al tema de la jueza Carmen Rodríguez. A Mariano Rajoy, en el fondo, le mandaron al averno dos jueces. Aquí, el tema sigue abierto.

 
 
 
 
FUENTE: ELCONFIDENCIAL